Capítulo V: La esperanza ya no esta

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Nuestros ojos estaban contemplando la escena de la caída del "Libertad", ya no sabíamos que hacer, si avanzar o correr, ya era en vano pedir ayuda a los del norte ya que no llegarían a tiempo, solo nos queda atacar con todo hasta que no quede nadie de nosotros, no acabaríamos con todos los enemigos, pero les quitaremos un pequeño peso de encima a los demás. El oficial ordeno a todos avanzar, y acabar con los lanzamisiles para que así otros no pasen lo mismo; con órdenes claras del oficial, avanzamos, algunos ya no querían hacerlos a otros no les quedaba de otra, nunca pensamos que llegaríamos a ver como "El Libertad" era destruido, y como uno de los mejores capitanes que teníamos, era derrotado; al ir corriendo con todo hacia la segunda trinchera, estamos expuestos a que nos dieran, mientras corría, San estaba a mi lado cubriéndome las espaldas, al igual que yo a él, perdimos de vista por un rato a los trillizos, no sabíamos dónde estaban, pero no había tiempo de buscarlos; al llegar a la segunda trinchera, el oficial, cuyo hombro tenia herido, ordena que preparen los morteros para así eliminar a los enemigos que se acercaban, seis morteros se posicionan al borde de la trinchera apuntando a los enemigos y lanzamisiles, entonces el oficial da la orden de disparar, y uno tras otro comienzan a caer hacia los enemigos, mientras nosotros rematamos después de caer el proyectil, sin embargo, a lo lejos veo como un soldado italiano venia corriendo con toda su velocidad hacia la trinchera, disparamos pero las balas no le caían, además no era el único quien teníamos que detener ya que habían muchos más enemigos acercándose, solo él estaba corriendo, le cae una bala al lado izquierdo de su abdomen otra en su hombro derecho, pero seguía corriendo, cuando estaba a unos metros de nosotros de su bolsillo saca una granada, le quita el seguro y no lo suelta, a punto de llegar a la trinchera una bala le cae en la cabeza y su cuerpo cae dentro de la trinchera, y al abrirse la mano dejando caer la granada, se ve que en la mochila que tenía habían más, explotando y llevándose una parte de la trinchera con soldados, la explosión fue tan fuerte que nos hizo caer a los que estábamos cerca, y mientras me encontraba tirado, entre el polvo pude ver como uno de los que disparaban los morteros se levantaba lento, y al pararse unas balas le alcanzaban cayendo en todo su pecho, no fue el único, los que habíamos estado cerca de la explosión y nos estábamos levantando poco a poco, éramos los que recibían las balas nada más al levantarse; San se arrastra hacia mí y me dice:

- ¡Peter, Peter, vamos levántate! No hay que quedarnos aquí, ¡Vamos Peter! –dijo San mientras me movía con su mano para que me pueda parar.

- Sa...Sa...San, amigo gracias por llegar –le conteste algo adolorido por el golpe de la explosión y con una sonrisa al final.

- Deja de reírte Peter, tenemos que salir de aquí lo antes posible –me dijo mientras me levantaba y me apoyaba en la pared de la trinchera –Peter, tenemos que encontrar a los trillizos, creo que ellos están para el otro lado.

- Si es cierto, hay que hallarlos, les prometimos que íbamos a salir de aquí, hay que cumplir esa promesa –dije mientras me recuperaba del impacto de la explosión.

Al ya sentirme mucho mejor, asomo mi cabeza afuera de la trinchera y veo como enemigos se estaban acercando, y a la vez como estaban intentando volver hacer lo mismo que hace unos minutos atrás; el oficial ordena a todos los que estábamos en la trinchera, salir de ahí y dirigirse hacia la tercera y poder así destruir los lanzamisiles, lo malo que mientras los minutos pasaban, perdíamos a soldados; tomo mi arma y oigo al oficial decir ¡Vamos Carajo!, con esas palabras salimos de la trinchera y sin mirar atrás nos dirigimos hacia ellos, en el camino, varios soldados fueron cayendo, recibiendo balas en el pecho, piernas, cabeza y hasta perdiendo sus piernas porque un proyectil cae cerca de ellos; a lo lejos logro ver como Don Lucho y Roberto estaban corriendo, y agachando un poco la cabeza para que no les cayera ninguna bala ahí, sin embargo, a los trillizos no les veía, los perdí entre todas las personas, solo espero poder encontrarlos pronto. A metros de llegar a la tercera trinchera, se ve como los italianos ya estaban desesperados por acabar con nosotros, que descargaban todo un cartucho contra nosotros en menos de un minuto, el oficial apresuro el paso que llego entre los primeros a la trinchera y comenzó a disparar con otros soldados sin piedad a los italianos, ya teníamos una pequeña parte de la trinchera, y teníamos que tener toda la trinchera para nosotros, así que cuando comenzamos a llegar a la trinchera, más y más terreno teníamos controlando, cuando ya teníamos media trinchera controlada, el oficial ordena a un grupo de soldados ir a destruir los lanzamisiles que se encontraban cerca de la trinchera, salió y se dirigió con ese grupo hacia los lanzamisiles, disparo primero a los artilleros y de ahí comenzó a cubrir la zona mientras destruían los lanzamisiles, los demás que nos quedamos atrás, les cubrimos para que puedan llegar, el oficial dice que salgamos de la trinchera y avancemos hacia el pueblo, ahí seria donde el resto de los italianos estaban esperándonos, los edificios y casas no nos iban a salvar por mucho, ya que en cualquier momento pueden llegar a ser destruidos, cayendo encima de nosotros o impidiendo nuestro paso, ni sabemos si en los edificios habrán enemigos escondidos que pueden salir a los balcones y dispararnos desde ahí. Comenzamos a avanzar a una caminata normal, nos encontramos con los trillizos, se sorprendieron al vernos aún con vida:

Soledad en el campo de guerra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora