El anciano estaba tomando un café bajo el árbol, podía sentir lo fresco del césped y la brisa en el rostro mientras daba pequeños sorbos al café que tenía en sus manos aquel anciano reflexionaba en la vida que había tenido; ya era viejo sus manos le dolían, ya no tenía la misma agilidad que tenia de joven, su vista era más borrosa y ahora dependería de un simple bastón la soledad lo acompañaba desde el día que murió su esposa y sus hijos crecieron e hicieron su vida. Solo que quedaba la naturaleza que lo rodeaba y el consentirse solo, no recibía visitas de nadie era como invisible para la familia, por las tardes salía a sentarse bajo el árbol mientras veía a su alrededor la divina juventud, niños corriendo y familias reunidas mientras merendaban al aire libre
Algunas personas lo saludaban de lejos, otros le llevaban algo de comer, pero eso era todo, el no necesitaba comida él quería una cálida compañía, alguien que platicara con el mientras preparaba café, quería alguien que le diera vida a su casa o donde estuviera él. Aun así, aquel hombre era amable y aceptaba los detalles que la gente le ofrecía
En una tarde mientas el anciano llevaba consigo mismo un termo lleno de café vio a lo lejos un can que jugueteaba en el pasto persiguiendo aves, el anciano sonrió y se dispuso a sentarse bajo el árbol este miraría lo que hacía el perro, busco una taza para verter el líquido caliente, algo llamo su atención cuando vio una rama frente a él y al mirar de frente ahí estaba el can sentado esperando jugar con él, el anciano tomo la rama y la lanzo lo más lejos que pudo para que el can se entretuviera pero tardo más en lanzarla que el perro en traérsela. Ambos parecían tener conexión estaban solos y solo podían buscar amor uno del otro así que el anciano tomo aquella taza de café y se la obsequio al perro para que tomara un poco. Y mientras ambos disfrutaban de su bebida veían como oscurecía, por un momento el anciano pensó en dejar al perro tal vez tenia dueño y estaría buscándolo así que jugueteo un poco con él y se despidió mientras caminaba hacia su casa, pero aquel perro lo seguía fielmente
Por un momento pensó en que sería del perro si lo deja solo así que decidió dejarlo entrar y si seria de alguien podrían buscarlo en casa, esa noche ambos se sentían acompañados. Pasaron los días y las semanas y nadie había reclamado al perro por lo que se quedaría con él, conforme pasaba el tiempo el anciano decaía hasta el punto de ya no poder salir, el perro estaba con él en todo momento. Un día como si nada aquel anciano logro levantarse de la cama fue a la cocina y preparo café como siempre, el día estaba precioso por lo que llamo al perro para que salieran a dar un paseo, el perro llevaba el termo con café en una canasta cuando llegaron al árbol de siempre el anciano se sentó ahí preparando café mientras que el can jugaba, el anciano dio sorbos de café y miro al perro lleno de vida pero su vista poco a poco se cerraba y fue un rato más tarde que el perro fue a verlo y tomar café pero su amo no lo miraba ni mucho menos le hablaba solo podía ver su rostro lleno de tranquilidad así que se acostó a su lado esperando que su amo se levantara para irse a casa.