Los aficionados volvieron a vitorear; a gritar el nombre de su equipo favorito mientras la pasión se desbordaba por cada poro de su piel. No había manera de que no fueran cegados por la emoción y el fanatismo; especialmente porque se trataba de uno de los partidos más importantes de la temporada de baloncesto.
La Universidad de Tokio, respetada en el ámbito académico, también poseía una importante valía dentro del mundo deportivo. Y esa tarde, estaban más cerca del ansiado título de campeones.
—Tienen que dar su mayor esfuerzo desde el inicio. No podemos permitir que nos intimiden ni mucho menos. Saben lo que tienen que hacer, ¿no es verdad?
—No tienes que repetirlo —masculló Kagami con enfado. Odiaba esos sermones.
—Por cierto, ¿dónde se encuentra Aomine? —Todos guardaron silencio sepulcral. Nadie iba a hablar sin importar lo que la entrenadora les dijera.
—Más le vale que esté aquí antes del tercer cuarto —sentenció.
Corría rápidamente, ignorando las pulsaciones de su pecho. Sin embargo, no podía pasar por alto los pensamientos que desmoronaban la escasa tranquilidad que todavía reinaba dentro de él.
Y es que, ¿cómo se supone que reaccionara ante una bajeza como ésa? ¿Es que ni siquiera poseía el valor moral de decírselo de frente y prefería irse por la puerta de los cobardes? Eso le hacía hervir la sangre; pero incluso con ese enfado avanzaba sin detenerse.
¿Iba a perderse los primeros cuartos, o posiblemente todo el partido, por algo tan insignificante como eso? Alguien como él podía lidiar con un hecho tan simple como ése sin problema.
O al menos es lo que deseaba pensar en ese preciso instante en que sus pasos se dirigían a toda marcha con dirección a la estación del metro.
—¡Pero, ¿quién demonios te crees para hacer un estupidez como ésta?! Tsk... Ya tendrás que escucharme cuando llegue... ¡Más te vale que cierres tu bocota y escuches lo que tengo que decirte!
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanfictionNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...