La Maldición de los Cinco

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No me considero una persona supersticiosa, pero hoy es martes 13 de octubre y toda la gente de mi ciudad ha desaparecido de la noche a la mañana. Soy Eirian Rhodes, tengo 16 años y esta mañana me he despertado completamente sola; en un principio creí que mi familia podría haber salido de compras o incluso que me estaban gastando algún tipo de broma de mal gusto, pero pasadas las horas comencé a preocuparme entonces llame a cada uno de mis contactos e incluso a la policía, pero nadie respondió. Salí a la calle y el mundo estaba sumido en silencio, ni un alma en ninguna parte. Tuve una pequeña crisis y admito que llore como una niña un par de minutos hasta calmarme y tomar valor para salir en busca de cualquier otra persona. Me cambié la ropa, preparé una mochila con algunas cosas que creí importantes y salí en mi bicicleta.

Actualmente me dirijo al centro de la ciudad, pero hasta ahora no he visto a nadie más, ni siquiera en las estaciones de policía ni en los hospitales. Es aterrador pero no debo rendirme. Atravieso las calles a toda velocidad hasta que oigo a los lejos los gritos de alguien a un par de calles, me acerco y consigo distinguir que una niña está gritando en busca de su familia.

-¡Hey niña!¡Por aquí!- Me detengo en medio de la calle a un metro de la niña, esta lleva un pijama y unas pantuflas de conejitos.-Es bueno ver a otra persona, no te asustes, soy Eirian y también he despertado sola esta mañana ¿Cual es tu nombre?-

-Soy Phoebe-.

-¿Cuántos años tienes Phoebe?-

-10-.

-¿Desde cuando estas sola?-

- Me desperte hace unas horas creyendo que mi mamá no había escuchado la alarma para ir a la escuela por lo que me quedé usando el celular hasta que me dio hambre, pero cuando fui a buscar a mi mamá no la encontré por ningún lado, intenté llamarla pero su celular esta en casa, mis abuelos y la policía no responden y me desesperé, por eso salí a la calle a buscar a alguien hasta que tu llegaste ¿Tú también estás sola?-

-Si, pero me alegra haberte encontrado. Ahora sé que puede haber más personas aquí y pienso seguir buscando ¿Vendrás conmigo?-

-Si-.

-Bien, entonces primero necesitas cambiarte y algo en lo que puedas moverte. Vayamos a tu casa -.

Luego de que Phoebe cambiara su ropa y preparara algunas cosas me contó que su madre tenía una vieja bicicleta que podríamos utilizar; la reparamos y continuamos el camino recorriendo calle por calle en busca de más personas. El sol era abrasador y después de tanto tiempo en las búsqueda decidimos parar a descansar en nuestra escuela, Klingtondale, que para nuestra conveniencia se encuentra justo en el centro de la ciudad.

Al llegar notamos que las puertas del lugar estaban abiertas y era evidente que las cerraduras fueron forzadas, en principio me entusiasme hasta que caí en cuenta de que no tenía idea de quién podría estar allí dentro, por lo que tome la pistola eléctrica que me regaló mi papá y le dije a Phoebe que se mantuviera detrás de mí. Caminamos en silencio a través de los corredores y oímos ruidos y voces provenientes de la biblioteca, nos acercamos con prudencia a las puertas entre abiertas y alcanzamos a ver a un chico alto de pelo negro inclinado sobre la mesa, sé que hay mas personas ahí pero no logro verlas.

-No sé qué fue lo que activó la maldición, pero sé que somos los únicos capaces de detenerla-.

¿Maldición?¿De qué rayos están hablando? Debemos acercarnos más. Le hago señas a Phoebe para que me siga y rodeamos la biblioteca hasta llegar a la puerta trasera. Nos escabullimos entre las estanterías y conseguimos ver a tres chicos al rededor de la mesa. Estoy casi segura de que el más grande es alumno de último año...su nombre es...¡Seth Coldwell! seguiamos escondidas, pero de repente se me cayó un libro y se dieron cuenta de que estábamos ahí.

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