│• MAGNO YHWH •│

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Grace Jones

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Grace Jones.

Había pasado como media hora desde que nos echó del salón de conferencia y había decidido que era suficiente para darle tiempo a meditar.

Una vez el ascensor se detuvo, salí esperanzada de que estuviera aún en el salón y así era. A través del vidrio de la entrada, pude notar su figura descansar sobre uno de los sofisticados sillones de la gran mesa mirando a la nada de espaldas a mí.

El mantenerse pensando no le hacía nada bien, y tampoco tenía cara para mirarlo después de que me fuera en contra de él, pero no estaba bien lo que intentaba hacer, y yo no era una persona cobarde. Lucharía por aquello que me había costado tanto conseguir.

Abrí las puertas y me acerqué a él por detrás.

Él sabía que era yo...

Pasé mis manos por sus hombros y bajé por su torso hasta abrazarlo por detrás. No devolvió el gesto, pero tampoco me apartó. Dejé un beso en su cuello y cerré los ojos.

— Lo lamento, Arthur — me enderecé y caminé hasta posarme frente a él. Llevé mis dedos a su mentón y elevé su rostro hasta mí.

— Me siento traicionado.

— ¿Acaso el amor para ti tiene un estereotipo fijado, Arthur?

— Esto va a otro extremo, Grace.

— ¿Y? Tu hija se está yendo ¿Crees que tu desprecio no aumenta su dolor ante todo lo que está pasando?

— No entiendes el dolor que siento. Su inocencia había sido el impulso de ambos para tomarla.

— Lidia luego con tu dolor, porque eres solamente tú el que no comprende que ellos jamás jugaron con ella ¿crees que yo habría permitido eso?

— Y ella...

— ...ella te necesita como nunca, Arthur — paseé mi pulgar sobre su piel — Solo imagínate su situación y que a pesar de ello sigue de pie, tan fuerte como ninguno de nosotros lo seríamos. Se aferra a ti, a Hans y a William para no caer en un estado depresivo y lo sabes.

Acaricié su rostro y junté nuestros labios en un beso cálido y reconfortante. Me siguió y se lo agradecí completamente cuando mi corazón palpitó desenfrenadamente.

— Repite lo que habías dicho antes — Claramente no me lo devolverá, pero no me importaba, sé que él también me quiere.

— Te amo — volví a besarlo — Te amo, Arthur — le repetí abrazándolo — ve a hablar con ella — le susurré — por favor.

Se levantó despacio conmigo y acarició mi mejilla antes de besarme de nuevo. Le seguí el beso subiendo mis manos a su costado para atraerlo más a mí. Se separó y dejó un beso en mi sien, antes de salir de la sala sin decir nada más.

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora