Capítulo 10

51 8 0
                                    

En el aire había mucho polvo, un ruido ensordecedor, un olor nauseabundo que invade todo lo que alcanza y un intenso dolor en mis pies, es todo lo que consigo distinguir ahora mismo. Llevo corriendo, más bien siendo arrastrado, durante más de una hora por estés mar de personas agitadas. Tal desorden se igualaría a cuando los peces se dan cuenta que han sido atrapados en una red de pesca, en sus últimos momentos de lucidez solo consiguen moverse hacía cualquier lado, con tal de sobrevivir.

No sé cuál es el motivo de tal ajetreo. Las sirenas de lo que parece ser el ejército suena muy de fondo, la gente enloquece y rehúye hacia algún punto hacia adelante. Sin embargo, yo me veo siendo arrastrado contra corriente. Miro hacia adelanto después de un largo tiempo y veo la espalda de la persona que me lleva, su cabello castaño atado en una coleta y su bufanda; no alcanzo a ver su cara. Aparecen muchas luces y as sirenas se oyen más fuertes cada vez, poco a poco salimos de la muchedumbre hacia una gran barriada del pueblo.

Se escuchan gritos al fondo. "No mires atrás" grita la mujer que me lleva; pero la curiosidad de un niño es mayor a cualquier otra cosa y miro hacia atrás. Muchos soldados rodean a la mayoría de personas reunidas allí. Algunos pelean, muchos otros son sumisos ante cualquier perspectiva y la gran mayoría solo grita en histeria por la situación que ha llegado a suceder en tan poco tiempo. Los soldados posicionan las masas en filas, mientras los demás registran las casas de la cercanía sacando a todas las personas de ellas; la gente que residía en dichas casas, pelean y se horrorizan por el ambiente.

Tan rápido como ellos llegaron, igual desaparecimos dentro de alguna casa en la lejanía, a poco tiempo de que la masacre alcanzara aquella zona me arrastró a lo que parecía ser una habitación oculta tras la habitación principal. Fui metido dentro de una trampilla de la cama la cual era casi invisible pero muy pequeña para los dos. Sigo sin poder ver la cara de la mujer que me da caricias para consolarme y tranquilizarme, mientras mira sobre su hombro al desastre que se avecina si no encontramos solución. Por fin decide mirarme y veo con claridad su cara. Tiene una cara algo rectangular, unos ojos amables pero tristes por el momento, una sonrisa que le tiembla del miedo, un lunar bajo la nariz justo como el mío y su perfume natural que calma a cualquiera.

"Escúchame bien ¿De acuerdo?" solo atino a asentir "Todo va a estar bien, no se te ocurra salir, te queremos mucho recuérdalo siempre"

Me da una última sonrisa y besa mi frente; un tacto tan reconfortante y cálido que hace que deje de temblar yo mismo. Nada más acabar ese familiar acto se escuchan unos gritos demasiado cerca de la casa. Con miedo e su mirada me empuja suavemente adentro de la trampilla, la sella y vuelve a mover la cama. Da una última mirada y se dirige hacia la puerta, veo como un perro le intenta escalar la pierna, ella lo coge con cautela. Justo en ese momento se oye un gran estruendo en la puerta principal, unos soldados entran corriendo ordenándole que deje al perro y salga de la casa, mientras ella acobardada cumple las ordenes, el soldado que grito primero le manda al resto a inspeccionar. Con algo de nerviosismo mira hacia el cuarto en el cual sigo escondido, los soldados destrozan a su paso la casa en busca de algo.

Uno de los soldados entra en la habitación en la que yo me encuentro, en cierto momento se apoya justo alado de donde la trampilla se encuentra haciéndome retroceder del miedo, el soldado se mueve hacia abajo, agachándose justo a la altura de la trampilla y contengo la respiración rezando porque no me oiga, pero me relajo cuando al minuto siguiente los soldados confirman que no hay nadie más en la casa. Acto seguido, sujetan a la mujer por los brazos y se la llevan hacia el montón de personas que se hallaban justo al final del horizonte.

Me quedo quieto, aunque el peligro de los soldados haya pasado. Al fondo se oyen sobretodo gritos, gritos desgarradores de niños. Niños y madres llorando por ser separados, madres rogando que no se lleven a su pequeño, algún que otro adolescente peleando por su libertad y la mayoría del berreo provocado por las otras personas igual de rotas. Poco a poco va cesando el sonido y es entonces cuando decido salir. Tonto de mí al pensar que con la poca fuerza que tenía en ese momento sería fácil el acto de salir. Tardo demasiado y cuando por fin consigo salir de la trampilla caigo rendido en la cama, cayendo en un sueño profundo mientras oigo las sirenas de fondo alejarse en la distancia.

"The Darkest Mind" / BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora