Amortentia - Blairon - one shot

; única parte ;

Creía que ese día no podría empeorar más. Pero me equivoqué.

Justo esa mañana debí despertarme con los para nada placenteros gemidos de Potter al otro lado de mi cama, y como solo se escuchaban más ruidos muy grotescos deduje que Draco estaría ocupado con su boca en otra cosa para no estar acompañando al no tan pasivo Gryffindor en su lío de sonidos asquerosos.

Una mañana nada digna para un Zabini, o bueno, no para este Zabini.

-¿¡PODRÍAN IR A OTRO LUGAR CON SUS ASUNTOS O POR LO MENOS PONER UN HECHIZO SILENCIADOR!?, Necesito dormir mínimo 16 minutos más o no tendré mi buen humor listo para todo el día- grité frustrado mientras metía mi cabeza dentro de las almohadas.

-Ya Blaise, no es mi culpa que no tengas a alguien que te de el placer que Harry puede llegar a darme- reclamó Draco, pero es obvio que no me quedé callado.

-¿Te da placer chupar penes, Malfoy?, porque si es así, te vendría bien pro...- y antes de que termine mi amable insulto al imbécil de mi amigo peliplatino, un muy sonrojado Potter abrió las cortinas de mi cama.

-Atrévete a hablar así de mi novio enfrente mío, Zabini. -

-Oh, Potter, si supieras lo que tu novio y yo hici...- de nuevo me interrumpió, pero esta vez con una bofetada.

-Cállate, animal.- tal vez me pasé, sólo tal vez- Juro por Merlín que para la próxima será un puñetazo, idiota sin corazón-.

Luego me di cuenta que se habían ido, no se a donde, pero tampoco me importaba.

¿Quién carajos es ese estúpido cara rajada para decirme que no tengo corazón?, es obvio que tengo uno, que sólo palpita por mi madre y jamás se acelerará por ningún estúpido gryffindor como el supuesto "corazón" que tenga Malfoy.

Durante el desayuno tampoco disfruté de mi día, con la desagrable vista de un Theodore Nott viendo disimuladamente (no muy disimulado) a un Neville Longbottom que sólo evitaba verlo de vuelta con un gran sonrojo en sus mejillas. Qué lástima que a mi amigo le gustan los tontos, rellenitos e inútiles como ese gryffindor de Longbottom.

Para empeorar mi visión tuve que dirigir mi vista hasta la mesa de los leones para detectar a Draco dándole cariñitos y mimitos a su novio que estaba todo rojo y... Felíz, ambos... Se sonreían y luego se besaban y...

Y lo ví, estaba mirándome también.

Ronald Weasley, el pelirrojo más ardiente pero imbécil de todo Hogwarts.

Se sonrojo y lo único que pide hacer fue levantarme e irme. Sin demostrar ni una emoción en mi bello rostro.

¿Debí reaccionar de alguna otra manera?, en ese momento creí que con eso bastaba para que se haga una idea de cuánto me molestaba tener su mirada en mi.

Porque al saber que me miraba, podía llegar a ser igual o peor que como Longbottom se ponía cuando Theo lo observaba.

Ron podría poner mi mundo de cabeza con sólo una sonrisa, pero jamás dejé que llegará a regalarme tal cosa. Una simple sonrisa sería como un pequeño aleteo en todo mi ser. Y no debía ser así, no debía, no debería.