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— ¿Esta rico?

— ¿Uh? — Traga la comida de un porrazo. — Demasiado.

Veo con ironía como come sin cansancio, ya estamos en la segunda ronda más él no se cansa de picotear su porción de alitas.

— Se nota. — Giro los ojos. — Ya nos hemos acabado media porción, así que... Ya me puedo ir.

Me levanto de la pequeña silla del comedor, tomando mi maleta térmica que está en el piso.

— ¡No! — Jungkook me toma de la mano, impidiéndome irme. — Quédate, aún no terminamos de comer.

— Tengo que trabajar Jungkook.

— Pero te estoy pagando.

— Por la comida. — Siseo. — Y ya te la entregué, tengo aún más pedidos que tomar.

— ¡Pediré más comidas si te quedas! — Se apresura en decir. — ¡Es más! Buscaré el restaurante que tenga el envío más caro para que te lo quedes tu.

Suelto una sonrisa gingival por lo gracioso y desesperado que se ve.

— ¿Para qué? — Niego con la cabeza. — Además, solo estás concentrado en devorarte tú solo las comidas. Te has acabado la mitad de una pizza y media porción de alitas tú solo.

Jungkook me muestra una sonrisita avergonzada, sacando a relucir sus pequeños dientes de conejito.

— Vale, vale, dejaré de comer por ahora y nos pondremos a hablar. ¿Está bien?

El peli rosa me da pequeños golpecitos con sus dedos a mi mano.

Giro mi cabeza hacia un lado viendo que es mejor hacer, si quedarme aquí o ganar más dinero haciendo delivery.

Con un gesto flojo vuelvo a tomar asiento en la silla, recostándome completamente en esta.

— ¡Pregúntame algo! — Suelta de repente.

— ¿Cualquier cosa?

— Si, lo que sea.

Lo observo por unos instantes, parece ansioso de que lo fuera a preguntar.

Más yo estoy en blanco, si bien he exigido que me hable no pensé que iba a decirme que le pregunte algo, soy malo en eso, más cuando se trata de conocer alguien sin un interés de por medio.

Si bien Jungkook y yo cada día nos llevábamos mejor, no es como si hubiéramos hablado algo más profundo como temas de casa, o relaciones amorosas, simplemente hablamos de la universidad, de los memes que salen por las redes, o cosas banales que no tienen relevancia alguna.

— Ams... — Chasqueo mi lengua contra mi paladar. — ¿Dónde están tus padres?

No voy a negar que es lo primero que quise preguntar desde que casi me obligó a entrar dejando a mi moto sola a fuera.

— Oh bueno, supongo que mi padre debe estar trabajando ahora y mi mamá debe estar de compras. — Asiento. Bueno, tiene sentido. — ¿Los tuyos también viven contigo?

«Gracias a Dios, no.»

— No no. — Niego con una leve sonrisa. — Ellos viven en Busan. — Asiente e insiste en que prosiga. — Yo vivo solo desde hace tres años, ahora que me he mudado aquí, he tenido restauran una casa antigua de mis padres.

— ¿Tienes una casa propia? — Suelta sorprendido, abriendo su boca en grande.

«Como si estuviera dando una mamada

— Si, pensé que ya te lo había dicho antes.

— Mm... — Golpea su mentón con su dedo índice. — ¡Cierto, cierto! Me lo dijiste ese día en la cafetería, pero, también quedaste en invitarme a ir uno de estos días. Sigue en pie, ¿cierto?

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora