Menma se encogió en sí mismo cuando observó lo que desde su perspectiva, eran unas gigantescas puertas metálicas. Su rostro se puso más pálido y comenzó a temblar. Entonces una mano más grande apretó la suya, reconfortándole y transmitiendo con su calidez la seguridad que el más joven necesitaba.
El niño observó con sus grandes ojos azules al mayor, había tantas emociones desbordando en su corazón.
– ¿Y si no le agrado a nadie? – su voz tembló ligeramente.
Sasuke miró a su hijo con una sonrisa en los ojos y acarició su cabeza con suavidad.
– Es imposible que no le agrades a nadie, eres igual a Naruto – su rostro brillo como cada vez que mencionaba a su amado – eres un buen niño Menma y quien no vea eso no merece tu amistad, recuérdalo.
El niño asintió dudoso cuando un hombre con unos lentes extraños se acercó a ellos. Menma tragó saliva al ver el aspecto imponente del hombre e inconscientemente se escondió detrás de la capa de su padre. Shino suspiró internamente, algo desanimado. Tal vez debería considerar cambiar el diseño de sus gafas, no era el primer niño que se asustaba al verlo.
– Tú debes ser Menma – su voz era suave, no deseaba asustarlo más – soy Aburame Shino, soy amigo de tus padres y seré tu maestro en los próximos años.
Menma miró a su padre, buscando una confirmación a las palabras del hombre y solo cuando Sasuke asintió, salió de su escondite y tímidamente repitió el saludo del maestro.
– Soy Uchiha Uzumaki Menma, estaré bajo su cuidado, maestro – hizo una torpe reverencia que resultaba enternecedora al observador.
Menma se despidió de su padre con renuencia ante de seguir al profesor a través de las instalaciones. Los pasillos eran anchos y había docenas de niños de todas las edades charlando y riendo con sus amigos. La alegría del lugar pronto se contagió a Menma, quien dejó su timidez a un lado para sonreír como sus compañeros mientras observaba todo con curiosidad inocente.
Aunque no era el mismo edificio en el que sus padres habían estudiado, la esencia era la misma.
El sonido del timbre resonó en el edificio y los niños corrieron a sus respectivas aulas. Shino llevó a Menma hacia el aula 14 donde otros niños hablaban animadamente o al menos eso hacían hasta darse cuenta de que el profesor estaba presente. Algunos corrieron a sus asientos, mientras que otros observaban con curiosidad al niño que estaba junto a su maestro. Entre ellos estaba una joven de cabello negro profundo y brillantes ojos verdes.
– por favor todos, tomen asiento y denle la bienvenida a su nuevo compañero, él viene de Yukigakure, así que espero que todos colaboren para hacerlo sentir como en casa.
Hubo una afirmación general antes de que Shino diera un paso al costado para que Menma pudiera presentarse a sí mismo.
– es un gusto conocerlos, soy Uchiha Menma, espero que seamos amigos – sonrió y los murmullos no se hicieron esperar.
– ¿Un Uchiha?
– pensé que ya no quedaba ninguno.
– mamá dijo que solo quedaba uno.
La chica de cabello negro era la única que permanecía en silencio, con sus ojos fijos en el niño recién llegado, al menos hasta que recibió un codazo de la persona que estaba junto a ella. Sarada le dio una mala mirada a su hermano menor, pero este solo la ignoró para preguntar.
– ¿crees que sea él? – Metal la miró expectante.
– debe ser, se parece mucho a las personas de las fotografías – murmuró ella.
Sus padres de vez en cuando recibían una correspondencia misteriosa por parte de un halcón que se iba tan pronto el mensaje fuera entregado. Los gemelos habían observado que sus padres miraban las cartas con emoción mientras murmuraban entre ellos, pero siempre eran muy misteriosos, esquivando sus preguntas y guardando las cartas lejos de su alcance.
Pero como todo niño curioso, ellos no estuvieron dispuestos a rendirse hasta conseguir una respuesta. Sarada y Metal se colaron a la oficina de su madre y luego de mucho buscar, al fin encontraron una pequeña caja que guardaba muchos papeles y fotografías. Ellos no podían leer las cartas a causa de los caracteres complejos, por lo que pasaron directo a las fotografías. Una era una ecografía de un bebe desconocido, mientras que las otras mostraban a dos hombres con el que supusieron era el mismo bebé.
Lastimosamente, su madre los pilló con las manos en la masa y los castigó a ambos.
Pero ahora ese niño estaba frente a ellos y tenían mucha expectativa en sus pequeños corazones.
Otro de los que observaba a Menma era un joven de cabello negro, rasgos finos y ojos perlados, que tenía una sonrisa ladina. Él ya sabía perfectamente quien era el niño que había llegado de la aparente nada y también sentía curiosidad. No todos los días conoces al hijo de dos grandes héroes y aún menos tienes la oportunidad de gastarle una broma.
Menma por su parte miró al grupo y tragó saliva, se veía que era un grupo bastante animado.
Los cuatro niños no sabían que algún día, se convertirían en una gran fuerza que esparciría el caos por toda Konoha, una fuerza que solo se vería impulsada con la llegada de cierto albino de ojos ámbar. Pero esa es una historia para otro día. ¿crees que sea él? – Metal la miró expectante.
Se que es cortito pero no me gusta agregar relleno, además había advertido que son Mini historias.
¿Ya adivinaron quien es el padre de Natsuhiko?
Deje una pista en un spoiler que publique en uno de mis textos xD
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Fragmentos
FanfictionExtras que no pudieron aparecer en "Como un espejo distorsionado" Advertencias: - No son publicadas en orden cronológico - los anexos se publicarán a la par de la historia central, para no spoilear accidentalmente. - algunos capítulos son cortos (1...