23 de octubre, 8:30 am
Las posibilidades de encontrar a Brandon en el salón de clases, a primera hora, era de una en un millón. Literatura era la única asignatura que coincidía con él, pero desde que inició el año escolar, apenas lo había visto atender a clases dos o tres ocasiones a tiempo. Sin contar las miles de tardanzas y faltas, era un milagro, al mismo tiempo un misterio, que no desapruebe por su prolongada ausencia. La profesora parecía estar más que lista para quitarlo de su curso.
Y estaba ahí, acostado sobre su carpeta al final de la fila, ni siquiera alzó la mirada cuando ella entró al salón ni cuando hizo ruido al mover su asiento. Itzel sólo había llegado temprano por Freya para acompañarla a preguntar sobre unas becas e intercambios. Siempre había deseado estudiar fuera del país, así que apenas oyó noticias de que podía aplicar en uno, no quiso esperar más para informarse. Así que solo esperaba un mensaje de ella para alcanzarla cuanto antes en la sala de profesores para evitar que asustara a la persona encargada con su intensa emoción.
Una vez le llegó el mensaje, se apresuró en ir hacia Freya quién ya la estaba esperando. Se veía nerviosa, pero bastó con verla para que pudiera calmarse un poco antes de llamar a la puerta. Ella tenía pensado esperar afuera, pero luego recordó que el festival escolar estaba cerca de celebrarse. Tenía planeado participar como una simple personas que iba a disfrutar del día, solo que estando en detención no estaba segura si estaría involucrada en el comité. Lo mejor que podía hacer era acercarse a preguntar.
Su esperanza de librarse del comité se derrumbó apenas hizo la pregunta a una auxiliar y le sonrió de una manera sarcástica. Toda la información sobre cómo serían los planes del festival, desde quienes estaban encargados o cómo sería la organización hizo eco en sus oídos. Itzel quería terminar el año con calma, ya había tenido suficiente con la injusta detención y ahora tenía que pasar más tiempo con Brandon. No era lo que quería oír, pero de todas formas agradeció con una sonrisa y volvió a dirigirse al lugar donde esperaba a Freya.
Mientras se alejaba, alguien la llamó por su nombre. Miró hacia atrás y se encontró con Adam Hollister acercándose a ella con su encantadora sonrisa de siempre. No era una sorpresa encontrarse con él, puesto que estaba cerca a los salones de los últimos grados, o al menos, donde ellos acostumbraban reunirse.
—¿Itzel, qué haces por aquí? —le preguntó Adam en su usual tono amigable—. ¿Tienes clases por aquí?
—No, solo estoy yendo por mi amiga a la sala de profesores.
—¿En serio? Yo también voy allá —indicó él, mientras caminaba a su lado—. Vamos juntos, necesito conversar con el profesor Harford sobre las próximas competiciones.
—Tienes que aprovechar al máximo tu último año.
—¿Eso parece? Realmente quería tomarme un descanso. No me refiero a dejar el fútbol, sino estar menos activo, pasar más tiempo con mis compañeros y disfrutar lo que nos queda sin sentirme presionado por ser el capitán del equipo.
—Pensé que solo vivías por el deporte.
—Una parte de mí le apasiona, pero no puedo vivir siempre de él. También existen otras prioridades... He dejado de lado muchas cosas de lado por enfocarme en mi entrenamiento.
—¿Te refieres al romance? —se aventuró a preguntar—. Varios están intrigados en quién será tu próxima pareja, ha pasado mucho tiempo desde que saliste con alguien.
—Interesante que no indiquen que no es una posible chica
—No podemos asumir tus preferencias —dijo ella encogiéndose de hombros. A lo que él se rió como respuesta.
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¿Fue parte del destino?
Roman pour AdolescentsDicen que del odio al amor hay un paso ¿será eso cierto? La historia de dos chicos que viven experiencias y emociones en el transcurso de los años, y de los que nunca se esperaron. Ambos metidos en sus propios mundos y por su lado hasta que de algún...