Creo que todo comenzó con sus ojos, más hermosos que el cielo azul, siempre lo vi como un amigo pero el tiempo transcurrió tan veloz que no se en que momento comencé a pensar en el, todo el tiempo a todas horas.
Quería mirarlo día a día pero era muy joven para comprender toda aquella Marla de sentimientos que se iban a acomulando dentro de mi vientre.
Los podía sentir cada que lo veía más cuando llegaba por detrás y me hacía cosquillas.Creí que el sentimiento de un momento a otro se tornaría en solo una linda amistad pero los sentimientos continuaron ascendiendo hasta convertirse en solo amor.
Había días en los que despertaba solo pensando en lo maravilloso que sería sentir sus labios junto a los míos.
Obviamente aquello nunca paso, está no es una historia de amor no es como las novelas donde el protagonista se queda con el amor de su vida o quizá lo sea.
Pero aún así no sería mi historia, solo sería la historia de mi amigo conociendo a la mujer de sus sueños, Heather.
Ella era una chica hermosa con ojos grandes y una hermosa y cálida sonrisa.
Ellos se comían con la mirada y solo podía sentir el dolor bajar hasta mi vientre, dolía demasiado así que fue cuando decidí que lo mejor sería tomar distancia, pero las cosas no siempre salen como uno quiere y la distancia termino con la hermosa amistad que pudimos tener.
#1 parte
Estábamos sentados mirando el partido de fútbol en la hora del receso, yo lo odiaba y creo que el también pero jamás fuimos capas de aceptar aquello.
Fue la primera vez que sus ojos se cruzaron y ella le sonrió, eso provocó un jubiló en sus rostro yo solo me quedé mirando, observando como aquellos sueños donde estábamos juntos se desvanecía.
Solo fue una de las tantas veces que me dormí llorando.
Al día siguiente ella se unió a nuestro grupo comenzamos a salir todos juntos, pero ahora ya no me miraba ni hablaba sus ojos solo podían mirarla y sus conversaciones solo eran dirigidas a su persona.
Recuerdo aquel día frío de diciembre, ella moría de frío, el le dio su suéter, mi corazón se estremeció aún más, el dejavu se hizo presente al recordar aquel momento en particular, aquella noche fría en qué me había prestado aquel suéter el mismo que ahora llevaba ella.
Sentía mi estómago echo un nudo, desee que aquella noche terminará.
Lo odiaba y al mismo tiempo lo amaba.
Deseaba salir corriendo en cambio la llevamos a su casa, mi cara estaba helada como de costumbre, el parecía estar teniendo su día más cálido que el mío.
De pronto sentí sus manos calidas en mi rostro, me dijo oh viejo tus mejillas están heladas.
Si tienes mucho frío puedo abrazarte.
Entonces me empujó.
Creí haber murmurado lo siguiente pero eso sonó más fuerte de lo que creí.
Pues me gustaría mucho eso.
El ambiente se puso tenso y un poco incómodo.
Quería que la tierra me tragara y que jamás me escupiera, lo que pasó después confundió a un más mi pobre corazón, se acercó de una forma tan linda y cálida que solo pude derretirse en sus brazos.
Se acercó me tomo por la cintura y me acerco a su cuerpo caliente.
Ni si quiera me dio tiempo de corresponder al abrazo.
Y ahí estuvimos un buen rato, mi corazón latía como un loco, quería que el tiempo se parara en ese instante, pero no paso en cambio siguió su curso, se desprendió de mi cuerpo, seguimos caminando hasta llegar a mi casa.
Se despidió de mi y se fue.
No pude dormir esa noche mi corazón aún latía, a la mañana siguiente lo enfrentaría le confesaría mis sentimientos, estaba muy entusiasmado me bañé y perfume.
Incluso me peine, iba muy guapo hacia la preparatoria, nada me había preparado para lo que vi después.
Ahí estaban ambos, abrazados mientras se comían a besos, me sentí muy tonto, había soñado muchas veces con ese beso y ahora era ella quien recibía su beso, sus cálidos abrazos y sus dulces caricias, quería que morir.
Corrí al baño y llore dentro por unos instantes, cuando salí el me esperaba.
Lucia preocupado, me preguntó que pasaba, le dije que no era nada que todo estaba bien, pero insistió, se acercó cada vez más a mi.
Volvió a tomarme por la cintura me acerco de nuevo a su cuerpo, me consoló, quería apartarlo, sentía que si seguía con ese abrazo volvería de nuevo el llanto.
Diablos de pronto hizo algo que no esperaba lo que ocurrió después fue lo que terminaría con nuestra amistad.
No en ese instante, pero si de poco a poco, mientras me abrazaba comenzó a oler mi cuello.
_. Acaso usaste colonia hoy, hueles muy bien.
No supe que hacer el recorría mi cuello con su olfato, susurrando en mi oído aquellas palabras, acariciaba con sus dedos mi espalda, la lujuria se encendió en mis ojos, una erección se hizo presente, tuve miedo, intenté alejarme pero el no me soltaba, tenía miedo de que sintiera aquello, no sabía cómo alejarlo, el seguía ahí oliendo mi cuello, me tenía empujado hacia la pared, por fin pude sacarme cuando invertí la posición, lo recargue hacia la pared e hice lo mismo que el, olfateando su cuello lo tome por la cintura le dije que el también olía muy bien, pero que si alguien nos veía creería que éramos pareja, entonces me empujó soltó una carcajada, mi corazón dolió, me dijo que el jamás sentiría algo por mi que solo éramos amigos y las cosas seguirán así por muchos años.
Caminamos al aula donde por fin me pude distraer de todo aquello.
En la noche no mentiré llore un poco más.
Sufría todos los días al verlos juntos y un día por fin después de tantos besos y caricias decidí que lo mejor sería intentar hacer mi vida sin el, claro que le hablaba pero ahora comencé a distraerme, iba al parque a andar en bicicleta y comencé a correr por las mañanas.
Me volví atlético y por fin un día decidí unirme a la clase de atletismo.
Comencé a correr todos los días hasta que el profesor me ofreció que participará en unas mini olimpíadas, me sirvió la distracción cada día mejoraba más.
Me iba bastante bien, estaba recobrando por fin mi felicidad, hasta que de nuevo en mi vida surgió el.
Ahí estaba un día animando junto a Heather, la idea había sido de ella, como podría odiarla si era tan linda.
Pero una parte de mi odiaba verlos ahí, apenas había logrado olvidarme de ellos solo un poco.
Me distraje al verlo y me caí.
Lo vi corriendo hacia mi y levantarme en sus fornidos brazos.
Me lastime el tobillo, ya no podría correr en esas olimpíadas, estaba muy triste no quería salir del cuarto, durante esos días pensé en como dejar de pensar en el, así que comencé a platicar con un tipo en Facebook, al parecer era de otra escuela.
Me dijo que estaba muy triste ya que no me vería en la competencia.
Yo solo reí, seguimos conversando de tonterías.
Así transcurrió aquel verano donde aquel chico y yo conseguimos una buena amistad juntos.
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heather
Randomesta la historia de un amor no correspondido, corazones rotos y lágrimas. no esperes un happy ending