A esto probablemente se le llama destino

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5 años después

9 de enero, Chicago, Estados Unidos

Después de las celebraciones de fin de año, Brandon tuvo que viajar fuera de Irlanda para supervisar un proyecto de su actual trabajo. Se suponía que debía llegar en la tercera semana, pero decidió adelantar su vuelo para adaptarse al nuevo horario y conocer la ciudad antes de iniciar con sus labores. Era la primera vez que iba estar en otro continente y lejos de su casa por un largo tiempo que quería disfrutar de la experiencia al máximo como asistir a fiestas con sus compañeros que también habían llegado con él.

Era un pequeño grupo conformado primariamente de irlandeses y un escocés. Ninguno era de la misma ciudad, así que las conversaciones siempre eran entretenidas con lo que cada uno podía aportar. Y como apenas llevaban una semana en la ciudad, decidieron que sería una buena idea salir en grupo para celebrar su nuevo inicio. Se suponía que debía ser una noche en la que todos debían disfrutar de la fiesta, pero de algún modo todos terminaron en una estación policial después que su amigo escocés tuviera un altercado con una persona que creyó que sería divertido hacer una broma sobre el kilt o falda escocesa. El cien por ciento de las veces era una persona fácil de tratar, un ángel personificado; pero con un par de copas encima, lo mejor era evitar temas sensibles con él.

Apenas habían comenzado con la diversión cuando tuvieron que salir corriendo a conseguir un taxi que siguiera a la patrulla que se llevaba a su amigo con sus sirenas a máximo volumen. Tampoco eran los únicos en problemas, porque al mirar por la ventana, vio lo que parecía ser la escena de un pequeño accidente de tránsito a mitad de la avenida principal, solo que no le dio tanta importancia, porque debía asegurarse de que su amigo no pasara la noche encerrado en una celda.

Ninguno se quedó afuera a esperar el veredicto de los oficiales, a pesar de que se estaban tomando su tiempo para analizar el caso. Al parecer, había uno más importante que atender con un grupo de chicas que llegó después de ellos. No pudo escuchar desde su lugar lo que había ocurrido, pero uno de sus compañeros se acercó a servirse algo de café mientras una de las afectadas optaba por servirse del bidón de agua. Lo sorprendente fue verlo conversar con tanta normalidad como si fuera amigos de la vida. Aunque no había nada de lo que sentirse sorprendido, él tenía la facilidad de hacer amigos en todo tipo de lugares y circunstancias.

Gale regresó con un vaso de café en las manos, una sonrisa orgullosa y detalles sobre lo que había ocurrido con el otro grupo, porque daba la casualidad que la chica con quien habló la había conocido durante su vuelo. De acuerdo a su corta conversación, habían sido asaltadas con armas mientras se dirigían a una fiesta. Sin embargo, él dejó el tema de lado. Era una pena que tuvieran que experimentar ese tipo de violencia, pero no podía hacer ningún comentario al respecto. Lo único que le pareció sorprendente, de lo que escuchó, fue lo pequeño que podía ser el mundo, incluso fuera de Irlanda, ya que también le dijo que esa misma persona era una compatriota más.

Eso fue hasta que Gale le sugirió presentársela con una clara intención en mente. Estaban esperando por su compañero Caleb, no era momento para citas y tampoco estaba interesado en buscar alguna, a pesar de que tuviera unos ojos que eran como ver el océano. Tenían que esperar.

Y eso fue lo que dijo, pero empezó a sentirse incómodo dentro de la estación policial. Aparecieron recuerdos poco gratos durante su adolescencia, incluida su infancia, cuando acompañaba a su padre; así que decidió que era momento de tomar un poco de aire, sin importar que estaba nevando y lloviendo al mismo tiempo.

De camino hacia la salida, miró al grupo de chicas por la simple curiosidad de saber quien era la persona que había hablado con Gale. Recordaba que iba vestida con una chaqueta negra, pero ella no estaba en ningún lugar a la vista. Siguió caminando y a medida que más se acercaba a la puerta pudo percibir un tenue aroma en el ambiente. Lo reconoció de inmediato, era un aroma que podía reconocer incluso con los ojos cerrados sin dudar. Un suave lavanda.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora