COMPLETO

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 Podría empezar esta historia con un ¨había una vez¨ y convertirlo en un hermoso cuento de amor; pero prefiero empezar así...

Hace más de dos años atrás mi universidad organizó un viaje al norte del país con el fin de enseñarnos en terreno de que se trataba realmente nuestra carrera, en esa época yo tenía una novia, no era la mujer más simpática, ni leal, pero realmente la quería mucho, mientras iba por un café descubrí que ella tenía una relación con uno de nuestros profesores y que yo era solo una fachada para que nadie sospechara de su romance clandestino.

Estaba destruido, me sentía traicionado y necesitaba huir de ese lugar, esa noche me escapé del hotel por un par de horas con el fin de poder calmarme para poder hablar con ella correctamente, sin que mis sentimientos y orgullo herido tomaran el control de mis palabras; mientras caminaba sin rumbo encontré un pequeño parque cerca del hotel, me senté en uno de los columpios a pensar, de repente frente a mi vi a un hombre joven de unos 26 años, su pelo era negro como la noche al igual que sus ojos, su piel blanca como un rayo de luz de luna, alto con hombros anchos pero de delgada figura, por alguna razón quede completamente embelesado con su belleza.

— Perdón no fue mi intensión molestarte, yo solo... te vi algo triste y... es tarde y peligroso así que yo...— se veía muy nervioso así que le sonreí.

— No hay problema yo solo estaba pensando un poco — por algún extraño motivo mi cuerpo se relajó y unas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, las seque rápidamente con la manga de mi chaqueta y me disculpe, el metió la mano a su bolsillo, saco un pañuelo y seco el resto de lágrimas que quedaban en mi rostro.

— ¿Peleaste con tus padres?—

— No es eso, mi... mi novia me está engañando con mi profesor, cuando me entere no fui capaz de decir, ni hacer nada — comencé a reír mientras las lágrimas volvían a caer sin mi permiso y el volvió a secarlas.

— ¿Por qué no te desahogas con este extraño?, así aclaras tu mente — me escuchó con mucha atención las siguientes dos horas y me dio algunos consejos, era la primera vez que le contaba mis problemas a un extraño, además se sentía realmente bien hablar con él, mire la hora y me di cuenta de que era muy tarde y debía volver.

« Si se enteran de que me arranque, ya no me dejaran ir a los viajes » pensé en ese momento.

— ¿Te sientes mejor ahora? ¿Verdad? — su sonrisa era hermosa y no podía evitar mirarlo avergonzado después de llorar tanto frente a él.

— Perdóneme me deje llevar y lo he estado aburriendo con mis problemas hasta tan tarde —se colocó de pie y apunto un local.

— Vez esa pastelería, si quieres seguir hablando, puedes ir a verme cuantas veces quieras, solo tienes que preguntar por Benjamín —

Al día siguiente apenas tuve tiempo fui a verlo a la pastelería, una simpática señorita me atendió y me llevo hasta la cocina, si con ropa normal se veía guapo el uniforme de cocinero lo hacía lucir aún más atractivo, me acerqué y lo salude, él me devolvió el saludo y me hizo un gesto para que me acercara, cosa que me permitió ver el mesón lleno de pequeñas galletas.

— Cuando era pequeño le preparaba estas galletas a mi sobrino, eran sus favoritas — Benjamín me miro con una sonrisa llena de nostalgia.

— Me acabo de dar cuenta de que aún no me has dicho tu nombre — reí al darme cuenta que le había contado casi toda mi vida pero que aún no me presentaba correctamente.

—Me llamo Allan, mucho gusto —me miro asombrado por unos segundos y sonrió

— Que coincidencia, igual que mi sobrino — suspiro.

Dulce alegría. (YAOI/BL)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora