Capítulo 19.

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Tengo muy borrosa la noche de la fiesta. De vez en cuando, me vienen flashes, algunos más dolorosos que otros. Recuerdo el momento en que descubrieron el chupetón de Samuel. Rememoro las risas en la pista de baile. La chica bajita del baño que me subió la autoestima. Veo la imagen de la pelo-pitufo puta, la que se enrolló con Rubén. Y recuerdo dolor. Un dolor profundo, más allá de algo físico. Un dolor en todo mi ser. Pero no lloré, nunca lloro.

Sé que les envié un mensaje diciendo que me había mareado y que me iba a casa ya, que disfrutaran por mí. Y sé que me pase el resto de la noche fumando un cigarro tras otro y ahogándome en cerveza sentada en el suelo del balcón.

Cuando hacía rato que el sol ya había salido, oí el sonido de la puerta, y a Samuel entrar, mientras hablaba bajito por teléfono.

-Si Willy, ya he llegado...-oí que hacía una pausa mientras se quitaba los zapatos. -Nora está durmiendo. -otra pequeña pausa. -No, no. Rubén se ha ido a casa de la chica esa del pelo azul. ¿Cómo que a qué? Pues a tirársela subnormal. -le dijo riéndose a su amigo, justo antes de encerrarse en su habitación. Ni siquiera vio que yo estaba ahí.

Y entonces recapitulé lo que había oído. Y dolió más fuerte. Tanto que me costaba respirar. Y lo supe. Supe que a pesar de mis negativas, y de mis reticencias, estaba loca por Rubén.

(......)

No ha sido fácil esconder que estoy destrozada por dentro. Pero que yo me haya dado cuenta de estos sentimientos, no significa que los demás tengan que saberlo nunca.

Sé que Samuel se ha percatado de que estoy de bajón así que intenta animarme de todas las formas que puede: Hemos visto más de tres veces la saga de Star Wars completa y también hacemos otras actividades divertidas, como ahora, que nos estamos duchando juntos.

-¡Bajame! -le grito pataleando.

-¿Por qué, no es divertido?

-Nos vamos a resbalar y ya verás lo divertido que es romperse el cuello en la ducha, subnormal.

-Echaba de menos que me insultaras. -me dice bajándome con una sonrisa.

Estoy a punto de responderle cuando suena el timbre de casa, suelto una maldición entre dientes y salgo, poniéndome mi albornoz rosa palo. Me intento secar un poco el pelo con la suave capucha mientras me dirijo hacia la puerta que abro con mala leche, me han interrumpido un agradable y entretenido baño.

Mi mundo se detiene al verle.

-¿Pero qué coño? -es lo único que soy capaz de decir antes de que él entre y me abrace con todas sus fuerzas alzándome. He mentido. Si lloro. Cada vez que le veo. Y ahora mismo soy incapaz de detener las lágrimas que bajan por mis mejillas.

-Sorpresa enana. -me susurra él sin soltarme.

-Joder, te echado tanto de menos, Sergio.

No soy capaz de calcular el tiempo que llevo abrazándole pero no le soltaría nunca. Hace muchos meses que no le he visto, y a pesar de que hablamos por teléfono y le veo en televisión, es duro no ver a mi hermano, ya que siempre hemos estado muy unidos. Por fin me suelta y nos sentamos en el sofá. Cuando consigo tranquilizarme por la sorpresa y por el llanto, le pregunto porque ha venido.

-Bueno, sé que quedan dos días para Nochebuena pero te he traído tu regalo de navidad. Aunque el motivo principal es que echo de menos a papá y a mamá así que he pensado que les haría mucha ilusión pasar las navidades juntos otra vez, como antes de que nos fuéramos...-me dice sonriente.

Solo ver a mi hermano se me pasan todos los problemas. Sergio es ese tipo de personas que con tan solo una sonrisa son capaces de hacerte feliz. Hablamos durante un largo rato hasta que recuerdo que yo también compré un regalo para él, aunque no sabría cuándo podría dárselo. Me acerco al mueble del salón y saco una caja negra y se la entrego. La abre y me mira boquiabierto susurrando un "gracias". No sabía que regalarle a un joven que tiene tanto dinero que puede comprarlo a todo, así que cuando encontré el regalo perfecto, no dude ni un segundo: Un poster firmado por George Lucas.

Tu tan de Ron y yo tan de Vodka. [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora