12. Halloween
A Elsa le encanta el Halloween. Desde que era niña recuerda con cariño las montañas de dulces que llegaba a recolectar y las bromillas inocentes que le costaban varias taquicardias a su madre, no había mucho qué decir, simplemente le encantaba aquella festividad y francamente no confiaba en ninguno que no lo lo hiciera.
Su forma de festejar Halloween había ido cambiando con el pasar de los años, a los 13, abadonó oficialmente la recolecta de dulces para asistir a su primera fiesta de Halloween, y es ahí donde cree que conoció su verdadera pasión.
No sabe si fue la música, los disfraces o los pasabocas creativamente decorados conforme a la ocasión, pero eso sin duda de había convertido en su más grande sueño a realizar. Ser la anfitriona de las mejores fiestas de Halloween en todo el pueblo.
Y lo cumplió.
Desde su primera fiesta organizada a los 15, su nombre retumbó en los pasillos de las dos únicas escuelas en todo Overland, seguido de cumplidos y promesas ansiosas de asistir a la próxima fiesta. Aquello le había otorgado popularidad, lo que era una responsabilidad grande, pero estaba dispuesta a asumirla. Sin embargo, detrás de todo lo bueno hay cosas malas. En su caso, con Halloween a la vuelta de la esquina y más de 200 adolescentes esperando con ansias su tradicional fiesta, Elsa no tenía idea de qué más hacer. Sería su última fiesta antes de graduarse y debía sellar su legado con broche de oro.
Todas sus ideas ya estaban agotadas y tenía miedo de recrearlas porque resultarían obsoletas, tenía todo planeado, comida, DJ, invitados, todo. Sólo le faltaba un lugar, pero no tenía la más mínima idea de dónde hacerlo y que fuera inolvidable.
Las desventajas de vivir en un pueblo, se dijo.
Gruñó desesperada y su frente palmeó contra la puerta metálica de su casillero.
—Ya cálmate— Mérida, la despampanante pelirroja de ojos celestes a su lado rió casi que con pena. —, ya se te ocurrirá algo, no te agobies por algo que aún no ha pasado.
—Gástale a un día su propio mal.— agregó su prima y Mérida zumbó, de acuerdo. Elsa despegó su mirada de la ojalata pelada de azul y las obaservó con una ceja levantada, ¿Estaban a 29 de Octubre, no tenía un lugar para su gloriosa fiesta y ese era su consuelo?, vaya amigas.
—Espero honestamente que esa no haya sido su mejor frase de ánimo, porque de ser así, me suicidaré.
Ambas resoplaron.
—Lo único que digo es que... ¡Vamos!, eres Elsa Arendelle, la chica que hace las mejores fiestas de Halloween en todo Overland y confiamos plenamente en que tendrás una buena idea, así sea 5 horas antes.
La platinada abrió la boca para soltar su comentario más petulante y sarcástico, guardado en el fondo de su ventrículo izquierdo, pero una voz masculina atoró sus venenosas palabras en la garganta.
—¡Hey, Elsa!— era Hercules, el hijo del alcalde, que sonreía dolorosamente blanco en contraste con su piel anaranjada por el evidente bronceado artificial, pero era buen tipo. —Escuche que tu fiesta será en la vieja mansión Facillier, debo admitir que cada año te superas. ¡Será épico!— levantó sus brazos entusiasmado, sin dejar de observarla ni caminar.
Elsa frunció el ceño, ¿en la mansión qué?
Miró a sus amigas que estaban pálidas, mirándose entre ellas como si acabase de acontecer algo que querían evitar. —¿De qué habla Hércules? yo no he anunciado nada.
Ambas, pelidorada y pelirroja, se miran entre sí, buscando las palabras adecuadas en loe ojos de la otra y pasándose la bola de la palabra.
—Bueno eh... son sólo rumores... como no habías anunciado nada respecto al lugar de la fiesta, la gente comenzó a especular y llegaron a eso...— Habló Rapunzel más rápido de lo que parpadeó. Mérida se rascó la nuca sabiendo que vendría a continuación.
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Stolen kisses [Drabbles and One Shots Jelsa]
FanfictionPorque amo las historias de amor, sobretodo si son cortas y porque Jack y Elsa son mi OTP. -Historia totalmente mía. -Para adaptaciones primero contactarse conmigo . -Es inadmisible cualquier copia parcial o total. -Los personajes no me pertenecen. ...