~~~> °es hora de jugar~° <~~~
Esta es la segunda parte de "Oh, Honey~".
¡¡vallan a verla!!
Esta parte será de los meses animales de cada quien con Argentina.
Empezando con el de Usa y terminando con el de Argentina.
-- +18 casi todos los caps.
-- t...
Ambos americanos quedaron exaustos al terminar la cuarta ronda.
Se miraron unos segundos y el menor sonrió de lado sentándose para luego buscar algo de ropa.
- ¿que harás?
- quiero algo para comer. - se puso sus boxers. - ¿puedo usar tu camisa?
- si. - y el argentino se la puso empezando a abotonarla. - ¿te acompaño?
- si queres. - terminó de abotonarse y se encaminó en la puerta.
Usa sólo se puso sus boxers y pantalones dejando su pecho descubierto para acompañarlo.
- re fachero. - susurró el menor a lo que el mayor sonrió de lado.
- digo lo mismo. - acarició su espalda baja. - eres sexy.
- meow - dijo coqueto.
Caminaron hacia la cocina entre coqueteos y caricias. Al llegar Argentina abrió la heladera y se sacó de esta un par de cajitas de Mac' Donald y miro al mayor con una mueca de "¿en serio?" a lo que este se rascó la cabeza son una sonrisa algo nerviosa.
Las puso en el microondas y sentó al gringo en una silla para sentarse encima de este.
Le empezó a hacer mimos con tranquilidad haciendo que el gringo posara su cara en el pecho de este.
El mayor de sentía en el paraiso en estos momentos, era el primero que hacía cosas tan buenas como esas.
- ¿quieres algo?
- ¿eh?
- ¿quieres un regalo? - levantó la cabeza mirando le la cara. - pide lo que quieras...
- mmh~ ¿una videocámara?
- consedido. - tras eso volvió a esconder su cara en el pecho de este.
Se quedaron así hasta que sonó la alarma que anunciaba que la comida estaba hecha.
Se levantó y camino al aparato bajo la mirada fija del norteamericano.
Sacó las hamburguesas y se volvió a sentar encima del gringo, le entregó la hamburguesa.
Comieron con tranquilidad y en silencio, Argentina movía la cola de lado a lado con lentitud.
- eres el primero que hace esto.
- ¿comer paty con vos? - dijo burlón.
- no, estar así conmigo, es más, eres mucho mejor en la cama. - murmuró algo ruborizado.
- aww, estabas acostumbrado a los principiantes... - sonrió de lado con picardía. - suerte que estás con un experto.. - le acaricio el mentón para levantar lo con sutileza, y lo acerco un poco con algo de brusqueridad y plantarle un beso.
Terminaron de comer y Argentina se levantó para tirar los papeles.
Luego de eso estuvo serio un segundo observando el tacho para luego volver a una cara algo natural y estirarse. Se dio vuelta y miro al mayor con una sonrisita.
- ¿vamos a dormir? Ya me dio chueñito.
- ok. - dijo levantándose de su asiento.
- espera un poco. - dijo acercándose a este.
Puso sus manos en el hombro del contrario y pegó un salto enredando sus piernas en la cintura de el contrario.
- no cambies. - susurró en su oído.
- nunca~ - y fue llevado a la habitación.
Al llegar el mayor recosto con algo de suavidad al latino para luego acostarse él.
Luego de ver que el gringo se durmiera de levantó sacándose la remera de este y saliendo de esa habitación dirigiéndose al baño.
Llamo a Perú como si nada a contarle los sucesos, aparte de algunas preguntas.
Tenías razón... No debí haberme quedado dormido.
[te lo dije pe']
El Urrs aguantaba más boludo.. Pero bueno, al parecer soy el primero que lo hace venirse tantas veces ambos rieron por eso.
[no seas malo. Tu estabas acostumbrado a estar horas haciendo cochinadas.]
La gente cambia.
[La gente, no los... ¿Como se dice? Rameros como tú.]
Callaate que matás por tener mi aguante.
[ajá, yo ya madure.]
Hay, ni que tubieras hijos. De escuchó un silencio por la otra línea por un segundo, pero quizás fue interferencia.
[lo que pasa es que yo soy más tranquilo que tú.]
Claaaro, como yo hago besos de tres en cada fiesta.
[¡causa! ¡No diga eso!] el argentino Soltó unas risitas.
Bueno me voy, me dio algo de sueño escuchar tu voz de viejo.
Colgó cuando el agua ya estaba lista y se puso a bañar en la hermosa tina que tenia el mayor.
Alrededor de medio hora después volvió a la habitación, en la cual aún dormía el gringo. Le observo unos segundos con seriedad para luego recostarse en la punta.
No solo porque el de cincuenta estrellas estaba sudado, sino también por el echo de que aún era muy arisco para dejarse abrazar por alguien.
Podría estar algo coqueto por haber garchado pero aún seguía siendo un gato arisco a eso.
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