Juegos prohibido.

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Lo miraba ahí frente a el, piel blanca, ojos rojizo, cabello del mismo tono, tal vez un poco más alto y algo de masa muscular, pero seguía siendo el mismo gruñón solo que está vez estaba muy relajado con su hijo, sentado en un gran sofá, Shan se encargaba de narrar la historia del Demonio y El caballero valiente.

-Papi y si el caballero y el demonio se quería tanto. ¿Por qué no estaban juntos? - Preguntó con algo de sueño el infante, quería irse a dormir, pero no sin antes saciar su incógnita.

Mo sé quedó mirando al pelinegro, llevaban días así, miradas profundas, sentimientos encontrados, roces que dejaban la piel ardiendo, besos llenos de ansiedad, aunque dormían en habitaciones diferentes, se anhelaban más que nunca, miro a su niño de nueva cuenta y respondió una oración simple.

-Miedo. - Tomó entre sus brazos a Liu y lo llevó a su habitación le dio un beso en la frente y lo arropó. - Mañana es tu primer día de escuela, así que tienes que descansar.

-Quiero que me acompañes, me siento seguro a tu lado. - Argumentó cerrando sus ojos, y un poco avergonzado, no le gustaba demostrar mucho.

-Bien, aunque tengo trabajo, tu padre se ve un poco atemorizante, pero es un caramelo niño, dale una oportunidad. - Sonrío de medio lado y acaricio aquella cabellera negra particular.

-Así como tú se la diste. ¿Hunm? - Sonrió porque había dado en el clavo y se oculto entre las sábanas.

-Niño insolente.


Apagó las luces, fue por el botiquín de primeros auxilio junto algunos medicamentos y se encaminó de nueva cuenta a la habitación de He Tian, el cual seguía en el mismo lugar, con la misma expresión de frialdad, mirando a un punto es específico, había cambiado mucho y el pelirrojo se sentía culpable por aquello, el se había encargado de meterlo a la cárcel, esperaba que el Karma que eso implicaba no fuera tan fuerte.

Se posicionó a su lado, lo miró y con delicadeza quitó la camisa para mostrar un vendaje que estaba en el hombro y otro Cerca del pecho, había tatuajes, heridas antiguas, el cuerpo estaba más trabajado la prisión también había actuado de manera muy atrayente en el físico del pelinegro.

Con cuidado limpio la herida, la cual está a sanando con el debido cuidado, luego la del pecho y vendo de nueva cuenta, cerró su camisa con cuidado, al parecer iba a salir porque era un traje de tres piezas, olía a un perfume a qué distancia se podía sentir que era costoso, estaba bien peinado.

-Arréglate, hazlo frente a mi, en el armario está un regalo hecho exclusivamente para ti. - Demandó mientras se levantaba y caminaba alrededor asechando a su presa.

-Si caminas a mi alrededor de esa manera estúpida nunca me podré cambiar. - Exclamó con molestia y nervioso, a pesar del tiempo Tian lo seguía intimidado cuando se lo proponía.

Con el detrás de su persona se encaminó al gran armario, de tanta ropa sacó un pantalón recto, una camisa color vino de una tela suave pegada a cada centímetro de piel, junto a una chaqueta negra casual.

-Tengo una asociación con Armani, ellos confeccionan mi ropa y de ahora en adelante la tuya, este un regalo de cumpleaños adelantado, quiero distraerme un rato así que vamos a salir. - Estaba a su espalda, y lo miraba por el gran espejo frente a ellos.

-Esta bien, das órdenes como si ese tipo estuviera muerto, Feng es un hueso duro de roer. - Se había adelantado al trato porque pensó en que todo había acabado cuando no era así.

-Pero lo estará. - Algo que compartían en común era ver cómo el reflejo de ellos dos, disfrutaban del sexo o tocamientos

Mo sé quitaba la ropa poco a poco, quedando desnudo ante Tian y mostrando el ave fénix tatuada en su abdomen, el mismo tocó aquello ocasionando una reacción de electricidad en la dermis del pelirrojo, verlo así como dios lo trajo al mundo era una bomba para todo su sentido, se pegó a el mientras besaba su cuello, Shan dejaba espacio para aquello, no quería engañar a nadie, estaba anhelado eso desde que había visto a Tian en Puerto Rico vestido con su mejor traje, solo ese hombre lograba desatar el deseo en el.

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