Para que la vida de alguien se derrumbe solo hace falta de un segundo, no necesitas ni siquiera un minuto, sino un segundo en el que la vida y la muerte se toman de las manos y comienzan a jugar entre sí. Bailando la sonata del destino, un canto lleno del vacío de accidentes y milagros.
Lo único que Taehyung recuerda de su pasado era tan superficial como distorsionado. Había patrullas y ambulancias fuera de su casa en una noche de diciembre. La primera nevada llegó ese día cubriendo las calles de un blanco apenas visible debido al ambiente nocturno. Pero no había calma, todo era un caos.
Unos brazos lo sacaron del armario donde se había escondido, su ropa estaba manchada en sangre y su rostro empapado en supuestas lágrimas. Cuando salió la gente a su alrededor lo miraba, personas que él recuerda como pares de ojos entre las sombras, espiando desde las puertas de sus casas, curiosos por el suceso que provocó la asistencia de las autoridades.
Todo pasaba tan rápido que cuando se concentró en ver las camillas salir de su casa el tiempo se detuvo. Las sábanas sobre los cuerpos le dieron escalofríos mientras que una de ellas descubría la mano ensangrentada de su madre sujetando su collar favorito, uno plateado que tenía una cruz. Ella lo usaba casi todo el tiempo, al ser una mujer de creencia tenerlo le daba seguridad. El color carmín del espeso líquido caía al suelo desde el dije de ese collar, destacándose entre el blanco de la nieve, volviéndolo un fenómeno que Taehyung consideró hermoso al volverse adolescente.
Su conducta, luego de la muerte de su madre en un misterioso caso inconcluso de asesinato, lejos de ser problemática o autocompasiva resultó en un niño sumiso, amante de los animales y los días nevados. Nadie en el orfanato podría descifrar su pasado de no ser por haberlo escuchado de las voces que cuentan la tragedia. Él siempre fue indiferente a los rumores, solo ponía atención a lo que le interesaba, por eso era tan distraído.
Con el tiempo la gente lo denominó como un niño de mala fortuna, siempre ocurrían cosas extrañas en su entorno, había tragedia para quien sea que él conociera. Los niños siempre tenían quejas de él, sin razones aceptables, pero siempre había algo. Taehyung nunca cambió su forma de enfrentar los problemas, él sonreía cuando era necesario, se disculpaba aún si no fuera su culpa, aceptaba los golpes aún si no lo mereciera.
Era popular entre los niños pese a su pasado, los rumores los escuchaba con atención como una historia que no tenía nada que ver con él, eso era más angustioso para la gente. Sin embargo, donde nadie lo veía, bajo esa sonrisa inocente se escondía una mente egocéntrica y manipuladora que se refería a sí mismo como un monstruo, no de los que se esconden en las sombras, en los armarios o debajo de las camas, sino escondido entre personas iguales a él que se avergonzaban de sus propias naturalezas con la hipocresía de aparentar ser buenas. Pero así son los monstruos, sin espejos para ver sus rostros.
Entonces, ¿Cuándo es que un monstruo ataca?
Cuando encuentra a su presa.
Porque recuerda: esto es su mente.
La mente de un asesino,
La locura.
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Madness: V [SOS #2.3]
Fanfiction«Todos somos psicópatas, solo que algunos lo demostramos». Hay personas que afirman que el amor vuelve loco a uno. Es verdad, cuando el amor se presenta a la puerta de alguien corrompido se sabe de antemano que no terminará bien. Taehyung pensó que...