━━ ⦗ fiat nox! ⦘
❝ cameron puede ser lindo y
tener una gran personalidad,
pero Birdie, no hay nadie
mejor que yo. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
john keating había sido llevado a
...
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『 capítulo xxii: SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO. 』
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ONCE DE DICIEMBRE DE 1959.
LAS CORTINAS SE HABÍAN ABIERTO Y habían revelado un palacio con grandes columnas, que estaba rodeado de vegetación y tres personajes entraban en acción: Teseo, Hipólita y Filostrato. Los chicos y Eliza rieron a medida que la obra avanzaba, ninguno —a excepción de Eliza—, creía que alguna vez disfrutarían de Shakespeare. No cuando lo habían leído una y otra vez durante sus años en Welton; el maestro anterior leía montamente las narraciones, que hasta los hacía llorar.
¡Pero esto, así es como Shakespeare querría que representasen sus obras!
No fue hasta el segundo acto que Knox y Chris llegaron al teatro. Eliza pudo verlos tomar asiento cerca de la parte de atrás. Ellas les sonrió antes de regresar la mirada hacia la obra, cuando Neil subió al escenario como un hada.
Neil brillaba en el escenario. Una sonrisa ocupaba su todo su rostro mientras miraba a la otra chica subir al escenario junto a él. Ambos vestían camisetas y pantalones oscuros y unas coronas hechas de flores y follaje adornaban sus cabezas. Neil o Puck, caminó de un extremo a otro de los árboles.
—¡O confundí tu forma o tú eres ese astuto y tacaño duende llamado Robin Goodfellow!
—Tú pronunciación es acertada.—asintió Puck, sonriendo de oreja a oreja.—Soy ese vagabundo feliz de la noche. Hago bromas para Oberon y lo hago sonreír cuando yo, un caballo gordo y comedor de frijoles, le hago pasar el tiempo.—afirmó, imitando el relincho de un caballo que hizo que estallar al público en risas.—Relincho en la semejanza de una potranca. A veces estoy al acecho en un tazón de chismes en una forma parecida a un cangrejo asado. Y cuando ella bebe, contra sus labios yo me meneo y en su marchita papada derramo la cerveza amarga. La tía más sabia contando la más triste historia.
Charlie se volvió hacia Eliza con una gran sonrisa.—Él es bueno.—declaró, volviéndose hacia Keating con emoción.—¡Realmente bueno!
Keating se volvió hacia él con una sonrisa, levantando un pulgar para demostrar que pensaba lo mismo.
