Athena se encontraba caminando por los pasillos del colegio, la semana había pasado muy rápido, pero seguía sin avanzar en su magia, Lupin no le exigía mucho esfuerzo a comparación de Snape, quién había estado presionándola para que practicara. Sin estar pendiente de su camino, chocó con un bulto duro, haciendo que se cayese al frío suelo.
− ¡Diablos! –dijo Athena en voz baja, mientras trataba de levantarse.
−Fíjese en su camino, Black –Snape entornó los ojos.
−Profesor, no lo vi –dijo Athena sacudiendo un poco su ropa.
−Obviamente –dijo Snape sin más−. Debo informarle que el director la está buscando.
−Bien, si me disculpa –dijo Athena, mientras Snape se hacía un lado para que ella pasara.
Snape se quedó viendo como Athena desaparecía al doblar una esquina. Soltó un gruñido y siguió su camino.
Athena tocó la puerta del director y entró cuando escuchó un suave pase.
−Señor –saludó Athena con una sonrisa.
−Athena, que gusto –dijo Dumbledore sonriendo−. ¿Cómo están yendo tus clases?
Athena soltó un gran suspiró y recorrió la habitación con la mirada, le gustaba estar en la oficina del director, había muchas cosas interesantes, desde aparatos raros, hasta caramelos de limón. Estos últimos eran los favoritos del director.
−Podría decir que bien; con el profesor Snape, no están tan mal como pensé –dijo Athena regresando su mirada hacia el director−. Son algo interesantes.
−Ya veo –dijo Albus mirándola sobre sus anteojos−. ¿Con el profesor Lupin, excelente, me imagino?
−No hay ningún problema con él –dijo Athena con una sonrisa vivaz.
−Bien, bien, me alegro –respondió Dumbledore suavemente−. Te he llamado para discutir tu salida a Hogsmade. Me temo que este fin no habrá excursión, pero habrá una a finales del trimestre.
−Está bien, no importa, creo que puedo esperar –dijo Athena con una media sonrisa.
−Seguro recibirás muchos regalos –dijo Albus haciendo que sonría.
−Gracias, profesor –dijo Athena cálidamente.
−No hay por qué, ¿gustas un caramelo de limón? –dijo Dumbledore, señalando un traste de caramelos en su escritorio. Athena sonrío y asintió.
Pasó gran parte de su tiempo hablando con el director, como cuando era pequeña; no sabía cuánto había extrañado sus anécdotas de sus viajes. Dumbledore le había enseñado todo lo que sabe, incluso algunos idiomas extra. Le había enseñado Sirenio y el Duendigonza. Creyó que algún día les serían útiles, pero hasta el momento, no.
Athena se despidió del director y se retiró hacia su sala común, para cambiarse antes de la cena. Su ánimo se había incrementado en ese tiempo. Hacía tiempo que no conversaba con el profesor Dumbledore, para ser exactos, desde las vacaciones de verano.
Bajó al Gran Comedor, dirigiéndose a la mesa de los Gryffindor como de costumbre; sus amigos se encontraban hablando animadamente, sobre el partido que se avecinaba a finales de noviembre. Ravenclaw contra Hufflepuff.
Athena tomó asiento a un lado de Ron.
− ¿Dónde has estado? –preguntó Harry, con una media sonrisa. Athena sonrío hacia él y se sirvió un poco de jugo de calabaza.
−Por ahí, ¿por qué, Potter? –dijo Athena, bromeando.
−Has estado desaparecida desde el almuerzo –dijo Ron, con una ceja levantada.
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A Black's Desire
FanfictionAthena Saiph Black, con todas las habilidades dignas de una Ravenclaw, a excepción de una; meterse en problemas. Su vida dio un giro completo al escuchar que su padre, Sirius Black había escapado de Azkaban. En su tercer año en el Colegio Hogwarts...