Más tarde, Mayra y yo salimos juntos a comprar la comida y todo lo necesario para la piyamada de esa noche.
Fuimos a "La Poblanita", la tienda más surtida que hay en Yatareni, aunque de hecho, es la única que conozco.
Si acaso, hay otras más pequeñas, pero son pequeños negocios familiares que por lo general, están ubicados en alguna habitación de la casa, y siempre es común que atiendan por medio de una ventanita.
Le pregunté a Mayra lo que pensaba comprar pero no me contestó. Pasó largo rato observando todo lo que vendían en la tienda. Estaba por alejarse cuando la detuve indicándole un consejo:
─De todos modos no gastes demasiado. No es como si fuéramos a pasar tres días ahí, solo compraremos lo necesario para una noche.
─No tengo problema con el dinero ─respondió indiferente mientras tomaba las primeras frituras del estante─. Tengo 2000 pesos.
─¿2000 pesos? ─pregunté sorprendido─ Pero no pensarás gastártelos todos ¿o sí?
─Por supuesto que no ─respondió─. Ese dinero pretendo usarlo para... algo importante, además, lo traje conmigo por seguridad.
─¿Qué quieres decir?
─Si lo dejo en mi casa, mi papá es capaz de tomarlo para comprar más bebida.
Al final, compramos varias bolsas de frituras tamaño familiar, dos refrescos de tres litros cada uno, una bolsa con bombones, papas fritas y demás botanas.
Tratamos de no comprar tanto para no desperdiciar la comida, considerando que seriamos siete los que comeríamos todo eso.
Debo de aclarar que, fue a nosotros los que nos tocó la compra de la comida para todos.
Naturalmente, el día de la junta, los demás chicos me dieron la parte del dinero que les correspondía para que yo comprara toda la comida.
La única que no me dio su dinero fue Mayra. Planeaba dármelo más tarde supongo, pero como me terminó acompañando, al final no fue necesario.
Por la tarde, mi tía ya nos había preparado un juego de dos cobijas y unas almohadas para cada uno, y, en el caso de Mayra, también le había preparado su piyama.
La chica pidió tiempo y decidió cambiarse poniéndose la piyama debajo de su ropa (su vestido) para no tener que cambiarse en la iglesia.
A las ocho de la noche, después de misa de siete, nos reunimos todos en la iglesia.
Para entonces, ya estaba completamente oscuro, pero podíamos ver perfectamente debido a la luz de la luna que lo iluminaba todo.
Gibrán mencionó que parecía un paisaje típico de un anime isekai, o de fantasía y con una buena animación.
Pero, de hecho, noches como estas son excepcionales. La mayoría de las noches, si no es que todas, siempre están nubladas, precisamente por la altitud a la que nos encontrábamos. Esto, aunado a las pocas casas que hay en el lugar, hace que en la noche verdaderamente no sea posible ver nada a más de cinco metros de distancia.
Todos veníamos además muy bien abrigados porque hacia bastante frio. Sin embargo, eso no detuvo nuestros planes.
Entramos todos a la iglesia, y, lo primero que hicimos fue acomodar las cosas para que pudiéramos hacer espacio y poder meter todo.
Como no dormiríamos inmediatamente, no quitamos las mesas, y ahí pusimos todo lo que trajimos para comer.
Acto seguido, el líder de SPEED hizo la apertura formal de la piyamada con estas palabras:
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Yatareni - Volumen Uno
Teen FictionEliseo es un egresado de la carrera de arquitectura que, por azares del destino, termina mudandose a un pequeño y remoto pueblo provinciano mexicano llamado Yatareni, para trabajar con el arquitecto del pueblo. Al inicio, el muchacho no está conten...