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La mexicana y el chileno estaban pintando las paredes de la que sería su nueva casa. Ambos se divertían mucho haciéndolo, pusieron música, cantaban, bailaban, de vez en cuando el chico le hacía cosquillas a la castaña y viceversa. Ellos eran felices así, sin tener nada de lujos, sólo les importaba que ambos estuvieran juntos.
-Chiquita mírame...-Dice el chileno llamando la atención de su novia, la cual estaba pintando la pared de enfrente. La castaña obedeció a lo que su novio le dijo, dos segundos después de que la chica se volteara ya tenía la nariz mancha de pintura blanca.
-¡JORGE! López...date por muerto.-Dice la mexicana.
-¡Basta mi amor!-Dice el ruloso riéndose a carcajadas.
-No debiste hacer eso.-Danna corre detrás de el con un cubo lleno de pintura azul.
-Ya n...-Habla el chico pero no puedo terminar, ya que la castaña lo lleno de pintura.
-Pequeña Danna Paola-Dice Jorge comenzando a reír al igual que Danna.-Te amo aunque me manches de pintura...
-Y yo a ti, y por ser una novia muy buena voy a marcharme a mi también...- Dice tirándose un taro de pintura por arriba.
-Por eso te amo, y también porque fuiste muy inteligente al comprar esta especie de ropa para pintura...Porque si no nuestra ropa no hubiera salido de la lavadora.-Toca su nariz con su dedos.
-Menos mal que no te hice caso y compre la ropa...-Dice con voz de bebé.
-¡Ay mi bebé!-La abraza tiernamente.
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