twenty one✧

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Los días pasaron y con eso trajo el ajetreo de más clases, trabajo y por supuesto, la partida de Lilie de la casa, Hilary trató de ayudar en lo más que pudo, organizando sus cosas, si encontraba algún libro tirado en la sala que fuese de ella se lo daba (Aunque eso solo pasó una vez porque Lilie es realmente organizada con sus cosas) yo intenté hacer lo mismo, pero lo dejé cuando debajo de los sillones encontré una gorra negra. Mi corazón latió con fuerza al sostenerla porque sabía quién era el verdadero dueño. No dije nada al respecto, solo me la llevé a mi habitación, ahora la gorra reposa en lo alto de mi espejo, en una esquina, me pregunto si se la devolveré a Luke, aunque teniendo en cuenta que durante estos días tampoco he sabido de él, la última vez que hablamos fue cuando me lo topé en el campus. Le echo la culpa a no tener su número de teléfono, ¿Debería de pedírselo la próxima vez que le vea?

Tal vez.

Bueno, el punto es que Lilie ya no habitada en la casa, su habitación había quedado barrida, cuando entré me di cuenta que su cuarto era el más grande de la casa o quizás solo era una ilusión porque estaba completamente vacía.

Al momento de irse, ella se despidió de nosotras, pensé que sería raro, pero vino de ella darme un leve abrazo.

A veces Hilary y yo hacíamos cuenta y caso que ella seguía ahí, encerrada, en lo suyo, pero la realidad era otra.

Mi amiga no sabía cómo empezar a buscar una nueva inquilina, Hilary es alguien quisquillosa, no pensaba dejar entrar a la casa a cualquiera. "¿Qué si nos mata mientras dormimos?" me había dicho esta mañana mientras desayunábamos.

Es lunes otra vez, tengo una presentación en Estadística, por lo que paso nerviosamente las fichas de colores entre mis manos mientras observo a Hilary comer un Sándwich y quejarse sobre los riesgos de meter una extraña a vivir con nosotras y a Lorena que lleva su segundo vaso de café helado en lo que llevamos sentadas en la mesa cerca de los tantos puestos de comida que hay en la universidad.

Habíamos coincidido en hora libre, (Quizás falté a una clase para prepararme mejor para la siguiente)

—Es que —vuelve a hablar Hilary con el ceño fruncido—. Por lo menos esta semana encargarnos de buscar a alguien.

— ¿Cuáles son tus requisitos? —pregunta Lorena. Bajo la vista a mis fichas con información, pero al llegar a la segunda línea, me digo que ya me sé todo, así que las dejo a un lado, debajo de mi celular para que el viento no se las lleve.

—Bueno, primero, tiene que ser responsable con los pagos.

—Okay.

—Segundo, ser amable.

—Sí soy.

Miro curiosa a Lorena, golpea la superficie de la mesa con sus uñas, como reflejo de la cantidad de café que ha bebido.

—Tercero, ser ordenada.

—Bueno, eso no tanto.

—Cuarto, responsable con la casa.

—Vale, no se diga más, ¿Cuándo me mudo? —suelta Lorena con tranquilidad, provocando que Hilary y yo le veamos expectantes.

— ¿Qué con tus compañeras? —pregunto y ella pone los ojos en blanco.

—No soporto a esas brujas, me voy hoy mismo de ahí si es posible.

Hilary me lanza una mirada esperanzada, me encojo de hombros y asiento. Que Lorena viva con nosotras no será extraño, nos evitaremos presentaciones o malos entendidos, ya es nuestra amiga y si lo pienso a más profundidad, no tendrá que estar llamándome por las noches para hablar porque literalmente la tendré a unos metros de tocar su puerta.

time to pretend | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora