Parte 1 Sin Título

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Esto ocurrió en el año 2014.

Yo trabajaba en la empresa Genomma Lab en el departamento de relaciones públicas, era realmente una gran experiencia colaborar en la empresa farmacéutica del gran empresario Rodrigo Herrera pero al mismo tiempo era un dolor de cabeza como lo es en cualquier trabajo. Yo inicié mi carrera en la empresa como operario en las líneas de empaque de los productos de Genomma Lab hasta que fui escalando en mi área de especialización hasta ser supervisor de las líneas de producción en ese sector. Posteriormente, desarrollé grandes aptitudes para el manejo de personal así que uno de mis compañeros del área de relaciones públicas me recomendó con sus jefes directos para ejercer un puesto en ese departamento, por una parte estaba contento porque me gustaba crear vínculos con las personas pero por otro lado estaba nervioso de quedarme estancado.

Finalmente, en el año 2013, después de mover mar y tierra logré obtener un lugar en el departamento, todo una nueva experiencia para mí y me emocionaba por las cosas que lograría en la empresa. Ya llevaba cinco años laborando y a pesar de mi posición casi nunca me había reunido con Ramiro, solo lo había visto unas pocas ocasiones pero nunca pude tener una conversación con él, ya que como saben, es un hombre ocupado.

Tenía una gran curiosidad sobre como era su eficiencia en la investigación y elaboración de nuevos productos para lanzarlos al mercado, de vez en cuando escuchaba comentarios negativos sobre los medicamentos pero yo no les daba importancia, aunque quería realmente conocer cuales eran los secretos de esta empresa, aunque alcancé un alto rango, la información era estrictamente reguardada, hasta que lo vi con mis propios ojos.

En el 2014, realicé una presentación de un proyecto de mejora en el área de relaciones públicas frente a la mesa directiva, entre todos las personas importantes estaba Rodrigo. Al finalizar mi presentación frente a ellos, todavía quedaba al pendiente su veredicto de aprobación, empezaba a recoger mis cosas cuando Rodrigo se acercó a mí y me dijo:

-Que tal muchacho!? Tu presentación estuvo excelente te felicito... yo creo que es eficiente y los problemas del departamento se resolverán...

Rodrigo emitía una gran sonrisa al momento de pronunciar estas palabras, le agradecí y de paso elogié su logros. Él me respondió:

-Sabes, yo he oído de tus referencias las cosas que has logrado en la supervisión de tu área y tu relación con los colaboradores, al parecer implementaste muchas mejoras... creo que te mereces un reconocimiento...
-Gracias señor... pero no se preocupe realmente me gusta mi trabajo, para mí es mejor saber que todo marcha bien...
-No haremos un alboroto, nada de medallas ni papeles, sino algo más serio...
-¿De que habla señor Herrera?
-Ven conmigo.

Seguí al señor Herrera por todos los pasillos de la empresa, caminamos como por veinte minutos seguidos sin parar y pasamos todas las áreas que conocía, incluso pasamos por algunas que no había visto. Salimos de las paredes hacia la naturaleza, caminamos por el enorme área trasera de la empresa donde se daba paso a una clase de laboratorios, totalmente apartados de las instalaciones. Pasamos por todos estos laboratorios y se me hacía todo muy extraño, sumado al cansancio de caminar tanto tiempo, Rodrigo parecía nunca cansarse mientras tarareaba la canción de lilium. Llegamos a una especie de búnker al bajar unas escaleras casi ocultas entre la maleza, donde casi llegábamos a la circundancia de la gran pared que limitaba nuestro espacio.

Al entrar al búnker Rodrigo dijo "Lo sabrás todo, a partir de ahora, boca cerrada, ¿Entiendes?" Mientras sonreía de labio a labio. 

Intimidado respondí que sí y caminamos dentro de ese búnker. Todo hubiera salido bien, todo hubiera estado tranquilo si no hubiera entrado, veía líneas de producción, científicos con sus trajes y máscaras puestas inyectando grandes cápsulas y masas de agua con un líquido rojo, estaba confundido y atemorizado pero eso no fue lo peor.... entramos a una sala resguardada por un sistema de seguridad sofisticada que requería abrir tres compuertas con una clave de seis dígitos, entramos y ví nueve camas de metal en posición vertical que contenían a nueve seres humanoides conectados a decenas de tubos que les extraía la sangre y las depositaban en grandes galones que desembocaban en las líneas de afuera de la sala. No solo eran estos seres de cabeza grande, de piel gris verdosa o rosada y anaranjada, quienes tenían ojos negros enormes y con brazos que les llegaban a las rodillas, habían muchos más apilados detrás de ellas quienes Rodrigo me explicó que estaban dormidos por el efecto de unos solventes. A estos seres se les aplicaban torturas para infligirles dolor y en ese momento extraer su sangre, esa sangre de color rojo intenso se integraba en las mezclas de vitaminas y componentes que se les aplicaba en el amplio catálogo de medicinas de la empresa. Mareado y sin poder comprender nada, caí al suelo.....

Me desperté en la oficina de Rodrigo, quien después de darme un vaso con agua, me dijo lo siguiente:

-Tus ideas han mejorado la productividad en la empresa, y tu proyecto será todo un éxito, no podemos dejarte así como así, y ahora que lo sabes... ahora nos perteneces. Un paso en falso y terminarás con los del búnker.

Esto lo estoy escribiendo desde mi computadora en mi casa, han pasado años pero justo ahora logré tener la oportunidad de no ser vigilado, esto se tiene que dar a conocer porque todos deben saber el secreto que han estado ocultando estos monstruos, no consuman ninguna medicina distribuida y fabricada por Genomma Lab, nadie debe hacerlo. Tengo que irme. Ya no tengo mucho tiempo. Nos vemos si es que hay un mañana.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2020 ⏰

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