El cumpleaños de Karma había llegado.
A sabiendas de que el oído de Karma era muy bueno, era claro que debía aprovechar el tiempo en que estuviera dormida, era el momento en que menos probabilidades tenía de ser escuchado.
Me levanté con cuidado de no mover demasiado el colchón y salí de la habitación; los pasos hasta la cocina eran seis y los di con cauteloso silencio. No podía saber si Karma ya había tenido visión alguna de mí dándole un pastel pequeño por su cumpleaños, pero, para mi tranquilidad, me convencía de que no y de que sería una buena sorpresa.
Abrí el pequeño refrigerador que venía con la renta del apartamento y saqué la cajita fucsia que el día anterior había metido antes de que ella llegara. Le puse una velita en forma de corazón que cargué en mi mochila durante toda la tarde y la enterré en el glaseado. Con cuidado de que el aire que le daba a la llama al caminar no la apagara, llegué de nuevo a la habitación.
Antes de despertarla me quedé mirándola unos segundos. Dormía apoyada en su costado, su cabello plateado se repartía entre su cara y la almohada, las sábanas grises hacían que su piel se viera mucho más pálida de lo que era. Sus párpados cerrados lucían demasiado calmados, su gesto demasiado quieto y ella era demasiado bonita, tanto que podría pasar por irreal o por una escultura inerte de no ser por el lento pero constante subir y bajar de su pecho.
Era una mañana fría así que las cobijas la tapaban casi hasta el cuello y bajo ellas se notaba su silueta. Era tan alta que parecía que la cama le quedaba pequeña, pero nunca daba quejas al respecto.
El reloj sobre el cabecero dio finalmente las siete de la mañana y me acerqué a la cama por el lado por el que ella dormía, me arrodillé en el suelo y le di un beso en la mejilla. No tardó en empezar a bizquear y al ver el punto brillante de la velita en mi mano, su sonrisa le invadió toda la cara e iluminó la habitación entera.
—Felices dieciocho, brujita. —Karma se sentó en el colchón y apretó los labios en una sonrisa, como si sintiera que iba a dejarse llevar por la emoción si decía algo—. Pide un deseo.
Karma cerró los párpados durante dos latidos y luego sopló la velita. Dejé el pastel a un lado y le tomé la mano.
—Gracias —murmuró. Su voz salió ronca y baja así que aclaró la garganta—. Mi único deseo es seguir teniéndote conmigo.
—Si me lo dices no se va a cumplir —respondí sonriente—, así funcionan los deseos.
—No es la primera vez que tiento a la suerte. —Se encogió de hombros—. Qué más da. Igual te voy a tener acá así sea por la fuerza.
Me reí.
—Por la fuerza tendrías que sacarme. —Acerqué su mano a mis labios, dejando un beso en sus nudillos y disfrutando de la suavidad de su piel—. Cada mañana me despierto y te miro y cada mañana me sorprendo de que en realidad estés acá.
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Karma de Estrellas •TERMINADA•
Novela Juvenil❝Karma es una bruja decidida a casarse con otro de su clase, hasta que conoce a Marco, un humano torpe cuyo latido parece desordenarle todo por dentro❞. *** Un humano promedio con tendencia a ser optimista y una bruja con un destino escrito lleno de...