Única parte

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Craig Tucker se encontraba corriendo por el sendero de aquel gran parque, realmente concentrado en el camino y en la música que se reproducía por sus auriculares inalámbricos. El clima era bastante agradable, una hermosa tarde de primavera. Las copas de los arboles demostraban como iba floreciendo la naturaleza de estos, dejando a viste de todos su belleza. Miró un poco al cielo dándose cuenta como los colores anaranjados se iban mezclando con el celeste, era realmente un hermoso espectáculo, y por suerte no había ninguna nube que bloquee aquella vista. 

Siguió con su trote del día, bajando por el sendero metiéndose dentro de los frondosos arboles, un pequeño escalofrío recorrió por su espalda, y es que una pequeña brisa hizo sacudir sus negros cabellos, pero esto no lo detuvo de su actividad. Cada vez se calentaba más, sus piernas se marcaban siendo totalmente expuestas por los shorts negros que estaba utilizando, sus articulaciones estaban bien precalentadas por eso no le molestaban, sus brazos se movían al ritmo de su corrida también marcándose haciendo que su playera azul marino se ajuste a su cuerpo. Estaba totalmente en forma y eso lo hacía sentirse de buena manera. 

Salió de aquel frondoso bosque para seguir el sendero por el lago que reflejaba el hermoso escenario del cielo, patos se bañaban, otros estaban agachando sus cabezas metiéndolas dentro del agua, con sus patitas arribas, el sonido de las aves se hacía presente, y comenzó a ver a las  familias o parejas que le daban de comer a los animalitos, o la gente que estaba sentadas en sus mantas disfrutando con las personas a su alrededor. 

Comenzó un sendero de tierra que atravesaba a lo largo de un costado de una cancha muy grande de futbol, varios niños y adultos se encontraban ahí jugando con pasión y entusiasmo con la pelota de unos colores de un equipo de futbol demasiado conocido del lugar, cuando llegó a la mitad de la cancha pudo notar a varios alentando a sus conocidos en ese partido, gente grabando con sus celulares, gritando y saltando. Simplemente siguió ya sintiendo como el sudor bajaba por todo su cuerpo. 

Entonces comenzó a notar como el paisaje cambió entrando al parque para perros, donde su sendero seguía rodeando a muchos amigos peludos, perros de varias razas, mezclas y tamaños estaban con sus respectivas familias, jugando con ellos, todos con una sonrisa en el rostro, estaba realmente encantado con ellos, recordaba como se sentía él con su mascota, y las ganas que tenía de verla. Sin saber se dió cuenta como un pequeñín lo perseguía, le dedicó una sonrisa y el peludo se detuvo escuchando el llamado de su dueño, dió media vuelta y sus caminos se separaron.

El duro asfalto volvió y visualizando las ruedas de los patines y patinetas, no lo dudó dos veces cuando bajó el volumen de su música para escuchar las risas de los niños, varios gritos, y vió la diversión que ellos estaban teniendo. Alguno que otro se caía raspando partes de su cuerpo pero la diversión seguía, repitiendo la acción con la que antes había fallado. Caían y volvían a intentarlo, así eran ellos, él llegó a pensar que sus huesos eran de goma o algo así, pero aquello le gustaba, nada los paraba. 

Al pasar aquella pista volvió a concentrarse en su música, viendo como esa parte del parque estaba desolada, era simple pasto sin más, no arboles, no lago, no patos, no arcos de futbol, no perros, no pistas de patinaje, nada. Pero había un picnic, en el centro de aquel pedazo de tierra con su lindo adorno verde, hasta con algunos detalles como flores. Entonces su corrida se desvió complemente, sintió el césped, acolchonando su pisada, su ritmo bajó totalmente que al desde un inicio, su música se detuvo. Apagó sus auriculares y al acercarse más pudo notar una hermosa cabellera rubia que estaba recostada sobre la manta de su picnic.

Con la respiración agitada se arrodillo frente al rostro del rubio el cual estaba totalmente en calma, una corona de flores decoraba sus cabellos, parecía estar profundamente dormido pero apenas sintió como la respiración del moreno iba volviéndose más calma abrió sus ojos lentamente, sus miradas se conectaron y con dulzura se sonrieron, no emitieron una sola palabra, y sus labios se acercaron poco a poco. Al final se conectaron emitiendo una corriente eléctrica a la que ambos estaban acostumbrados. 

Corriendo hacia las estrellas// CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora