Capítulo 4.

31 1 0
                                    

¿NERVIOSO? 

Jordan.


El miércoles por la mañana, el entrenador Cooper nos ha sacado hasta la última gota de sudor. Ha sido una mala temporada para el equipo. El próximo partido que tendremos es el juego contra los Bonnies, de St. Bonaventure. Queremos ganarles para tener una buena posición en la fase regular de baloncesto.

En lugar de estar teniendo una siesta o incluso comiendo un banquete completo de proteínas después de todo ese entrenamiento, refunfuño mentalmente mientras voy caminando por el pasillo del edificio de Arte y Arquitectura, buscando específicamente a Kilian para entregarle el cargador portátil que me prestó ayer. Estoy seguro de que Ralph ha tomado el mío y —nuevamente—, lo ha perdido. Aunque él se niegue rotundamente, no hay otra. Lo he buscado por todo el apartamento y no está en ningún sitio. Esa, sin duda, es la parte malísima de compartir departamento con Ralph Myers. No respeta los límites. Oh, casi olvido la parte jodidamente malísima: constantemente lleva chicas a casa que gritan sin parar durante los orgasmos. ¿Luego? Tengo que escucharlas lanzarle improperios cuando Ralph ha tenido suficiente de ellas y las empuja a hacer el camino de la vergüenza una vez que las echa de su habitación.

Le envío un mensaje a Kilian para hacerle saber que estoy esperando por él fuera del teatro. No pasa mucho tiempo cuando sale a reunirse conmigo.

—Hey, lamento pedírtelo. Me ha pasado la mierda más grande del mundo. —Kilian toma rápidamente el cargador portátil para conectarlo a su iPhone.

—¿Qué te ha pasado? —Aunque intento mostrarme molesto por la horrible actitud que tuvo el viernes, mi enojo ya ha disminuido bastante.

Si a las chicas se les pasara el coraje tan rápido como a nosotros, probablemente se librarían de ese espantoso drama que las rodea.

—Juré que antes de dormirme puse a cargar esta porquería; de hecho, lo hice, pero el puto cargador parece que no estaba conectado correctamente y al final no ha cargado nada el celular.

Me carcajeo fuerte.

—Disfruto ser testigo de cómo la vida te hace pasar este tipo de momentos —confieso. Poco a poco mis risas van cediendo—. Sin duda, te los mereces.

Él entrecierra sus ojos y, antes de dar la vuelta para regresar al teatro, me muestra su dedo del medio.

Me descubro a mí mismo buscando un rostro específico entre la multitud de estudiantes que van de un lado a otro. Desde el lunes he estado en alerta por si me encuentro con Lindsay. No dejo de preguntarme qué estudiará, y en qué semestre estará. Sinceramente, no sé qué diablos me hizo para que su rostro me persiga como un cazador, pero sí: no puedo sacármela de la cabeza.

He de lucir como un verdadero idiota viendo descaradamente entre los grupitos de chicas, aunque no hace falta clavar mi vista en ellas, porque ninguna es Lindsay. No todas las mujeres se atreven a llevar ese color de cabello. Voy asumiendo que al menos en mi facultad y en la de Kilian no está.

Puede ser que... me haya equivocado en esto último.

Mi corazón empieza a dar volteretas cuando una particular chica está saliendo de una sección y se sienta en una banca en el corredor, sosteniendo un folleto entre sus manos.

Joder. ¡La he encontrado!

¿Cómo es que nunca la había visto? Paso tanto tiempo en la facultad de Kilian y nunca nos habíamos topado con estas chicas.

Lo que estoy a punto de hacer provoca que me sienta como un total imbécil, sin embargo, con paso decidido empiezo a caminar hacia ella.

Lindsay se levanta de la banca, disponiéndose a avanzar en una dirección contraria. Pienso que debería aligerar el paso; finalmente descarto esa idea al observarla dudar sobre algo, gira sobre sus talones y marcha hacia mí, sin apartar su vista del folleto. ¡Bingo!

Adorable Reputación (Disponible en las principales plataformas digitales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora