034.

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La habitación era silenciosa y esa fue la respuesta que quiso darme tras haber preguntado, sin embargo, en su rostro yacía la esperanza de lograr descansar esta noche y para ello me había pedido en silencio que cerrara la puerta y atendiera su cuerpo. El roce de mi piel contra la suya le hacía temblar y veía como nuevas marcas aparecían dejándome un mal sabor de boca, sin darse cuenta me ofrecía una imagen que seguramente además de su novia nadie nunca ha visto y pese a ello me gritaba que era necesario ver su vulnerabilidad. La palidez de su piel era decorada con rojo, morado y verde, muy seguramente una mala combinación para un cuerpo que empezaba a gustarme. 

—Usa la lengua —me sostuvo del cabello con ambas manos y lo observé de reojo. Disfrutaba de la situación. 

—No lameré tu pierna —comenté al encontrarme de rodillas atendiendo una herida. —Y deja de moverte, sé que duele pero debes permanecer quieto —acataba mis ordenes como si fuese un niño pequeño y al saber que no me gustaba que jugara con mi cabello seguía haciéndolo mientras su mirada se perdía sobre mí. 

Me senté sobre la cama y tomé su rostro, miré su labio destrozado y toqué con delicadeza sus parpados y aseguré que por primera vez sentí pena por él. Suspiré e hice el mismo procedimiento, tomé un poco de algodón, desinfecté la zona y le veía quejarse ante mi brusquedad cuando estaba siendo lo más amable y cuidadosa posible. Nadie en la casa además de sus padres se preguntaban lo que sucedía y como si fuese poco fingían no saber de la situación, aún así, ante su miedo y orgullo moría por saber la verdadera razón, porque muy en el fondo sentía que todo se debía por mí, la culpa que siempre llega aunque no cometa algo grave me invade de la misma manera que el temor lo hace con él. Ambos tenemos miedo de algo que no vemos.

—Jungkook, ¿peleaste con tu novia? ¿por eso tienes el rostro destrozado? —las lágrimas que estuvieron al principio volvían como si mis palabras tuviesen efecto y al ver que iba a romper en llanto apartó la mirada y apretó los labios con fuerza. Empezaba a odiar la situación.

—¡Eres dramática! —fingió alegría y negó para hacerme sentir segura. —Esto pasa seguido, hemos estado practicando bdsm así que es normal tener este tipo de moretones —se encogió de hombros y me dijo que no debía preocuparme. 

—Si te lastima no debes quedarte callado, ¿tienes miedo a qué se vuelva a enojar? —tomé su mentón con fuerza y lo miré a los ojos. —Mírame y dime que es verdad, dime que ella te lastima —abrió y cerró rápidamente su boca y finalmente cambió sus palabras.

—Deberías irte, Haneul se enojará si sigues un minuto más en la habitación —intentó reír y me llevó hasta la puerta. —Gracias por ayudarme, lamento hacer que te preocuparas.

Finalmente, fui echada de su habitación.

Esta vez la mañana nos recibía en un nuevo lugar y me veía envuelta en la cama con Taehyung, por otro lado mis hermanas seguían durmiendo y maldije ante el hábito que tiene el castaño a la hora de dormir. El ruido proveniente de afuera nos informaba que sería un grandioso día en donde compartiríamos tiempo en familia. Sus manos se deslizaron por debajo de mi blusa y tiré de su orejas logrando despertarlo; la necesidad de apretar cosas mientras duerme es grande. Su cabello revoltoso y la mirada perdida me hacían recordar los días en donde sólo éramos nosotros dos y nadie más y reí al verlo caer de la cama, trayendo a mi mente la mañana siguiente en donde decidimos unir nuestros cuerpos. Por suerte, Taehyung no cambia con los años. 

—Hyecchi, ¿por qué tratas de ayudar a Jungkook? —su pesadez en la mañana era habitual y enojarse por cosas insignificantes también. Había aprendido a leerme con los años como yo a él y su mirada feroz buscaba respuestas. 

—Es alguien que busca ayuda —respondí encogiéndome de hombros. No estaba satisfecho con mi respuesta. —Aunque no te agrade, debes saber que él ahora hace parte de mi circulo social.

mr dick ©jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora