Patética, así es como me siento ahora, patética.
¿Razón?
Estar llorando por culpa de la insoportable de Sabrina y mi amor ya frustrado. Esto fue lo que pasó un tiempo antes...
Hace dos horas en la secundaria.
Iba a encontrarme con Ryan en el estacionamiento de la escuela para ir a casa de Tori a visitarla. Sigue enferma y no he hablado con ella desde ayer que me enteré que estaba mal.
Cuando ya iba saliendo de la escuela, en unos de los bancos de cemento de la entrada ví, lo que no quería ver. Ahí estaban, Sabrina y mi ex primer amor —bueno, segundo si enamorarte platónicamente de un personaje de ánime como Black Goku cuenta—, profesándose el gran amor que se tienen entre besos y caricias.
Besos que eran solo míos, caricias que eran solo para mí. Pero hay está, besando a Sabrina como si el mundo dependiera de eso.
Me quedé en shock viendo la escena desde la distancia, intentando retener las lágrimas sin nada de éxito porque al instante se escaparon de mis ojos como caballos desbocados escapando del corral. Cuando recobré consciencia aspiré mi nariz, sequé mis lágrimas con furia con una mano y aferrando mis manos a los tirantes de mi mochila, caminé hacia el estacionamiento sin prestarles la más mínima atención, pero, lástima que para ir al estacionamiento tengo que pasar por frente de donde están.
Pero que patética soy. Una imbécil, estúpida y patética chica de porquería es lo que estoy siendo en este momento.
Llorando por algo que ya pasó hace mucho tiempo. Llorando por sentimientos pasados y traiciones viejas.
Es que... Los recuerdos hieren, lastiman. Son como una daga atravesándote el pecho y desgarrado de una y sin contemplación tu pobre y dolido corazón. Como fuego cubriendo tu cuerpo por completo y que te lleva lentamente a convertirte en nada más que cenizas.
Ok... Me he puesto poética. Pero así es como me ponen los sentimientos negativos, aunque bueno, solo me ha pasado con los sentimientos negativos, no sé como me pondría con los positivos.
Esperé a que no me vieran, a que no notaran mi presencia, a que siguieran con lo suyo sin fijarse siquiera de que existo y de que estoy aquí, pero lo que más uno desea es a veces lo menos que pasa, porque, la persona que menos quiero que me note, sé fijó de que estaba aquí.
—¿Rebecca?— La voz de mi pasado amor me llama rompiendo el silencio del lugar. Ha de ser por eso que se estaban devorando en plena entrada de la secundaria, porque no hay nadie más aquí. Me detuve en seco al oír mi nombre en su voz pero al instante vuelvo a caminar sin darles importancia. En eso, me vuelve a llamar: —Rebecca, sé que eres tú.
La voz de Sabrina hace presencia en el lugar. —Claro que es ella, solo se está haciendo la que no escucha. Déjala, que se vaya, total, al parecer ya se iba.
Pasos.
Pasos es lo que escucho y vienen a mi dirección. Luego un agarre fuerte en mi muñeca me hace detenerme en seco otra vez. —Rebecca, tenemos que hablar. Ya son casi tres años desde lo que pasó y no me has dado la oportunidad de hablar, por favor, escúchame.
Me suelto de su agarre de mala gana y me volteo en su dirección furiosa. Apuesto que tengo la nariz roja al igual que los ojos. —¡No me toques, Roxanne!— Me alejo pocos centímetros de ella y veo como en su cara aparece el desconcierto. —No tenemos nada que hablar. Aunque pasen tres, cinco, millones de años, hablar no resolverá la traición que tú y Sabrina me hicieron. Ya estoy harta de las constantes burlas de ella hacia mí. Restregándome su enorme amor en la cara y de como, aunque te fuiste un tiempo a Nueva York, la seguias amando y siéndole fiel.— Intenta interrumpirme, pero no la dejo. —Cuando más te necesitaba me enteré de su engaño, y esto no tiene explicación. Lo que hiciste lo hiciste consciente y no me digas que no. Nunca me esperé esto porque en aquel momento Sabrina estaba más que acaramelada con David, pero al parecer fue una facha para ocultar lo que tenían.— Una lágrima rebelde rueda por mi mejilla y veo como Roxanne intenta quitármela pero la detengo rápidamente agarrándola fuerte de la muñeca y apartando su mano. Luego con enojo me quito la lágrima de la cara. —¡Qué no me toques! Fuiste la mejor y única novia que tuve, pero con ustedes dos lo único que tuve fue un romance y una amistad de hipocresía, y eso no lo pienso perdonar. No importa cuanto tiempo pase.— Y con eso, me dí la vuelta y me fui.
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Mi lado más dulce. [En Proceso]
Storie d'amoreTodo es posible cuando se tiene valor, confianza y amor. Ya verás que si.