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No tengo excusas y no quiero dar una.
Cuando vean que el cap. Tiene un nombre en el título es porque es un short. Que lo disfruten.





Los dos días posteriores a la noticia nuestra querida Yuzu, pensaba si era sensato aceptar a la invitación, salía, platicaba y pensaba si ir o no, la verdad es que tenía miedo, temía mucho ir, pero si no se enfrentaba directamente ahora que tenía la oportunidad cuando lo haría?, si no le ponía un final aquello iba a seguir persiguiéndola por quien sabe cuánto tiempo.

El viernes había llegado y aún no le había dado una respuesta a sus padres sobre si quería ir o no, desde que despertó y levantó los nervios empezaron a atacarla hasta el punto de querer huir, pero no lo iba a hacer, así que se sentó en la orilla de su cama y se aferró para no hacerlo, ella sabía que si salía de su casa  no regresar por días y eso no sería la solución.

Se repetía a sí misma “soy fuerte” “pronto pasará” “esto no es necesario”, y después de varios minutos recitando lo mismo logró calmar un poco sus nervios para poder ir a  la cocina a desayunar, sus padres parecían seguir desayunando y hablando cosas sobre trabajo.

Después de darse los buenos días empezaron a hablar de cosas triviales haciendo que Yuzu despejara su mente hasta que su madre le hizo una pregunta.

Ume: Hija, no es que te presione con tus decisiones, pero… ¿Ya has elegido qué hacer con la cena de hoy?

Yuzu: Ammm… lo he estado pensando mucho desde que ésa carta llegó, lo he analizado tanto que me da miedo y ansiedad, lo tenía decidido pero ahora no estoy muy segura de que sea lo correcto, quiero asistir para por fin poner le un fin a esto que me deja atada en el pasado y me causa mucho daño, pero por otro lado, me hace sentir muy nerviosa e insegura.

Sho: De acuerdo, no te preocupes tanto, si al final decides no ir estará bien, y si quieres acompañarnos te protegeremos cariño, tus amigas y Andrew harán lo mismo.

Ume: Tu padre tiene razón hija, no hay presiones por que asistas o te quedes, tu bienestar es lo que importa.

Yuzu: Gracias a ambos, realmente no sé cómo pagarles todo lo que hacen por mi.

Sho: Sólo sé feliz en la vida y estaremos a mano.

Aquella frase había acabado con una sonrisa por parte de los padres, logrando contagiar a su hija.
Las horas fueron sumándose al reloj acercándose a la hora indicada para la cena tan esperada durante toda la semana, los padres de yuzu se preparaban para irse, mientras que ella aún se debatía si ir o no.

En todas las horas pasadas estuvo hablando con Andrew por teléfono, y había intercedido por Mei aún sin conocerla, la había  alentado para que asistiera y cerrara ése capítulo, pero no quiso insistir tanto ya que no quería ser una molestia con sus insistencias.

Al final creyó que Andrew tenía razón y que debería seguir sus concejos, el de todos, ya que las palabras sobraban de sabiduría. Buscó en su armario uno de los nuevos vestidos que tenía y se apresuró a cambiarse para irse junto a sus padres, antes de que se arrepintiera.

El vestido era en tono vino, de tirantes y un escote lindo.
 
Se onduló un poco el cabello, maquilló ligeramente, perfumó, tomó algunos accesorios y móvil para ir a la sala a esperar a sus padres, sentía que no había puesto tanto empeño en como lucía ésa noche, tampoco quería exagerar con ello, iba para lograr un objetivo, no para impresionar  a nadie en ésa noche. 

Cuando Ume y Sho salieron del cuarto que compartían, fueron directamente al de Yuzu se preguntaron, ¿dónde estaría ella?, fueron a la sala y se sorprendieron al verla vestida de tal manera, no es que les impresionara su hermosura, sino que había decidido ir.

Yuzu: Yo… quiero acompañar los, ¿puedo hacer lo?

Sho: Claro que sí, cariño, vamos ya es hora.

En la cara de los tres se podía apreciar una sonrisa comprensiva, se habían vuelto tan unidos que se abrazaron los tres juntos logrando simbolizar seguridad y apoyo para Yuzu.

Después del abrazo, subieron al automóvil y emprendieron rumbo hacia la mansión Aihara, Yuzu había mantenido la calma durante todo el camino, ya que había despejado su mente de todo.  

Una vez que cruzaron el portón y rodearon la glorieta quedando justo en la puerta, y a partir de ése entonces los nervios le llegaron a los pies, subieron por sus piernas, se juntaron en su estómago  para después viajar directamente al cerebro a través de su sistema, causando que decenas de inseguridades frenaran su valentía.

Y fue en ése momento se arrepintió por haber ido, miró a sus padres y ellos la miraban de la misma manera, quizás y estaban apresurando las cosas, quizás no deberían de estar ahí, al menos no en ése momento, se quedaron un momento sentados sin hacer nada.

Sho: Nos vamos a casa, entrar no es importante.

Ume: Estoy de acuerdo con tu padre, Yuzu, hija no importa, todo está bien.

Yuzu: ¡Esperen!.. Esperen… (Estaba realizando sus ejercicios de respiración y sus padres se miraron para después esperar a lo que iba  a decir).

Yuzu: Nosotros… nosotros tenemos que. Toc-toc

Un pequeño golpeteo en la ventana la interrumpió causando que todos voltearan a mirar, mientras respiraba para tranquilizarse no se fijaron que una sombra se aproximaba hacia ellos logrando causar una gran impresión.

Mientras Sho bajaba la ventanilla, Ume y Yuzu sólo se miraban comunicándose códigos misteriosos que únicamente podían desprender, entender y corresponder orbes verdes.

Sr. Aihara: Sho, ¿no piensan pasar?, creí que te había educado con mejores modales.

Sho: Lo siento papá, no queríamos ser groseros (si querían) sólo que Ume se ha estado sintiendo mal desde hace unas calles atrás, y quería asegurarme de que estuviera bien (le había hecho un juramento a su hija, y no le importaba si le tenía que mentir a su padre).

Ume: Siento tanto arruinar la cena señor Aihara, pero creo lo mejor es que me retire para descansar.

Sho: Lo sentimos papá, pero tenemos que irnos.

Sr. Aihara: Quédense, mi enfermera te atenderá, después cenaremos.

Ume: No queremos importunar, sería mucha molestia, preferimos regresar en otro momento.

Sr. Aihara: De ninguna manera, somos familia, y es mejor que te revisen en éste momento por un profesional, y aquí hay un profesional.

Yuzu: Creo que el señor Aihara tiene razón mamá, debemos quedarnos.

Sr. Aihara: Gracias Yuzu.

Sho: De acuerdo padre, nos quedaremos.

Y sólo después de que Yuzu lo sugiriera, por fin salieron del automóvil uno por uno y entrar en la mansión de la misma forma.



No recuerdo que las cosas hayan sido fáciles para mí alguna vez, y sé que no siempre tomo las decisiones correctas, pero ¿qué es lo que puede llegar  a hacer o cambiar una persona tan cobarde como yo? Supongo que muy poco o casi nada.

Y ahora dudo demasiado por la decisión que tengo que llevar a cabo,  esta es una de las pocas situaciones en las que realmente me he llegado a  sentir ansiosa y muy nerviosa, quizás debí de rechazarla, pero más allá de ser una decisión fue una orden a la que no podía negarme, desde hace un par de años me prometí cambiar las cosas para mí misma, en teoría cambió pero no de la forma que quise. Hoy quiero ser fuerte y firme con lo que siento pero me es complicado, de nuevo la veré y realmente me asusta que ella me odie por lo que le hice pasar.

Mi abuelo me ha pedido estar en la cena familiar de hoy, supongo que solo quiere saber de la familia y como ha estado, pero no entiendo la insistencia que fuese todos juntos, a decir verdad extraño a mis padres, pero no puedo extrañarlos más que la extrañé a ella, y si ella se presentaba por fin podría mirarla después de tanto tiempo.

Tanto tiempo sin poder mirarla, sin saber que ha sido de ella, sin poder haber me disculpado por lo que le hice, sin poder haber le dicho que la amaba, tanto tiempo extrañándola y odiándome al mismo tiempo. Hoy por fin la vería y aquí me encontraba ocultando me como la cobarde que siempre he sido.

Mentiría si dijera que no he estado esperando esto desde hace mucho, y saber que mi abuelo tomó la iniciativa me relaja un poco ya que yo no sería capaz de hacerlo.

Mientras me encontraba en mi habitación tratando de poner en calma mi interior vi como lo que posiblemente era el automóvil de papá aparcó justo en la puerta, pero no pasaba nada, era raro, ya debían haber bajado y seguido al sirviente de mi abuelo para poder entrar.

Los minutos eran eternos porque realmente quería que estuvieras esta noche, pero ni padre ni madre bajaban, no sé que pasaba dentro de aquel auto, pero me impacientaba tanto poder saber si habías venido o no, y otra vez mi abuelo tomaba la iniciativa y salía a recibirlos o a ver qué es lo que pasaba y al parecer todos ustedes parecían dudar tanto si bajar o no, hasta que de la nada mi padre bajó y fue a abrir le la puerta a mi madre para poder sostenerla firme, tal vez se sentía mareada por algo.

Y entonces mi padre se giró y abrió la puerta para poder ayudarte a salir, a lo lejos podría afirmar que eras una mujer diferente, tu aura era un poco estoico y carente de expresiones, quizás te han obligado por nuestros padres el asistir a esta cena.

Antes eras muy bonita y siempre se lo admitía a mi interior, pero ahora realmente eras hermosa, el vestido que ceñía tu figura te hacía ver un poco más delgada pro extremadamente sexi, supongo y has crecido, te miras más alta y los tacones que traes los luces como atributos, tu cabello teñido ya no estaba y ahora es remplazado con lo que posiblemente es tu color natural.

La noche es hermosa, pero tú ganas la competencia esta noche, incluso la luna te hace resaltar tu hermosura con su luz y mi corazón no pudo estar más agradecido con la vida por poder observarte aunque sea de infraganti para poder dejar me embelesada de ti, eres tan hermosa y perfecta que mirarte de esta manera me golpeaba la culpa por haberte dejado.

Tus pasos de seguridad acabaron con lo que era la mejor escena de la noche, y yo sólo podía sentar me en la cama tratando de reprimir mis ganas de llorar y ansias por poder correr a abrazarte. Tratar de no pensar tanto en éste momento era casi imposible con tan magnifica escena que he presenciado.

Si estar en el cielo era ver ángeles con tu fisiología y anatomía era la gloria para mi corazón, pero en caso de estar en el infierno tú eras el demonio que abría paso a toda mi perdición y ambiciones, la que me castigará por haber obrado mal en a vida.

Los minutos pasaban y podía mirarlo en el reloj frente a mí, sabía que si no salía de lo que era mi habitación mi abuelo vendría por mí y posiblemente me reprendería por hacer esperar a las visitas. No tenía más remedio que bajar y saludar a mi familia, sin embargo esto me aterraba. Pero como siempre no tenía más opción.

Mientras bajaba me decía a mí misma que no tenía que ser tan obvia con lo que fuese a sentir, solo era otra cena con personas importantes, no debía pasar nada malo. Y mientras se iba acercando a  la sala podía escuchar un poco de la conversación que se producía en ésa pieza.

Antes de dar la cara respiró lo más hondo que pudo y dejó salir un pesado suspiro para poder aplacar los nervios que se producían y desarrollaban en su interior para remplazar lo con una mirada seria.

-Buenas noches padres, es un gusto ver los de nuevo, lamento la tardanza. (les ofrecí una reverencia para que aceptaran mis disculpas).

-Mei, hija, que gusto verte de después de tanto tiempo (habló mi padre después de que se levantó y me recibó con un abrazo).

-Mei, mira te, ¡qué hermosa te has puesto!, te hemos extrañado, dale un abrazo a mamá (ella era muy dulce, es la madre que siempre desee tener, me amaba tanto y estaba segura de eso ya que su abrazo era tan cálido y reconfortante).

-Hola madre, gracias, también les he extrañado tanto.

Tal vez necesitaba tanto de ella que no lo había notado hasta ahora, es por ello que aún no me separaba de sus brazos, no hay nada mejor que el amor de la familia, pero mis pensamientos se posaron en la sensación de ser observada por alguien. Era ella estaba tan cerca de mí y pronto me tocaría saludar la.

Y sólo cuando dejé los brazos de nuestra madre me dirigí hacia ella. Pero al mirarla tan de cerca es como si su belleza aumentara  aniveles exorbitantes, sus ojos aún más bellos, era su mejor atributo físico en los que me encantaban perder, lucían intensos y solo quizás diferentes a los que alguna vez tenía toda su atención. No sé si me encontraba muy nerviosa, pero podía sentir las miradas de todos en ella y yo, es como si estuviesen listos para cualquier movimiento que fuese a hacer, pero no podía dejar que creyeran eso, así que con la misma mirada con la que entré la saludé.

-Hola Yuzu, ha pasado ya tiempo desde la última vez que nos vimos, ¿no crees?

-Hola, Mei, si tienes razón, fue hace mucho. (mirarnos a los ojos después de mucho resultaba tan placentero para mi corazón, aunque tuvieras este aire de niña mala que odia de la vida y estuvieras actuando fuerte ante mi).

Quizás fueron segundos de conexión entre nosotras, tu mirada se desvió ligeramente hacia un lado de mi, creo que miraste a nuestros padres momentáneamente para después mirar al suelo. Verte fruncir el ceño ligeramente era la primera expresión que te miraba  desde hace tanto tiempo. Cuando me volviste a mirar me diste una pequeña sonrisa ladina, era tan pequeña que apenas se podía distinguir la línea curva que me dedicaste, con eso era suficiente para sonreírte de regreso.

-¿No le darás un abrazo a tu hermana?

Y solo después de escuchar aquello, ella avanzó dos pasos hacia mí, y pude sentir sus brazos a mi alrededor. Era tan diferente al de mi madre, éste me hacía creer que tenía alguna enfermedad cardiaca, aceleraba tanto mi corazón que me hacía sentir que moriría de un infarto en ese momento mientras mi estómago explotaba en mi interior. Cuando se pegó más a mi pude sentir su calor y un perfume diferente al que usaba mientras estábamos juntas, olía taan bien.

Di un pequeño suspiro inevitable en tu cuello y automáticamente cerré los ojos para poder disfrutar más, pero cuando te iba a corresponder el abrazo posando mis manos alrededor de tu cintura, te apartaste.

No sé exactamente cuánto duró ese pseudo abrazo, no sé si me quedé en shock por mucho o simplemente no duró casi nada, pero no quiero que creas que no quería corresponderte, no otra vez, por favor, espero que comprendas que me siento nerviosa con tu presencia, que me desarmas y debilitas como ninguna otra persona lo ha hecho.

Tute miras tan fuerte y segura, incluso me das la esperanza de que quizá y solo quizá me hayas perdonado por haberte abandonado, o tal vez no me quisiste lo suficiente como para mirarte triste el día de hoy.

-Qué bueno que ya has bajado, Mei.

-Lo siento, es que me había retrasado por mirar papeleo, últimamente se ha acumulado bastante. (Creo que mentir era un don que poseía ya que me sale tan natural).

-Ya veo, pero éste no es momento de hablar de papeleos de la academia, mejor pasemos al comedor que la cena ya está lista.

Asentir, muchas veces solo hacía esto para indicarle a mi abuelo que está de acuerdo con lo que pide o decide.

Una vez que pasamos al comedor mi abuelo se sentó a la cabeza, yo a su derecha y mi padre a la izquierda con Yuzu entre él y mi madre. Una vez que los empleados sirvieron la cena iniciamos y pláticas ligeras y banales surgían entre mi padre, abuelo y madre.

Ellos eran los únicos que participaban constantemente en la plática, yo solía contestar cuando me preguntaban y después callaba hasta que volvía a ser mi turno para explicar un par de cosas, quien casi no habló nada era Yuzu, me era extraño no escucharla entablar conversación, supongo que estaba incómoda, pero no creo que fuera eso, su postura en la mesa era firme y derecha.

Mi única forma de saber más de ella esta noche es que ella lo diga mientras lo platica en este momento para que mi abuelo sepa también, aunque he tratado de no mirar  la tanto me es casi imposible no dejar de hacer lo, en cambio ella no me ha mirado en lo absoluto, pasa su mirada de su madre al abuelo, del abuelo a mi padre y de su plato a su baso o a algún adorno cualquiera de la casa, era más que obvio que me estaba evitando, no la culpaba, al parecer todo y todos eran más interesantes que yo.

-Y bien Yuzuko, dime, ¿a qué te dedicas ahora?

Sí, sí, gracias abuelo, hoy estás para salvarme.

-Sigo siendo estudiante sr. Aihara, estoy matriculada en la universidad de Tokio estudiando artes.

¿Sigues estudiando? Y ¿En la universidad de Tokio? Se supone que ya deberías estar trabajando o dedicándote a algo, pero a decir verdad no me sorprende que hayas elegido esa rama ya que tienes talento para ello.

-La universidad de Tokio es muy buena, me alegra que hayas decidido matricularte allí.

-Gracias, a mí también me alegra mucho haber lo hecho.

-Pero, ¿no deberías estar trabajando y ejerciendo? Tienes casi la misma edad que Mei.

-Lo sé, es solo que… decidí tomar me un tiempo para mi y saber qué era lo que realmente quería hacer con mi vida, trazar con exactitud mi plan de vida, durante ése tiempo me encontraba perdida y una vez que encontré mi camino decidí continuar, ahora tengo una gran determinación y pasión por lo que hago, no me molesta en lo absoluto ser la mayor del salón de clases ya que para continuar la educación no existe edad. Los médicos pueden asegurar esto ya que siempre tienen que mantenerse con aprendizajes e información actualizada, de otro modo no serían llamados médicos.

-Tus palabras hablan de la seguridad que tu ser manifiesta, y hablar asertivamente demuestra que eres una mujer muy inteligente con gran determinación y tienes razón, para poder seguir con la educación y aprendizaje no hay edades ya que siempre se aprende cosas nuevas y hoy yo he aprendido de ti.

-Gracias señor Aihara.

Sé que eres lista, pero no puedo evitar sorprenderme de cuan rápido haces que las personas se dobleguen, mi abuelo lo ha hecho y es admirable y sorprendente.

-Así que ya tienes un plan de vida, dime qué es lo que incluye éste, supongo que será algo como terminar bien la universidad, sorprender a todos con tus obras, posiblemente después de un tiempo casarte, tener una familia y ocuparte de las responsabilidades familiares.

-Siii… (sonrisa y sonrojo por los últimos) jaja es… algo parecido a lo que usted menciona, pero no creo que orden de las cosas importen tanto ya que al final tendré el mismo resultado.

¿Qué ha sido eso?, cuando lo hiciste eras tan tierna, pero ¿qué significa?.

-Así que el orden no importa tanto, me alegra escuchar que eres flexible a las situaciones mi (abuelo sonrió, pero debo de confesar que no me ha gustado nada aquello y al parecer a ti tampoco te convenció).

-Si, he aprendido a adaptarme a las diferentes situaciones, y mis padres están a mi lado, para poder aconsejarme y guiarme a lo que es correcto, agradezco tanto tener los, pero dígame, ¿a dónde quiere llegar con esto?.

-Eres una chica muy inteligente sabías

Ahí estaba ésa sonrisa otra vez mientras llamabas a un empleado y éste en una bandeja traía una carpeta, miré a mi familia de reojo y estaban un poco confundidos al igual que yo. Retiraron los platos y cubiertos y una vez que tenía lo que pidió continuó hablando.

-Como sabrás, Mei es la única heredera legítima de la familia Aihara, siendo un hombre mayor temo dejar la sola, sin que alguien la comprenda y ame, pero antes de que ascienda a heredar mi patrimonio, tiene que cumplir con una última condición, una que yo he elegido para ella y quisiera que tú como su hermana la ayudases a cumplir con esto, hace un par de meses atrás comprendí la importancia de todo esto, pero te preguntarás ¿qué tiene que ver todo esto contigo?, verás Yuzuko Okogi, estoy al tanto de tus responsabilidades con tu familia y del pasado entre tú y mi nieta, sé que no mantenían una relación únicamente de hermanas y ya lo he hablado con tu abuela, te ofrezco todo lo que una vez quisiste, lo tendrás todo si firmas esto.

Sólo podía ver como la carpeta era deslizada por la mesa hasta llegar a tus dedos, tenías un rostro compungido, tu respiración aceleró y decidiste mirar, mientras leías yo miraba de manera brusca a mi abuelo, ojalá y no sea lo que pienso, porque de otro modo estaba arruinada y ella no me permitiría acercarme a ella otra vez, estaba tan acostumbrada a que él eligiera cosas por mi, pero esto no, esto no, pudo haber me avisado antes y no solo hacer esto.

Y cuando mi abuelo te miró yo también lo hice, y tus ojos se encontraban posados en mí dándome una mirada que nunca antes me habías dado, se que aquello era  difícil de digerir y aun peor con nuestra situación, tal vez mi abuelo averiguó sobre nosotras no tengo idea de como se habrá enterado, pero tus ojos reflejaban que eran malas noticias.

Te vi negar y murmurar no, tu fortaleza y seguridad había escapado lejos de esto y la mía también.

-Piensa lo Yuzuko, sería lo mejor para todos.

-Se equivoca, esto no es lo mejor para nadie, y no sé qué es lo que le dijeron, pero yo no soy la heredera de nadie, y se está engañando a usted mismo, no voy a firmar una maldita acta prenupcial, yo no voy a ayudar a Mei con nada y no me voy a casar con ella.

-Eres la única heredera de tu sangre y te tocará así te guste o no y será mejor que nuestros patrimonios se unan y solidifiquen para ser invencibles.

-No lo haré y no es mi responsabilidad.

Una vez que terminaste de hablar te levantaste de forma agresiva y saliste de la habitación para ir al balcón más cercano. Estaba segura que mi rostro expresaba mi confusión y la mirada llena de preocupación de mis padres solo le reprochaban a mi abuelo.

-Padre, no puedes hacer esto, esto no es de tu asunto, además Mei ya tiene a un esposo al cual respetar, no puedes tomar decisiones por ella a la ligera, por lo que dice su rostro no tenía ni idea de lo que ibas a hacer, al menos ¿le has consultado si es lo que quería?.

-Ella sabe que mis decisiones son todas pensando en su beneficio.

-Tal parece que usted no conoce nada de ella, solo sabe ordenarle sin escuchar la.

-Todos ustedes no comprenden que es lo mejor que puede pasar le a ambas, además estoy al tanto de los problemas de Yuzuko y qué fue que lo desencadenó, ésta es la mejor solución para que vuelvan a tener a su hija de vuelta.

-Cállese usted no sabe nada y no tiene derecho de decir qué es lo mejor para mi hija, podrá haber investigado, pero déjeme decirle que no lo hizo bien, ella no es la heredera de la familia, ha dimitido de su responsabilidad y no puede hablar sobre ella, no le voy a permitir que le arruine la vida a otra de mis hijas.

Mientras mis padres y abuelos discutían yo solo podía observar la carpeta, me ha dado tanta curiosidad leerla que dejé de escuchar todo, solo podía concentrarme en las líneas donde decía la misma cosas la última vez que tuve una en la mano y la cual firmé, justo ahora me dolía que ella no me ayudaría nunca más y que tampoco pensaba casarse conmigo.

No quiero sonar ambiciosa,  la herencia era lo último que me importaba en éste momento, lo que me dolía era que ella me había dejado de amar y que me odiaba, el rencor en sus palabras era muy visible, y creo que es lo que me merezco de ella. Siempre pensaba en las posibilidades que pudimos haber tenido juntas, un futuro juntas era la más grande de las ambiciones que tenía, pero ahora se hacía la idea de que sus fantasías jamás se cumplirían.

Tenía que arreglar las cosas, intentaría disculparse por lo que sucedió en el pasado, y por lo que su abuelo la estaba obligando, le haría saber que no tenía nada que ver con el objetivo de que su enojo contra ella sea aplacado y al menos quería consolarla un poco sabía que era duro todo.

Ahora, sólo puedo respirar profundo y soltar todo el aire que mis pulmones retienen. Esto era de las cosas que más me afecta, pero no permitiré que la persona que quiero arruine su vida como lo hice yo.

Quería a Yuzu, la quería tanto que me corazón dolía por ella, y quiero recuperarla, quiero que regrese a mí por gusto y no por presión, pero aquello significa hacer mejor las cosas, y creo que una disculpa vendría bien después de no haber hablado con ella por mucho tiempo.

Decidió ignorar a todos en la mesa mientras aún discutían, se levantó y encaminó a buscar a su hermanastra mientras las piernas le temblaban y las manos le sudaban por los nervios. Cuando por fin la encontró al otro lado de la puerta en el balcón, se notaba ansiosa y nerviosa ya que iba de un lado a otro caminando a un paso rápido mientras hablaba con sigo misma.

En su interior algo no le gustó respecto a la actitud de Yuzu, intuía que algo no iba bien, pero realmente nada estaba bien desde hace mucho. Así que s e apresuró a tocar la puerta ignorando su propio nerviosismo y atrayendo la mirada de Yuzu a ella atreves de los relucientes cristales.

Esperaba una respuesta de su parte para que la dejaran pasar, pero al sentir que no lo iba a recibir se invitó a si misma y entró por el mismo lugar que ella mientras era observada atentamente con una expresión un tanto molesta, o al menos es lo que le daba a entender su expresión facial y la espalda tensada.

Mientras se acerca a ella, sus ojos no abandonaban su figura, como si intentara leer sus movimientos, cuando estaba lo suficientemente cerca le dio la espalda y puso más distancia entre ella como mensaje de que no la quería tan cerca, no la quería mirar y la ironía de la vida hizo que cambiaran de posiciones. En el pasado ella era quien daba la espalda a alguien que la amaba e hirió porque estaba muy segura de que lo había hecho, pero desconocía hasta qué grado.

Las coincidencias de la vida te ponían en situaciones que nunca imaginarías, esto era un claro ejemplo.

….

….

-Hola (genial no pude haber dicho algo mejor?)

-Hola (asentiste mirando al horizonte que daba el balcón).

-Menuda cena y reencuentro, ¿no lo crees?

-Supongo.

-Lo siento… por el pasado… por lo que mi abuelo quiere obligarte  a hacer, yoo tampoco sabía de sus planes, sé que está siendo arrogante y está imponiendo sus deseos en nosotras, es muy posible que esto es lo último que puedas llegar a querer conmigo, no tienes por qué preocuparte, yo hablaré con él, cancelaré y arreglaré esto.

-De acuerdo.





-De todas formas hablaré con mi vuela para arreglar esto a mi modo este embrollo.

-Me parece bien.





-Sé que ya lo haz mencionado durante la cena, pero me gustaría saber cómo has estado realmente.

Entonces me gané una  mirada reprobatoria de tu parte, quizás elegí mal mis palabras.

-¿Qué es lo que sabes?, ¿a dónde quieres llegar?, ¿tu abuelo te envió para intentar convencerme de algo o es que también haz investigado sobre mi?.

-No,  nada de eso, no es lo que crees, sólo quería tener un tema de conversación contigo, no tienes que responderme si así lo deseas lo entenderé y mi objetivo está muy lejos de aquello o incluso incomodarte.

Comprendía tu enojo, nadie puede hurgar en tu pasado si tu así lo deseas, era tu derecho, al igual que mirarme con esa desconfianza que refleja tu mirada, sin embargo lo que haz dicho me hace dar cuenta que he caído más bajo de lo que había pensado.

-Entonces supongo que ya lo sabes por lo que comenté en la mesa.

-De acuerdo.

Y esto era el resultado de una plática fallida, una plática que esperé por mucho, ella siempre hacía que las cosas parecieran fáciles y justo ahora podía admirar nuevamente tu espalda y la parte de atrás de tu cabello, sin duda habías cambiado, tus ojos lo habían hecho no sé si era sólo al mirarme pero lo habían hecho.

Me tragué el miedo e inseguridad para ir a la barra del balcón a una distancia considerablemente lejos, si ella no quería estar cerca de mi no la incomodaría más de lo que ya estaba, la observé momentáneamente y dirigí mi mirada donde la suya “el cielo”.

Si podemos compartir una vista así de hermosa, compartir un momento fuera de incomodidad como el de este momento, compartir terraza y pensar la mejor solución para éste lío, quizás ella pueda dejarme volver a su vida, y después quizá y sólo quizá a su corazón como antes.

-Es una noche hermosa. Hacía años que no me tomaba un momento para sentir de su tranquilidad por estar ocupada, pero estando tú a varias décimas de centímetros me hace sentir que he perdido mucho tiempo enfrascada en lo incorrecto,  aun no entiendo cómo eres capaz de hacerme comprender cosas tan sencillas.

Y era toda la verdad, pero parece que a ella no le importó ya que parecía no escucharme mientras su rostro seguía serio e imperturbable.

Hasta este punto puedo notar tanto su cambio, ella me deja sin palabras sin haber mencionado alguna, ¿en qué momento de su vida había cambiado tanto?, sabía que habían cosas de las que me perdería por estar ausente de mi hogar, sus tristezas, sus alegrías, preocupaciones y éxitos, había renunciado nuevamente por cuenta propia a lo que pudo haber sido lo mejor de mi vida, y que ella esté a mi costado experimentando su cambio me hace sentir muy fuera de lugar.

Pero ¿realmente he tenido algún “lugar”?, no lo creo.

-¿Él te trató bien?

-¿Qué?

-¿Qué si él te trató bien?

¿Por qué se interesaría en mi antiguo matrimonio?, creo que sólo quiere saber cómo era él.

-Sí, fue muy bueno conmigo, terminó convirtiéndose en un buen amigo. Todos decían que éramos una pareja perfecta con muchos atributos para brillar en la sociedad, pero todo aquello me hacía sentir fuera de lugar, decidí acabar con ello pero tal parece que mi libertad nuevamente está siendo truncada, y lo peor es que te arrastran conmigo.

-Ya veo



-Está claro que tu abuelo y tú quizás tomaron malas decisiones, pero eres ya una mujer adulta madura e inteligente, siempre fuiste madura e inteligente y tu opinión en tu familia cuanta tanto como la de tu abuelo. Él no te puede chantajear por algo que de ley te pertenece, así que no te preocupes por tu herencia que eres la última Aihara.

-Lo sé, por eso ésta vez quiero hacer las cosas bien.

Sólo puedo verla asentir, tal vez no me quiera mirar.

-Escucha (ahí está, me mira) tienes que tener en claro qué es lo que quieres, yo arreglaré esto y cualquier posible unión que haya entre ambas, lo detendré de raíz pero tienes que decir le a tu abuelo tus deseos, anhelos y negarte a todo aquello que sientas que no te hará sentir cómoda, o que te consiga tan malos partidos (se señaló).

Estaba loca, ella era de los mejores partidos que podré tener, tuve o pude haber tenido.

-Gracias, pero aquello también me corresponde tanto como a ti, así que haré todo lo que esté a mi alcance.

-Eres muy testaruda como tu abuelo.

-Supongo que no puedo negarlo.

Eso se sintió bien que hizo a mi corazón acelerar, hacerla reír aunque sea ligeramente fue lo mejor porque fue sincera, causó que una réplica involuntaria saliera de mis labios imitando los sonidos y curvatura.

Como En Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora