Durante mi sueño de esta noche tuve la certeza de estar viendo la película El Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro, aunque la escena que era visualizada dentro de mi mente en nada tenía que ver con dicho filme: En medio de un paisaje de extraño, casi enfermizo verdor, un hombre joven se acercaba hasta una gigantesca almeja, la cual le arrancaba de cuajo parte de la piel de la palma de una de sus manos, dejándosela en carne viva.
Su herida tenía un aspecto grotesco, casi monstruoso: La carne viva latía como un corazón, mostrándose en la misma unas pequeñas venas hinchadas de color amarillento.
El hombre sanaba su herida aplicándose una suerte de bálsamo, el cual al aplicárselo en la palma de su mano hacía que la hinchazón redujese de tamaño, teniendo todavía un aspecto desagradable, aunque mucho menos repugnante que antes: La herida en carne viva había dejado de latir, y esas venas amarillentas habían desaparecido o cuando menos reducido su tamaño considerablemente.
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Diario de Sueños y Pesadillas
Non-FictionPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.