¡Mi Profesor Y Algo Más!

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Esther

Siempre me he considerado una chica que hace lo que quiere, cuando quiere y con quién quiere, sin temor a que me juzguen por ello ya que es mi vida y si cometo un error seré yo la que aprenderé de dicho error o no, si así lo creo necesario.

Estar con Maximiliano es de las mejores cosas que me ha pasado y no me arrepiento por ello.

¿Que es mi profesor? Me vale madres.

¿Que es mayor que yo? Me sirve para aprender.

¿Que está casado? Bueno, eso al principio si fue un problema pero ya no.

Maximiliano Duquet es en mi vida ese mar en calma, que tranquiliza mis olas rebeldes. Es mi paz después de la tormenta.

Justo ahora estamos en su departamento, ese que tiene solo para nosotros dos. Cuando no estamos en el mío, estamos aquí. Estoy apoyada en la encimera de la cocina mientras lo veo moviéndose de un lado a otro con la cena.

Me pierdo viéndolo hacer cualquier cosa y más si solo lleva un pantalón de chándal dejándome ver su espalda y ese culo que está para darle unas nalgadas, él me está contando de algo pero no escuché, incluso no me di cuenta que ya había terminado y hasta sirvió la cena.

—¿Que tanto piensas amor?— pregunta llegando hasta mí y besándome el cuello.

—Pienso en nosotros— digo y me volteó para besarlo en la boca.

—¿Específicamente en qué pensabas de nosotros?— dice para luego morder mi labio inferior.

—En muchas cosas de nosotros— digo acariciando sus brazos.

—¿Puedo saber alguna aunque sea?— dice comenzando a caminar por el pasillo que da a la habitación, sonrió.

—¿No vamos a cenar?— pregunto —Porque se va a enfriar si no.

—Quiero el postre primero— dice entrando a su habitación.

Él me lleva hasta la cama, donde comienza a sacar mi blusa mientras me besa, su boca reclama la mía con una pasión de la que nunca me cansaré, paseo mis manos por su pecho y bajo hasta su pantalón para quitárselo.

—¿Desesperada?— pregunta con la voz ronca.

—Tú me pones así— digo, él desabrocha mi falda que cae dejándome en bragas y sujetador aunque este no dura mucho ya que me lo quita y lleva sus manos a mis senos para jugar con ellos haciendo que mis pezones se endurezcan.

Nos besamos, y adentro mi mano en su boxer encontrando su erección, lo envuelvo y comienzo a subir y bajar mi mano mientras él suelta un gruñido ronco, comienza a descender por mi cuello donde deja besos y pequeñas mordidas hasta que llega a mis pechos, llevándose uno a la boca donde lame, chupa y muerde y el otro lo atiende con su mano.

Tengo que soltar su erección cuando él comienza a bajar para quitar mis bragas y meterse entre mis piernas, mis gemidos se comienzan a escuchar por toda la habitación cuando él me está devorando con tantas ganas, agarro las sábanas para poder controlarme un poco, aunque Max me lo hace imposible al entrar dos de sus dedos en mí.

—Tan húmeda y apretada para mi— dice y siento su aliento en mi clítoris antes de que comience a lamerlo y eso más sus dedos hacen que llegue a mi orgasmo más rápido de lo que quería.

—¡Max!— exclamo en un gemido tirando mi cabeza entre las almohadas.

—Ya cariño, te daré lo tuyo.

Levanto la cabeza para mirarlo y esta sonriendo, yo entrecierro mis ojos hacia él, se baja el boxer y va hasta su mesa de noche dónde saca una tira de condones, alzó mi ceja y guiña el ojo.

Me Enamoré De Mi Mejor Amigo (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora