CAPÍTULO 5

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Salí corriendo de mi habitación, a conversar con mi abuela, acaso le avisó a mi madre del "evento".

- Abuela, que bueno que te encuentro- exclamé agitada.

- Qué ocurrió mi vida.

- Mamá me acaba de enviar un mensaje dice que me va a venir a recoger mañana temprano, sabías de esto.

- Pues...- se quedó pensando.

- Abuelita, dime que sucedió.

- Cam, te lo iba a contar, pero no sabía cómo.

- ¿Por qué? , ¿mamá se enojó conmigo?

- Me comunicó que el señor Díaz no deja de tocarle la puerta, según él, en estos días, se va a ir de viaje y tú prometiste cuidar su negocio. Es eso, ¿cierto?

- Sí. Me comprometí en cuando se fuera, me quedaría a cargo de su tienda.

- Ese es el motivo por el cual tu madre está furiosa, demasiado insistía el vecino que no soportó y decidió llevarte a qué arregles los asuntos con él en persona.

- De acuerdo, iré con ella de vuelta a casa, sin embargo abuela sigue nuestro trato aún o ya no- la última palabra me dejó deprimida, tal vez mi oportunidad llegó a su fin.

- Alguna vez, he yo rotó mis promesas- me guiño el ojo.

- Gracias, de verdad muchas gracias- me sentía entusiasmada y esperanzada.

- Ya anda a descansar, es tarde.

Le deseé las buenas noches y regresé al cuarto. Recé y luego fui a dormir.

AL DÍA SIGUIENTE

- ¡Cam, despierta!, ¡Camelia, apúrate!

- Sí, sí, qué pasó.

- Cómo que qué pasó, tu deberías saberlo muy bien no- por el tono por lo que lo dijo estaba muy irritada.

Estaba todavía soñolienta, si era mi abuela me dejaría dormir unos minutos más. Sé que comprendería.

De repente, siento como alguien me jala de los cabellos.

- ¡Auch!, abuela para- de verdad me dolió mucho.

- ¡No soy tu abuela, soy tu madre! Y ya vámonos, que no voy a aguantar ni un minuto más las quejas del señor Díaz. Qué se ha creído para venir a mi casa de madrugada a fastidiar y todo por culpa tuya y esos acuerditos pendientes. ¡Rápido, vístete y sal afuera, te espero en el auto!- se retiró de la habitación para después esperar a la esquina con su camioneta.

- Pero qué le sucede, como se ha atrevido a arrancarme el pelo- estaba totalmente molesta, cómo pudo llegar tan lejos.

Preparé mis maletas, me puse lo primero que encontré y fui a despedirme de mis abuelos.

- Adiós, los voy a extrañar mucho- les estreché un gran abrazo y di pasó a irme.

Vi el carro y me acerqué.

- Qué esperas para subir.

Seguí sus órdenes y permanecí callada todo el camino de regreso a mi "hogar".

- Baja velozmente. Quiero que inmediatamente entables una conversación con el señor Díaz, anda toca el timbre, ya no quiero volver a escuchar sus quejas.

Fui a timbrarle y se asomó el vecino.

- Qué bueno que llegaste, justo en la madrugada tengo que ir al aeropuerto. Aquí te dejo las llaves de la tienda, me lo cuidas muy bien por favor. Te estoy dando lo más preciado que tengo. Lo demás será sencillo para ti. Solo es organizar los productos, venderlos y nada más. Te dejo a cargo. Ahora sí, chao.

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