POKÉMON VG

Episodio 1: Mi realidad

-¡Shige! ¡Shige! Niñato de las narices ¡¿Cuándo vas a despertarte?!-

Escuchaba una irritante voz que intentaba interrumpir mi sueño. Era fin de semana por lo que no entendía el motivo de la insistencia de mi hermana por querer despertarme.

-Déjame pesada... - Le contesté somnolientamente.

-¡¿Con que estás me llevas renacuajo?!- Replicó mi hermana mayor mientras me propinaba un fuerte pisotón en el estomago, cortándome así la respiración y abriéndome los ojos de par en par.

Con claridad pude ver que estaba revolcándome sobre mi propia cama, la cual no era más que el típico ''canapé'' formado por un colchón y bajo este había un gran cajón que usaba para almacenar mis cosas.

Sin poder articular palabra y con el rostro reflejando puro dolor. Intentaba coger aire para así devolverle el favor a la señorita con punzantes palabras.

-¡Papá! ¡No sabía que teníamos un Miltank en ca...!- De nuevo mis palabras fueron cortados por un violento acto por parte de mi hermana quien me arreó un potente puñetazo en la cara.

-¡¿Qué insinúas llamándome Miltank renacuajo?!- Se dirigió hacia la puerta de mi habitación, la cual era corrediza y de madera de la buena. Y mediante un enfadado guantazo la deslizó con irá hacía la derecha. Se recostó en el costado del marco de esta y prosiguió: -Manda narices, me pides ayer por la noche de rodillas que te despertará a primera hora... como hoy cumples dieciséis, legalmente ya puedes usar un...-

-¡Mierda! ¡Es verdad! ¡Tengo que ir rápidamente al Club de entrenadores Pokémon del barrio! ¡Gracias Aru!- Corrí despavorido por delante de mi hermana, no la arroyé por milímetros. Iba despeinado y en pijama, al salir por la puerta de mi habitación rápidamente viré para no perder velocidad y me dirigí hacía la puerta con gran pavor. Sin embargo, mi empresa fue rápidamente destruida por una patada voladora que mi hermana me encasquetó en toda la columna, estrellándome así en el parquet del suelo.

-¡¿Se puede saber dónde vas vestido así?! Para ir con esos arrapos te saldría más a cuenta incluso ir en pelotas chaval. Arréglate rapidito.- Imperó Aru mientras me arrastraba hacía mi cuarto y de un portazo cerraba la puerta. –Bueno me voy a la Uni ¡Papá vigila que Shige no salga hecho un simio de su cuarto!-

A lo lejos me pareció oír un ''Como mandes hija'' por parte de mi padre. Escuché a mi hermana dirigirse hacia la salida. Y gritar desde ella -¡Felicidades renacuajo!- Cerró la puerta de un buen golpe.

-Tendrá el genio de un Primeape, pero en el fondo... es buena hermana.- Reflexioné en voz alta.

Rápidamente me cambié, me puse una camisa blanca y por encima de esta una sudadera con capucha de color azul marino. Me peiné como pude mis revoltosos cabellos morados y me coloqué mi bandana roja en el pelo para que este no nublara mi vista. Raudamente me dirigí a la entrada de mi casa. Allí encontré a mi padre calzándose para ir a su trabajo. Me miró fijamente con sus anaranjados ojos, los cuales tenían el mismo color que los de mi hermana. Puso una mano en mi hombro y exclamó: -Shige hijo, muchas felicidades.-

-Gracias papá.- Respondí impaciente para que me dejará salir. El se percató de ello y sonrió.

-Espero que consigas el diseño para tu Nintendo VG que tanto te mola. Y obtengas un buen Pokémon inicial. Esta noche cuando vuelva te enseñare unas cuantas cosas sobre combates pokémon. Recuerda que yo juego a esto desde las versiones de Game Boy... ah estoy hecho un viejo ya... Oh, nunca olvides que los mejores Pokémon son los de la segunda generació. En fin me voy a currar ¡Buena Suerte!

-¡Te voy a dar una buena paliza viejo! – Exclamé mientras echaba a correr rebasándolo para no arroyarle. Rápidamente me dirigí al Club de entrenadores Pokémon situado en mi barrio.