La luna estaba en lo más alto del oscuro cielo, brillando cuán hermosa joya, luciendo su verdadera belleza y pureza, siendo la estrella de la noche y más. Pero sin duda alguna entre tanta belleza siempre se encuentra un ser destruido, alguien apagado, sin luz, alguien como la pequeña castaña, ser del cual hablaremos a profundidad.
Kim Jennie; sentía su alma quebrada, sin arreglo, sin reparación, a punto de morir, igual que un cristal roto; no servía.
Toda ella pedía a gritos poder ser libre, su cuerpo lo quería, su alma lo necesitaba, ella lo deseaba.
Lentamente dejó salir un suspiro de sus labios y limpió las lágrimas de sus frías mejillas, estaba cansada de llorar, de sufrir, de vivir.
¿Por qué un ser que no ha hecho nada malo es quien recibe más castigos?
Ella nunca lo comprendió, nunca entendió los gritos de sus padres por haber tenido un pequeño error, ¿era acaso que no se podía equivocar? ¿Tenía que ser perfecta para todo? Al parecer si, pero no entiende el porqué, jamás lo supo, y tiene más que asegurado que nunca lo sabrá.
Podía sentir que todo el mundo estaba en el otro lado, en contra de ella, solo para alejarse de ella, ¿por qué eran tan egoístas? Bueno, eso siempre lo pensaba más nunca tuvo respuestas, nunca tuvo la resolución de sus problemas porque nunca recibió la ayuda de alguien.Por eso ahora se encontraba sentada en su pequeño balcón con varios artefactos a los cuales había hecho malos usos solo para desahogarse a tal punto de desaparecer, pero aún no lograba hacerlo.
Algo se lo impedía, y aún no sabía que lo hacía, era débil, no era capaz y eso solo la enojaba más.
—¿Por qué tengo que ser tan débil hasta para lo que más quiero?—habló o mejor dicho susurró para ella misma, el suave y frío viento llevándose aquellas palabras lejos. Fue luego cuando su ceño se frunció, enojada contra el mundo y ella misma, enojada con todos, subió su tono de voz y empezó a golpearse en su pecho.— ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ YO?.
Uno, dos, tres, cuatro... hasta más de diez golpes se había dado en su ahora adolorido pecho, pero ¿importaba? Claro que no, su alma no sentía dolor, ya no.
Nuevamente las lágrimas bajaron como cascadas de sus ojos, algo que no podía evitar, así que llevó sus manos a sus ojos y apretó fuertemente, preparada para seguir gritando, total, estaba sola en casa.
—¡DEJA DE LLORAR!— golpeó su abdomen, una y otra vez hasta quedar sin aliento. No quería saberlo, no quería admitirlo, pero su cuerpo suplicaba que parara, que se esforzara por detenerse, pero era como si sus oídos no escucharan, como si su corazón ya no sintiese, como si sus ojos ya no viesen.
Ella estaba perdida, su luz estaba completamente apagada, era un ser sin luz, ella ya estaba muerta.
Pero necesitaba asegurarse de lo último, lenta y suavemente se colocó de pie, tambaleándose y caminando con dificultad, tomó una navaja con fuerza y empezó a pasarla por su pálida muñeca, cortando de inmediato, aún con lágrimas en sus ojos hizo más cortes.
Pronto sintió el ardor y la sangre salir y caer rápidamente, las había hecho profundas, pero ya no había tiempo para arrepentirse, agarró la navaja y esta vez cortó en el brazo contrario, cortaba mientras su mano temblaba, mientras ella lloraba, mientras sentía dolor y ardor.
Ahora con varios cortes en ambos brazos cayó en sus rodillas, empezando a sollozar y minutos después a gritar, no podía quedarse así, por lo que con la poca fuerza que le quedaba, se levantó y tomó una cuerda, era hora.
Empezó a hacer pequeños amarres en toda la cuerda, sus manos temblando fuertemente, impidiendo que lo hiciera con normalidad.
Luego de unos minutos colgó la cuerda por encima del barandal. Tocó aquello y bajó su cabeza mientras sus manos se dirigieron a su cuello, preparándolo para el final.
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La Princesa Del Demonio [JENSOO]
FanfictionEra una noche bastante solitaria y fría, por lo tanto, Jennie lo tomó como una gran oportunidad para irse de ese mundo tan cruel. Sin embargo, nunca se esperaba ser rescatada por algo tan misterioso y solitario a la vez: Una demonio... alguien que l...