4 pm
Para su sorpresa, Brandon ya estaba en el almacén avanzando su parte del trabajo. Se le podía oír moviendo piezas en el suelo, aunque apenas se le podía ver con el montón de cosas que lo rodeaban como un escudo de protección. Así era más sencillo la convivencia entre los dos, sin verse. La pelirroja dejó su maleta sobre una de las carpetas libres y se dirigió en silencio hacia su zona de trabajo. No había motivos para hablar con su compañero de detención, no había motivos para relacionarse con él. Sin embargo, una voz se dirigió a ella.
—No esperaba ser honrado con tu presencia. —Brandon estaba de pie, mirando hacia ella desde su sitio.
Su intención era ignorarlo. Nada bueno salía de una conversación entre los dos, al final terminarían peleando, solo que tampoco esperaba que él la saludara, a su modo. Itzel mantuvo la mirada sobre él, pensando si debía responderle como una persona lo haría normalmente hasta que se percató de su rostro.
—Encantador moretón llevas puesto hoy día —comentó ella. Lo lamentaba por el profesor Harford, pero no podía ser alguien para ese chico. Ni siquiera había pasado un día y ya se había metido en problemas—. Uno más para la lista.
—Esperaba que estuviéramos a la par —le contestó él con una media sonrisa—. Lástima que tu enfrentamiento con Tara no superó mis expectativas.
—¿Tus expectativas? ¿Qué esperabas?
—Algo más de drama... ya sabes... sangre, ojos morados, algún hueso roto, que se quitaran los ojos o se arrancaran la oreja de una mordida .
—¿Qué clase de ser salvaje crees que soy? —dijo ella en un tono ofendido, pero luego escapó una leve risa por un corto tiempo. Era la primera vez que había reído por algo que dijo Brandon.
—Uno diferente.
Fue lo último que dijo Brandon antes de regresar con su trabajo y terminar la conversación. Itzel mantuvo la mirada sobre él, curiosa de saber a qué se había referido con ese último comentario. A lo mejor no era nada importante, así que continuó con sus pendientes.
Cada uno continuó en silencio por su lado. Itzel no parecía tener problemas, pero Brandon estaba teniendo dificultades en armar algunas piezas del motor de la fuente. Había creído que sería más sencillo de reparar comparando su motocicleta, pero ya llevaba como media hora tratando de hallarle sentido a una pieza. Lanzó un par de maldiciones en voz baja a medida que empezaba a perder la paciencia hasta que en un momento un pequeño grito de dolor rompió el silencio. Al parecer, Brandon había logrado golpear su mano por accidente.
Hizo su mejor intento de no perder la calma y lanzar la pieza lejos de él sin importar lo que pudiera pasar. Estaba a punto de hacerlo, solo que recordó que no estaba solo cuando se acercó él.
—¿Estás bien? —Itzel se quedó parada a su lado, mirándolo desde arriba. Observando si había algún rastro de sangre.
—No fue nada —contestó él poniéndose de pie y mostrando su mano. Intentó ocultar el dolor causado por el golpe, pero no espero que Itzel sujetó su muñeca para revisarla—. Un simple accidente.
—Traeré el botiquín.
***
Brandon debía estar confundido porque la pelirroja estaba actuando amigablemente, o mejor dicho, preocupada por algo tan insignificante. Se suponía que lo odiaba, con toda razón, por lo que su comportamiento no era natural. Debía estar sonriendo, disfrutando de sus infortunios, pero ella estaba realmente yendo por el único maletín de primeros auxilios que había en el salón.
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¿Fue parte del destino?
Novela JuvenilDicen que del odio al amor hay un paso ¿será eso cierto? La historia de dos chicos que viven experiencias y emociones en el transcurso de los años, y de los que nunca se esperaron. Ambos metidos en sus propios mundos y por su lado hasta que de algún...