Shadows Inside My Head

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DÍA 8
9:18 pm

Gavril estaba corriendo. Corría tan rápido que sentía que en cualquier momento sus piernas se desmoronarían. ¿Por qué tenía que ser él siempre la distracción? ¿Por qué no podía ser Mila, Gianna o Emil? No es como si él fuera el más rápido del grupo y el único aparentemente inmune a la manipulación de las sombras. Pero, claro que lo era; por lo que sólo él podía ser la distracción.

Dió la vuelta en una esquina y vió a sus perseguidores seguir de largo por el callejón.
"¡Ja! Neblinas sin cerebro" pensó soltando un gran suspiro.
Pero tan solo un segundo después, observó como una enorme sombra negra se alzaba a su izquierda, lista para atacar. Gavril tomó su arma, aunque claro que esto no le serviría de mucha ayuda ante un ser que se materializaba a voluntad, pero decidió alzarla de todas formas. Prefería morir intentando luchar con aquel ser de oscuridad que ser asesinado sin haber puesto ningún tipo de resistencia.

Sin embargo, morir no hizo falta, pues en ese mismo momento Gavril pudo ver un reflector de luz resplandeciendo en lo alto de un edificio cercano, el cual era uno de los pocos que milagrosamente seguían en pie. "La señal de Elyon" pensó. Y tras identificarla, volvió a correr con todas sus fuerzas y sin mirar atrás, esperando que esta nueva sombra se distrajera con algún otro tonto que estuviera rondando la ciudad.

Al llegar al edificio, Gavril se percató de que la camioneta de Bastian estaba estacionada al exterior, oculta bajo una lona. "Este zoquete no se despega de Ezra ni siquiera en el mismísimo fin del mundo" dijo para sus adentros, sin poder evitar la expresión de incredulidad que se reflejó en su rostro. Sin embargo, un escalofrío recorrió su espalda al pensar que Ezra o el mismo Bastian pudieron haber sido víctimas de una criatura nocturna, así que decidió subir a toda velocidad para reunirse cuanto antes con los otros.

El chico llegó al punto de reunión y tamborileó en la puerta el ritmo del código acordado. Unos segundos más tarde, los azules ojos de Mila aparecieron tras la rendija, escudriñándolo como si fuera un criminal.

—Identifícate —dijo la chica en un tono de voz impaciente.
—Gavril Lloyd, Sector 01 Capital, Agente de Seguridad Especi-
—Así no, imbécil —lo interrumpió Mila, claramente enojada. Y tras un bufido agregó—. ¿Cuál es el mayor secreto que te he dicho?

Gavril lo pensó durante unos segundos. Por su mente cruzaron secretos que ella le había compartido sobre sus técnicas de pelea, sobre sus hermanos e incluso sobre su relación con Rhea. Pero tras dar con la respuesta correcta, dijo:

—Te gusta que nos burlemos de tu baja estatura —dijo poniendo una sonrisa burlona en sus labios.
Mila entrecerró los ojos, aunque el chico no estaba seguro de si fue con el propósito de darle un último vistazo o queriendo decirle "Eres un idiota". De cualquier manera, Mila cerró la rendija e instantes después la puerta estaba abierta.

Gavril se adentró a la habitación, temeroso de lo que pudiera encontrar, y a la primera persona que vió fue a Gianna, la cual se arrodillaba al lado de un colchón que se encontraba en el suelo. Emil, que yacía sobre el mismo, tenía en su rostro una expresión que reflejaba que estaba dormido.

—¿Dónde está Ezra con las provisiones? —preguntó Gavril con un tono suave pero firme.
—Siempre has sido un muy mal observador Gav, ¿lo sabías? —dijo el pelinegro, que se encontraba reclinado contra el marco de la puerta—. O tal vez el espectro dentro de tí no te estudió lo suficiente como para saber que nos conocíamos.
—Es suficiente, Ezra —declaró Mila—. Si lo dejé entrar es porque estoy segura de que es él.

Ezra lanzó una mirada de desconfianza hacia Gavril, y tras sacudir la cabeza, confesó:

—Esta maldita plaga me está volviendo loco. Si ni siquiera podemos confiar entre nosotros, ¿cómo solucionaremos las cosas? —hizo una pausa, y tras dejar pasar un silencio en el que nadie respondió a su pregunta, agregó— El único en el que puedo confiar es Bastian, y ni siquiera sé si podré seguir confiando en él mañana.
—Ez, no es el momento para perder la calma —dijo Gianna al tiempo que colocaba un trapo húmedo sobre la frente de Emil—. Ya es suficiente con que tu hermano fuera destituído y con que colapsaran los sistemas públicos.
—Y no olvides que también somos fugitivos de la ley —dijo Elyon, asomando la cabeza desde el piso superior—. Pero es emocionante, ¿no?
—Elyon, preciosa, creo que tienes una rara concepción sobre lo que es emocionante —río Bastian burlonamente detrás de ella.

Gavril casi había olvidado haber visto la camioneta de Bastian fuera del edificio, así que escuchar su voz le cayó como un balde de agua helada. Sin perder un segundo, tomó el cuchillo que se encontraba sobre la mesa y se aproximo al par que bajaba las escaleras
—No se atrevan a dar un paso más —dijo, sosteniendo el arma a centímetros de sus caras—. Ezra, repíteme ¿cómo mierda es que sabes que puedes confiar en Bastian si llevas por lo menos dos minutos sin verlo?

Por el rabillo del ojo, Gavril pudo ver a Gianna levantándose rápidamente y se maldijo por haber preguntado por las provisiones de Ezra antes que por la presencia de Bastian
—Gav, tranquilízate. Ni siquiera... —comenzó a decir el peliblanco, pero Gavril necesitaba asegurarse.
—Ezra, ¡respóndeme! —dijo, ahora lleno de cólera.
—Gavril, Bastian no ha estado solo. Ambos estuvimos juntos en el segundo piso —dijo Elyon con un hilo de voz—, y antes estuvimos todos aquí.

Tras unos segundos, el castaño bajó el cuchillo, aunque no se arrepentía de haber sospechado. Bastian prosiguió a sentarse en un taburete al lado de Ezra y Elyon se dirigió a donde se encontraba Emil. Gianna se acercó a su hermano.
—Debemos irnos en la mañana —declaró Elyon, observando las facciones de Emil— Morirá si no podemos administrarle algún suero.

Un silencio sepulcral cayó sobre ellos ante la cruda realidad de aquellas palabras. ¿En qué momento todo esto había ocurrido? Hacía apenas una semana que los sistemas colapsaron, dando lugar a que los rebeldes pudieran destruir todo lo que encontraran a su paso. Y justo después de eso, las sombras escaparon. Esas que podían devorarte y tomar tu lugar sin que ni siquiera tus más cercanos se dieran cuenta de que algo había cambiado. Aquellas que alguna vez le pertenecieron a Emil y que fueron diseñadas para el bien, y que ahora eran las responsables de que Gavril desconfiara de sus mejores amigos.
Estaba harto de todo. Harto de este miedo. Harto de esta vida. Pero la misión de proteger a sus amigos le daba seguridad

—Iré a hacer guardia —dijo dirigiéndose al balcón—
Detrás de si pudo escuchar a Gianna preguntando si ya la habitación estaba en condiciones para ser usada por Emil, y tras recibir el visto bueno de Elyon, vió como Ezra y Bastian subían a Emil por las escaleras.
—Necesitarás esto —le dijo Mila al tiempo que le ofrecía una chaqueta, la cual Gavril aceptó gustoso—. Espero que mañana sea un mejor día.
—Yo también lo espero, Mila —dijo mientras levantaba la vista hacia el cielo, con la esperanza de que algo (o alguien) le diera algún indicio de qué hacer a continuación...

<EXTRA>

DÍA 9
4:37 am

Clink, clink, clink
Una gotera en el balcón
Pat, pat, pat
Pasos a su alrededor
Woosh, woosh, woosh
El viento sopla con fervor
Ja, ja, ja
Alguien que es un impostor
Y que con sus ojos azules te dice
Que huyas con terror

~~♡~♡~♡~~

Espero que les haya gustado. El reto que estoy siguiendo fue creado por Hermanas_Yuenai 💕

 El reto que estoy siguiendo fue creado por Hermanas_Yuenai 💕

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2020 ⏰

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