Parte Unica

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Estaba decidido, me iría de PRIVÉ.

Ya no me importa nada de lo que digan, ya lo había decidido; las cosas ya no eran igual que como iniciamos, lo divertido terminó convirtiéndose en polémicas y lo asombroso siempre terminaba en ridiculeces a cambio de un par de seguidores. Ya no lo soportaba; era demasiado como para soportarlo todos los días,  ya no tenía algún propósito para seguir dentro de la fraternidad. 

Deje de sentirme bienvenido, ya no me sentía parte del grupo, deje de encajar; además de que ya no podía seguirle viendo la cara de Jean y fingir que nada pasó estrés nosotros, no podía seguir fingiendo que entre él y yo, jamás hubo y jamás habrá algo más allá que una simple amistad, al menos por mi parte.

Quizá yo tuve la culpa de esto, un ícaro que quiso acercarse demasiado al Sol, pero tampoco es que Jean fuese tan inocente, después de todo fuiste el fue quien siguió dándome falsas esperanzas cuando no tenía oportunidad alguna, solo una simple estrategia de marketing, una mas del monton. Jean, solo fingias y te las terminabas arreglando para seguir dándome motivos para quedarme aún cuando tu corazón ya pertenecía a alguien más. Seguías con tu mentira aun cuando tus latidos ya le pertenecían a Darían.  

Fui ingenuo, más nunca estúpido; nunca pase por alto el cómo las miradas pasaban a caricias, el como los "Te quiero" pasaban a "Te amo", el como la amistad pasaba a amor. Jamás fui estúpido, sin embargo mi ilusión contigo si lo fue.

No sé si valió la pena el haber entrado a PRIVÉ, no estoy seguro si el haberte conocido haya valido la pena, de lo único que estoy seguro es que me extrañarás cuando me haya ido.

Mi mente estaba preparada, mis maletas hechas y ya había conseguido mi boleto para el camino largo; ya todo estaba preparado y mi mente levemente embriagada por las botellas de whiskey, las cuales supuestamente iba a guardar para el camino. Me habría gustado tu dulce compañía conmigo, pero sabía que eso no sería posible. En menos de dos horas oficialmente estaría fuera de PRIVÉ, solo faltaba que Amaranta llegará para irme con ella. Una vez ella llegará ya no habría vuelta atrás, ya que nos iríamos del país justamente mañana...

-Ralf...- Y ahí estaba de vuelta esa voz por la que perdía la cordura y me impedía razonar las circunstancias. Ahí estabas nuevamente recargado en mi puerta con tu mirada deseando penetrar mi mente una vez más. Sea lo que sea que buscarás sabía que no terminaría en una forma agradable.

-¿Qué necesitas Jean? - Te pregunté intentando no toparme con tu mirada, sabía que si lo hacía volvería a caer y no podía volver a hacerlo. Pareciste darte cuenta al instante de mi actitud, ya que sin permiso alguno te acercaste hasta quedar justo delante de mí.

-Es suficiente, dejemos los juegos de lado. NO puedes irte de PRIVÉ, aquí está tu familia, aquí te necesitamos...- Y ahí estaba el típico discurso  de siempre, si fueran otras circunstancias de seguro habría cambiado mi opinión, pero ya no lo haría, no debía hacerlo.
Solamente baje aún más mi cabeza, con la mirada fija en el suelo y de mis labios salió un simple:

-¿Tú me necesitas? - Te pregunté y en tu rostro hubo todo un poema. Tu gesto de sorpresa no encajaba del todo en tu cara, tus ojos se exaltaron y tu boca estaba levemente abierta; al parecer te había desconcertado bastante con unas simples palabras. Al ver que no tenías intención de contestar, simplemente te pronuncie nuevamente para que reaccionaras.
-Cuando me haya ido...Cu-cuando me haya ido...- Te susurré difícilmente pues las lágrimas traicioneras amenazaban con abandonar ambas de mis cuencas, pero logré cumplir mi cometido. 

-¿D-de qué estás hablando?, Ralf me estas confundiendo. - Una risa sin gracia había salido de mis labios y con ello las primeras lágrimas se hacían presentes en mis ojos, aunque te veías bastante lindo confundido.

When I'm goneWhere stories live. Discover now