Gustabo Con B De bombón One-shots

Baile

—Baile—Dialogo.
Baile—Pensamientos.
—Baile—Mensajes.
•Los chicos se encuentran dentro de la mafia(aun no pasa la salida de Horacio)
•La mafia sexy sigue unida

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El ojiazul miro el reloj desde el asiento en el que se encontraba sentado en el despacho del abuelo, ya era viernes, a un paso del fin de semana y el reloj mostraba las 18:30.

Solo 30 minutos antes de que pudieran salir de esa maldita comisaría de los huevos y poder obtener su bendito descanso por dos míseros días.

Pero dos días sin papu alrededor de ellos jodiendole la existencia tanto a Horacio como a él.

Apartó la mirada del reloj mientras se acomodaba su máscara blanca y miraba la escena frente a él, Horacio estaba contándole al super sobre los tres códigos 3 en los que estuvieron hoy y en los que lograron arrestar a todos los criminales, haciéndole sonreír al recordarlo.

Otro éxito para Fred y Dan.

Se levantó lentamente del cómodo sillón, observando la pose ridícula de héroe que había puesto el de cresta mientras Conway solo negaba con la cabeza.

Le sorprendía un poco que aun no les hubiera pegado con la porra.

Horacio se giró para mirarlo, sonriéndole y pasándole un brazo por los hombros

—Los mejores subinspectores de todos Los Santos, Hor-errr Dan y Fred—Corrige rápidamente viendo como el de traje les clavaba la mirada y rápidamente sacaba la porra, ya estaba hasta la polla, el rubio al darse cuenta se suelta y corre hacia la puerta—Dan corre hijoputa!—Grito mientras abria la puerta y pasaba al lado de un sorprendido comisario que lo siguió con una mirada interrogante, sin ver como se acercaba otra persona y terminando ambos comiendo suelo.

—Gu-Fred!—Escucho como le gritaba el de máscara negra antes de que cruzada la puerta y corriera hacia la salida, pasando a una multitud de gente que hacian denuncias y alumnos que lo miraban pasar curiosos.

Hoy no pensaba recibir los porrazos del viejo decrépito.

Ya afuera de la comisaría paro para recuperar el aliento apoyado contra un poste (y escondido un poco tras este por si acaso), creyó haber escuchado la condenada voz del de traje acercándose, por lo que se separó del poste y empezó a correr calle abajo, lejos de la comisaría y directo a una tienda de ropa.

Aun le quedaban 15 minutos de trabajo pero ni loco volvía a esa comisaría con el de corbata rondando enojado esos lugares.

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El ojiazul salio del lugar llevando una remera negra, un pantalón rojo oscuro, zapatillas blancas, junto con su respectiva gorra y gafas.

Era un día caluroso y llevar desde la mañana la máscara y el chaleco de los cojones le hizo sudar como un cerdo, dejándole con un sentimiento de pesadez.

Sintió la vibración de su celular por lo que lo saco tranquilamente y observo quien le mando el mensaje.

—Perla donde estas? Que el super indigente te anda buscando

Resopló divertido, no volvería a la comisaría por unos dos largos días (más lo que quedaba de día), por lo que el súper indecente podría seguir buscandolo.

—Me cambie y estoy yendo hacia el mecánico, que Manolo me debe un full tunning después de haberle ganado en el casino, nos vemos allá puerco