Tal vez estaba equivocado, pero en su interior podía sentirlo.
Su hermano estaba molesto, acababa de decirle que no podría acompañarlo al karaoke; aunque Shigeo no entendía el porqué de su actitud; según Ritsu sería una salida de amigos, pero el menor se negaba a invitar a los demás.
Raro.
En realidad, ya tenía planes para hoy; pero su mueca de disgusto era algo que no podía soportar.
La sola sensación de haber provocado un pleito le carcomía el alma.
¿Debería decirle a su maestro que no podría ir al encargo?
Mob sabía que eso sería un tanto desconsiderado de su parte, pero negarle a su hermano la oportunidad de divertirse también.
Suspiró cansado, tenía que ser un tanto duro si quería escoger.
Su maestro lo entendería; Shigeo necesitaba salir de vez en cuando.
Sólo fueron unas cuantas horas en el lugar, no estaba acostumbrado a este tipo de reuniones, pero al estar sólo con su hermano le hacía sentirse no tan incómodo.
A decir verdad, sólo estuvo pensando en lo ocurrido desde hace unas semanas, tenía amigos; y estos le invitaban a salir más a menudo, ya se estaba integrando a la sociedad como debería ser.
Estaba feliz de compartir su tiempo con personas tan buenas, no podría pedir más.
Le sorprendía haber tenido el valor para acercarse a más gente y decidir por sí mismo. Reigen le había dicho que había crecido como persona y que estaba orgulloso, ya podía hablar con más confianza y en realidad sólo esperaba progresar más.
Pronto llegó la noche, iba caminando junto a su hermano bajo la luz de las estrellas. Sus padres les esperaban en casa, pero eso era lo de menos, sabían que estarían bien mientras estuvieran juntos.
La cena fue algo normal, la plática era amena, ya todas las calamidades habían pasado y no tenían por qué preocuparse.
Mob ya no tenía miedo de sus poderes, puede que aún no los controle del todo; pero mientras se mantuviera calmado nada pasaría.
Agradecía todo lo que le estaba pasando, nunca había tenido tan buena relación con su hermano, antes no tenían disputas, pero ahora era como si hubieran traspasado toda barrera que les impidiera hablar con total sinceridad, no había más secretos; no habían más complejos.
Ritsu se notaba más abierto; no tenía siempre esa sonrisa falsa y parecía disfrutar mucho de su compañía.
Ahora sus nuevos amigos eran parte de su día a día.
Teruki era muy agradable, pese a ser uno de los que hizo que se descontrolara en un principio ya no había rencores; era prácticamente su mejor amigo, salían de vez en cuando y hablaban cosas concernientes a sus gustos, tenían muchas cosas en común.
Su maestro había dejado de presionarlo tanto, entendió que Shigeo era un adolescente que deseaba encajar, pero a la vez ir a su ritmo; le admiraba con toda su alma, él le enseñó a ser una buena persona y le quería por eso.
No podía pedir nada más, su vida era perfecta en todos los sentidos; estaba rodeado de confianza y amor.
Algo que sin duda era un privilegio.
La escuela nunca fue su fuerte, pero aun así se esforzaba por mejorar, sus calificaciones no eran algo que fuera digno de presumir; pero no eran tan bajas.
Shigeo era un estudiante normal.
Se encontraba en la biblioteca intentando hacer su tarea, sabía de antemano que después de clases debía ir al trabajo, por lo que era mejor adelantar un poco las cosas.
Tomó el libro que más se adecuara al tema que buscaba, usaría el tiempo del almuerzo para acabar con eso pronto.
Una aclaración de garganta le hizo voltear a los estantes.
Su hermano le miraba con una sonrisa.
-¿Disfrutando del almuerzo? - no era una pregunta retórica, sólo le aseguraba que estaba preocupado.
-Solo hago unas investigaciones.
Ritsu negó acercándose a su asiento, tomó la silla más cercana y se posicionó a su lado.
- ¿No vas a ir con tus amigos? - No quería que perdiera todo su tiempo libre.
- Tú eres más importante- leyó su cuaderno asegurándose de qué era lo que buscaba.
Sólo unos cuantos problemas matemáticos y algunos conceptos básicos sobre el tema.
-Gracias.
No era tanto, pero con esa ayuda segura no tendría que preocuparse al llegar a casa.
Ritsu sólo prosiguió en silencio.
En realidad, era verdad sus palabras.
Nadie era más importante que su propio hermano.
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¿Por qué?
RandomLa vida de Shigeo kageyama era todo lo normal que la de un chico de catorce años podía ser. Siempre buscó pasar desapercibido pero últimamente no entendía el porqué la gente actuaba de esa manera tan extraña a su lado. Era raro, puede que Mod no sea...