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Yo soy Mark.

Yo jamás nací con una deficiencia, no soy retrasado, no soy demente, no soy deforme. Pero morí cruelmente.

Si tan solo no hubiera confiado en él.

No tenía la culpa en si, yo lo conocí desde que éramos niños, era imposible no confiar en él.

—Amigo mío, me iré un tiempo... me están forzando... solo ten en cuenta, ¡yo no soy un loco, te lo juro!—

Me juró mientras se llevaba sus maletas y caía bajo las rejas del manicomio, sin poder salir en mucho tiempo. Ambos íbamos a la escuela de pocos recursos juntos... no aprendíamos mucho, sabíamos hablar, leer, escribir un poco, contar. Pues lo que más hacíamos era trabajar . El patrón nos hacía hacer cosas simples de hecho, éramos sólo niños. Limpiábamos su casa, lavábamos algunas cosas... y en muy escasas ocasiones nos tocaba limpiar la sangre, las heces o los vómitos de los esclavos que él tenía. Era divertido ver como se hacían en si mismos mientras les golpeaban, el patrón nos decía:

—Si ven que esos negros no hacen nada, solo maten a sus niños. Cuando sean grandes, cómprense un negrito para que les hagan reír, esos animales son muy divertidos.—

Mi amigo Johnny siempre reía y tomaba su trabajo muy en serio. Yo en cambio, fingía disfrutarlo. Ver a esos esclavos llorar, era un poco triste. Ellos no eran como nosotros, pero tampoco parecían tan distintos, era raro de describir.

Aquel patrón nos pagaba bien, para ser niños, y ser tan productivos, era algo impresionante.



La ciudad había introducido unas fábricas y muchas máquinas de vapor. Todos los días veíamos a la locomotora sacando el humo negro mientras despertaba a todos con su fuerte ruido.

En la plaza ambos hacíamos trucos y contábamos chistes antes de ir a trabajar, casi no íbamos a la escuela.



Cuando él fue internado por razones que siempre desconocí, yo logré pagar una deuda y decidí seguir mi sueño de niño. Siempre practicaba mi agilidad y talento, el primer gran reto que hice fue caminar por la cuerda floja sin protección. Gané mucho dinero en mis presentaciones. Podía hacerlo cargando cosas, haciendo malabares , de puntas, una vez lo hice dando maromas.

Pasaron cerca de tres o cuatro años, yo ya había cumplido  unos veintitrés. Todas las mañanas tenía mi show. Un día, en la plaza, al terminar mi espectáculo solo y estaba en mi descanso comiendo en la banqueta. Alguien me dejó una moneda en mi frasco que seguía abierto.

—Increíble.—

Me dijo. Yo confundido alcé la cabeza para saber de quién se trataba, había algo familiar en su voz.

—Ha pasad0 un tiempo. Perdón.—

Me dijo con su sonrisa típica. Una alegría me recorrió entero y lo abracé.

—¿Cuándo saliste?—

—Oh, hace unos pocos días. Por fin te logro encontrar.—

Él era mi amigo... eso era lo peor de todo.


—Tengo una propuesta... hagamos un circo.—

Llegó un día a nuestra casa con muchos planos, yo acababa de regresar de la plaza.

—¿Circo?—

—Así es, todas  nuestras vidas hemos amado el arte de la actuación, del entretenimiento, de la diversión. Hay que brindarle esa misma alegria a los espectadores. Hay que reunir a los mejores acróbatas, payasos, ¡de todo! Haremos giras por todos lados. ¡Seremos increíblemente ricos!—

Su emoción, jamás la podré olvidar, se veía tan vivo, la idea nunca estuvo mal, yo acepté. Pero había algo que no me quedaba claro.

—¿Y el dinero?—

—Yo me encargo de eso.—

Me dijo con aquella sonrisa que por primera vez me dio un sentimiento extraño.


Un día llegó con bolsas grandes  llenas de dinero ...

—¿De dónde lo sacaste?—

Pregunté mientras inspeccionaba el contenido.

—Me lo regalaron~.—

Debí sospechar, pero aquel dinero me atraía más. Me sentí hechizado.


Estábamos en el proceso de crear nuestros circo, seguíamos buscando miembros. Hasta que poco a poco, la idea de Johnny comenzó a cambiar.

—Nuestro circo se llama Wonderland... debe tener la belleza y la magia, pero como en todo cuento de hadas, hay criaturas. ¿Y si tenemos un espectáculo de fenómenos?—

Había oído hablar de esos.

—Sería increíble, están de moda, en muchos lugares hay circos así. Tener uno aquí , pero distinto sería increíble. Ganaríamos mucha fama.—

Desde ahí, comencé a lentamente descubrir lo que tramaba... a quien él consideraba socio, también lo encadenó cruelmente al circo...

Yo, quien pensé que él era mi amigo... me engañó... él cambió drásticamente, algo en él se pudrió... algo en él nació... como si hubiera hecho un pacto con el demonio.

 『𝔗𝔥𝔢 𝔒𝔯𝔦𝔤𝔦𝔫』  TƆͶDonde viven las historias. Descúbrelo ahora