Verdades

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Veo que abren la puerta y Mary estaba igual que yo, con ojos rojos e hinchados e irreconocible.

-Por Favor....-ruego arrugando la mirada.

Me mira y luego abre la puerta completamente dejándome entrar.

-¿Gustas Early Grey o de lavanda? Será largo- dice entrando a la cocina.

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Tomo el Haza de la porcelana en la que Mary me había servido té, veía el humo dar piruetas y bailar encima del líquido; con una mano sostenía un pequeño plato blanco reluciente y la otra tenía la taza, era demasiado notorio que estaba nerviosa ya que la taza y la sustancia dentro se movían convulsionadamente.
Mary me miró con pena y por consiguiente dio un sorbo.

-Su padre era militar- dice finalmente Mary, me mira para comprobar si le prestaba atención; una vez hecho eso prosiguió- Pero no era el héroe de la nación o esas cosas- Niega agraciada- Era del que creía que el matar era una muestra de poder. Yo como era tan joven caí a sus comentarios quedando embarazada de Nick cuando tuvo que irse; Por supuesto que después de la guerra no volvió por nosotros.

Respira tratando de controlarse- Hace unos años llegó una carta, Erick, su padre, había fallecido. Cuando leía no sabía si reír o llorar, lo amé de verdad aunque el no. La carta la mandaba el abuelo de Nick, es dueño de la mayor parte de las fábricas de Asia, todo lo que venga de China viene de él. La carta no tenía como propósito anunciar el fallecimiento de su hijo, no; quería que le diera a Nick, como un heredero.
Me negué rotundamente, hasta que fue a Alaska, no tenía otra opción más que llevármelo. El odiaba a su padre, ya que a pesar de ser multimillonario jamás nos dio o envió dinero para nuestro sustento.- Me mira triste- Nick asumió que debería ir a convencerle de dejarle, pero ambos sabíamos que si hacía eso las probabilidades de que volviera eran...nulas.

Recobro el aliento- Alicia- pone una mano en rodilla- Te diré algo que sé de toda mi vida- dice esperanzada y llorando- Nick no puede mentir.. Todo lo que alguna vez ha salido de sus labios es real.. No ve la necesidad de encubrir sus verdades si es que no las cuenta.. Si alguna vez te ha mentido, ha sido una de un millón. No odies a mi hijo por ser demasiado directo, yo lo quiero aún así.¿Tú todavía lo quieres sabiendo lo que te acabo de contar?

La miro con miedo, trago con dificultad, cierro mis ojos fuertemente y susurro- ...si...

Sonríe aliviada.

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Camino el sendero que solía frecuentar para ir a la escuela, pero me sentía una muerta viviente. Llegué a la escuela y Cameron sólo me sonrió y me acompañó, sabía cuando no era bueno preguntar algo.
Entramos al laboratorio de Química y me senté en mi pupitre. Cameron siguió sin mi, se sentaba dos mesas detrás mía.
Miré al lugar de al lado, por un largo tiempo estaría vacío.

- Señorita Bennett- me llama la profesora- Me han comunicado que el joven Dickens estará ausente por un tiempo indefinido, por eso le pondré un nuevo compañero de laboratorio. Su compañero es Daniel Robinson.

Asiento y empiezo a sacar mis cosas de mi bolsa, hasta que mi compañero se sienta a mi lado. Era de mi misma estatura, pelo negro peinado hacia la izquierda con las puntas levemente alzadas, ojos plateados y piel pálida.

-Hola- digo tratando de soñar alegre- Alice Bennett, encantada.

-Igual- dice tímido. Hicimos el trabajo cómodamente, no trató nada conmigo. Creo que le daba miedo o era en serio demasiado tímido.
Tocaron la campana, se levantó rápidamente y se despidió con una sonrisa.

Era un chico bastante agradable.

-Alice- me llama Valery que venía con Cameron al lado- Vamos a la cafetería, vienes?

-Claro-contesto- sólo deja que deje mis cosas en mi casillero, vayan adelantándose si quieren.

-De acuerdo- contesta Cameron y ambas regresan por donde vinieron.

Camino por el pasillo y abro mi casillero, meto mi mochila y cruzo por el parque interno de la escuela, noté a Daniel sentando leyendo seriamente. Me acerqué a el a escondidas y lo asusté por detrás.

-AAAHHH- grita saltando lejos de mi-¡Alice no hagas eso!

Río - Lo siento, no me pude contener- digo- Que lees?- me siento junto a él.

-Haruki Murakami, Tokyo Blues- dice mostrando la portada.- ¿Lo conoces?

Asiento- A mi nov--a alguien que quiero mucho le gusta.

-Ya- dice- ¿Y tus amigas? Digo, no deberías estar con los "populares"?

Hago mueca de asco- Eww no, odio a la gente así, me ves como alguien de ellos?

-Siéndote honesto al principio si, pero en la clase casi no me dejaste hacer nada- dije agraciado.

-Ya sabes lo que dicen..

-Si quieres que las cosas salgan bien, hazlas por ti mismo- decimos al mismo tiempo, nos miramos y reímos a carcajadas.

Cambio de RolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora