Estando en Berlín - (Manuel Neuer)

CAPÍTULO 95

-Estoy segura de que tu hermana es capaz de controlarse, chiquilla- Dijo Dinah dándose la vuelta para mirarla y ella solo pasó una de sus manos por su panza, que al parecer le dolía.

-Si es capaz de controlarse para no tirársele a Derek encima cada vez que lo ve, seguro lo puede controlar todo- Espetó, y a no ser de que ya la conocía habría pensado que lo habría dicho de mala gana.

~

-¿A dónde vas, Lauren? Habla conmigo- Insistí mientras me esforzaba por seguir tras de ella su apresurada marcha rumbo al ascensor, pero antes de que pudiera agarrar su muñeca se cerró el ascensor.

Lauren se había indispuesto aún más cuando yo había insinuado tocar el tema de su extraña actitud y de su relación con Müller, así que decidí no insistir de nuevo prontamente. Sin embargo me dejaba muy inquieta el hecho de que mañana se iba a acabar el campeonato, al siguiente día nos iríamos y no sabía aún en qué condiciones había de terminar o sostenerse la relación de esos dos.

En la noche supe que debía ir a su cuarto e inevitablemente hablar con ella a como diera lugar; algo de mi instinto de hermana mayor me lo indicaba. Solo que probablemente a mí no me iba a hacer caso. Llamé a Derek para que convenciera a Müller de ayudarme simulando que era únicamente él quien llamaba a su puerta para que abriera y yo pudiera entrar, y este acepto.

Caminé junto a él por el pasillo hasta estar frente a la puerta de su cuarto.

-Gracias por ayudarme Thomas, te debo una.

-Se trata de Lauren. También me interesa y me importa, y  o me ha querido dar la cara desde la cena de aquella noche. Cualquier cosa que pase me gustaría que me lo informaran, por favor.

-Así será. Bueno...- moví la cabeza hacia la puerta indicando que era el momento de llamarla.

《Tok, Tok, Tok》.

-¿Quién es?- su voz al otro lado se escuchó bastante oscura.

-Lauren, abre. Solo quiero hablar contigo. Mañana es el partido y estar contigo aunque sea unos minutos me podría tranquilizar- Sugirió él pegando el oído a la puerta.

-Espera, ya voy- Él hizo señas con sus cejas y yo tomé su lugar mientras el se desplazaba hacia un lado.

-Taylor- Musitó Lauren al abrir la puerta y su semblante era el de alguien que había un espectro. Estaba como de una pieza. Lo que no hizo nada difícil irrumpir dentro de su cuarto empujándola adentro y cerrando la puerta para enfrentarla. Parecía desesperada.

Me quedé unos segundos observándola y supe que había estado llorando.

-Lauren, ¿qué sucede?- El tono de mi voz era muy directo y cortante.

-Taylor, no te lo puedo explicar ahora-. Volvió a musitar y varias lágrimas rodaron por sus mejillas. Ella las secó con el dorso de su mano.

Corrí hacia ella tan pronto vi aquel episodio.

-Lauren, dime qué sucede-. Sequé sus lágrimas y la abracé. -Por favor ten plena confianza en mí, tal vez te pueda ayudar.

-¡No Taylor, nadie me puede ayudar!- Gritó desconsolada. Yo sabía que Thomas estaba afuera escuchando.

-¡Lauren eso no puede ser cierto! ¡Tiene que haber una solución!- Exclamé. -Ya, cálmate por favor. Inhala, exhala. Vamos, sígueme la corriente. - Ella asintió y empezó a hacer lo que yo le decía.

Cuando ya estuvo más calmada proseguí. -Ahora Lauren, cierra los ojos y di lo que tengas que decir sin pensarlo.

Ella respiró profundamente, cerró los ojos, ladeó su cuerpo hacia la izquierda y metió su mano debajo de su trasero para sacar un calcetín. Acto seguido me lo entregó temblando.

Tomé el calcetín que efectivamente contenía algunas cosas y sin quitar mi mirada de ella vacié el contenido sobre mi regazo. Mi cabeza no asimilaba correctamente lo que mis ojos veían. Tomé esos cinco objetos entre mis manos y estas temblaron por unos segundos.

-¿Pero qué es esto?- solo pude formular con un hilo de voz.

Las miré una por una esta vez.

-Una, dos, tres, cuatro, cinco-. Tragué saliva como un trago amargo y empecé a sudar frío. -Son cinco, Lauren. Cinco pruebas de embarazo y todas dan positivo-. Logré decir y sentí que la presión me subía cada vez más a la cabeza.