Somos caóticamente inconformistas, somos afortunadamentr destructivas.
Todo pinta lento pero se sale de los bordes, quizá por nuestra manía de preferir las curvas que acaban en precipicio. Quizá por estar mojados y hambrientos y no volver a casa por las noches. Por estar de orgullo y de mierda hasta las orejas y aún así hacer como si nada.
Tengo obstáculos, pero quién quiere cinturón de seguridad cuando puede vivir en euforia sin tocar la cocaína, cuando puede apretar los pulmones y rascar el cielo a la vez, cuando puede querer de verdad sin confundir follar con hacer el amor.