Secuestrado

El secuestro

No sabía en qué momento su vida había cambiado por completo, dejo de lado todo su pasado, todos sus valores y todas las personas que alguna vez fueron importantes para él. Aquel chico que llegó a ser en algún tiempo se esfumó por completo, perdió todo y a todos  los que tenía.

Lo había perdido todo... ¿Que haría ahora? Con pesadez se levantó del frío suelo sintiendo como las gotas de lluvia caían en su cabeza. Sacó de su bolsillo un cigarro y lo prendió con un cerillo partido.

El humo del cigarrillo trajo el olor de tabaco y nicotina a sus fosas nasales, aquel olor a nostalgia que lo hacía recordar aquellos días felices para él.

Rió con tristeza y siguió fumando...

“Y pensar que todo inicio en un centro comercial”

Izuku Midoriya y sus amigos de la escuela habían ido a un centro comercial, salieron para distraerse de la presión escolar que tenían. Si bien él quería pasar un buen rato con sus compañeros, tenía un mal presentimiento, pero después de todo...

¿Qué peligros puede haber en una plaza?

Había terminado de ver lo que le interesaba y no tenía un lugar en específico para ir dentro de la plaza. Así que decidió sentarse en una banca a esperar que llegara la hora acordada para reunirse con sus amigos.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando sintió una mano rasposa acariciar su cuello y nuca. Con brusquedad volteo para ver el culpable de su incomodidad.

No lo podía creer, ¿Qué hacía él en un lugar como ese? Ver su cara por primera vez sin esas manos era aún más espeluznante, sus ojos reflejando su sed de venganza y su presencia indicando peligro en su máximo esplendor. Así es, se trataba de su némesis, de Shigaraki Tomura.

— Que coincidencia encontrarnos por aquí, ¿no lo crees? — Comenzó a hablar Tomura

— Se directo. ¿Qué es lo que quieres? ¿Vas a matarme?

— Oh no, no, no. ¿Acaso tienes tanta prisa? Lo único que quiero es tener una plática contigo

— ¿Y sobre que quieres tener la plática? ¿Quieres presumir cuántas personas has torturado o matado?

— Sería un gran tema de conversación, pero no, tengo varias preguntas para ti. ¿Sabes algo? Tú me das mucha curiosidad. Para mí los héroes son un asco, son solo hipócritas que buscan fama o reconocimiento de la sociedad, no arriesgan su vida por una persona cualquiera al menos que haya una cámara grabando, pero tú no opinas eso y estás tan apegado a tu pensamiento que nunca lo dejas de lado. Así que dime, ¿tú qué opinas de los héroes y del bastardo de Stain?

Izuku se quedó callado unos segundos pensando su respuesta, ¿qué sería lo más sensato? ¿Su respuesta podría enojar a Shigaraki?

— Bueno... No estás equivocado del todo. Muchos héroes han perseguido la fama, el dinero y el reconocimiento— Tomura al escuchar esto hizo una mueca, no era la respuesta que esperaba de él — Sin embargo, también estás equivocado. Hay héroes que realmente se preocupan por los civiles y no les gusta ser el foco de atención, si bien es verdad que hay muy pocos de estos héroes... Yo quisiera ser el que cambie eso, quiero salvar a todos sin importar que sean.

Shigaraki estaba sonriendo esa respuesta fue satisfactoria para él. Quería llegar a ver su lado agresivo así como las veces que lo atacaba, quería ver cómo dejaba sus pensamientos y sus sueños mediocres de lado, quería ver cómo odiaba a los que amaba, él quería corromper a Izuku Midoriya.

— Bien, entiendo tú punto aunque yo pienso muy diferente a ti, pero no me has dicho lo del bastardo de Stain, ¡dímelo Midoriya! ¡Dime por qué él se lleva toda mi atención! — Izuku podía sentir como Tomura ponía más fuerza en su agarre, lo estaba asfixiando...

— Sh-Shigaraki... Me estás asfixiando... ¡Shigaraki!

— ¿Huh? — Shigaraki volteó a ver a Izuku y pudo observar el terror en su mirada y su aura de presa desprender de él. Empezó a reír sin ningún motivo aparente y apretó aún más su agarre, le encantaba causar miedo en las personas, él quería que todos temieran y lo respetarán, deseaba que todos se arrodillarán y suplicaran piedad. No tenía por qué prestarle atención a ese bastardo que lo había rebajado y humillado, pronto él iba a gobernar esa basura de sociedad.

Estaba tan hundido en sus pensamientos que se tardó en percatarse que Izuku se había desmayado por la presión que había ejercido en su cuello. Lo miró fijamente y sonrió de lado, no desperdiciaría esta oportunidad.

Tiempo después, los demás chicos ya habían llegado al punto de reunión a la hora acordada y estaban a punto de partir

— Oigan, ¿Dónde está Izuku?