Capítulo 4.

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Era el día de la prueba de la U.A. para los que entrarían en recomendación.

Aunque Isamu fuera un año menor, tenía buenas calificaciones y buena Singularidad —con un manejo excelente si usaba unos guanteletes especiales—. Por todo eso y más, fue avanzado un año más.

Hanae aún era pequeña, así que le tocaba estudios de secundaria.

Los hermanos estaba casi listos; comieron solos, como siempre. Casi nunca tenían tiempo con su padre al ser el Héroe N° 2, pero ellos estaban acostumbrados —aunque si les dolía un poco.

—¡Ya me voy! —tomó sus cosas rápidamente, Hanae lo ignoró por la comida.

—Isamu —la profunda voz de su padre los sorprendió a ambos. Se suponía que salía temprano como todos los días.

—¡P-padre! —sonrió. Era su padre, quería que siempre estuviera con él— ¿Qué hace aquí? Debería estar trabajando.

El hombre se acercó callado hacia su hijo para tomarle de la cabeza. Admiró su cara de manera disimulada, poniendo nervioso al menor. Todoroki sonrió leve y besó su mejilla.

—Creces demasiado, y no me doy cuenta —lo abrazó, tomando a Isamu por sorpresa, pero aún así correspondió. Hanae miraba sin entender—... No te desearé buena suerte porque ya sé que eres un buen hijo, y que no lo necesitas. Eres excelente.

—G-gracias.

—En la U.A. conocerás a personas increíbles, con corazón bondadoso... Esos son de los mejores compañeros —a Isamu le pareció que su padre tenía una sonrisa nostálgica, pero no estaba muy seguro—. Lo entenderás cuando pase el tiempo.

—Gracias... por quedarte y apoyarme en un día tan importante como hoy —finalmente, se separaron y el chico abrió la puerta para irse—. ¡Buena suerte con su trabajo!

—¡¿Y yo?! —le gritó Hanae, sintiéndose sola.

—¡No es contigo! —y se fue.

Shoto se sentía verdaderamente feliz por ver a su hijo entrando a una nueva etapa, la que él más disfrutó de joven.

Sin embargo, por alguna razón, su expresión se volvió más densa y pesada, recostado la cabeza sobre la puerta.

—Ojalá no la conozcas...

—¿También me despedirás así cuando me toque? —la niña sacó otro tema sin pensarlo.

—Por supuesto —se volteó para que su hija no notara su humor—. Los amo a ambos.

Isamu ya había hecho la mayoría de las pruebas de manera excelente, sin fallar ninguna

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Isamu ya había hecho la mayoría de las pruebas de manera excelente, sin fallar ninguna.

No eran difíciles, la verdad. Lo que podía complicar era su contrincante, pero lo tenía bajo control. Ahora, le tocaba una carrera.

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