Segunda Parte

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Jiang Cheng—¡Cerrada! ¿¡Por qué no me sorprende!? ¿No esperaras que trepemos por la ventana abierta del segundo piso que supuestamente está embrujada?


Después de haber caminado por casi veinte minutos, habían llegado a la mansión. Y tal como dijeron los chicos que antes estuvieron aquí, la ventana estaba abierta. Golpearon el portón varias veces y al igual que los otros, no obtuvieron respuesta. Habiendo imaginado este escenario, procedieron con lo obvio: treparon el muro, a pesar de la mirada de desaprobación de Lan Zhan. Al final, incluso él trepó siguiendo a los cuatro.


Lo bueno era que, a diferencia del grupo anterior, hasta el momento, ellos no habían visto a ningún fantasma, ni oído ningún lamento. Por lo que su incursión a la propiedad marchaba sin contratiempos.


Hasta que se encontraron con la puerta de la casa perfectamente cerrada con un candado nuevo. Al parecer, obra de los adultos que vinieron a revisar con anterioridad.


Wei Ying.—No diré que no lo pensé Jiang Cheng. ¿Te ofreces de voluntario?—retó.


Jiang Cheng—Por supuesto. Después de ti por favor.—respondió mordaz.


Wei Ying—Eres aburrido Jiang Cheng.—Se apagó.—¡Pero no! ¡Yo por supuesto anticipé esto!—sonrió.


—Anticipamos.—intervino Huaisang.—Y al segundo sacó de su bolsa un curioso alambre.


—¡No podría lograrlo sin ti!—exclamó Wei Ying y tomó el objeto. Luego avanzó más cerca a la puerta.


—Wei Ying.— llamó Lan Zhan.


Wei Ying.—Curiosamente puedo saber lo que estás pensando Lan Zhan.—habló. Doblaba el alambre con entusiasmo.—Pero ya hemos llegado tan lejos. No romperé nada. Y cuando nos vayamos dejaré el candado cerrado. Tal y como estaba.—levantó la mirada y mostró el alambre, ahora con una nueva forma, sonriente.—¡Tada!


Lan Zhan no dijo nada más. Sólo suspiró y retrocedió un paso.


Wei Ying—¡Wen Ning, necesito luz por favor!.


El nombrado no perdió tiempo y apoyó con lo solicitado encendiendo la linterna de su celular. Tras un minuto de traqueteo entre el candado y 'la llave' de Wei Ying. Un sonoro 'click' se oyó.


Wei Ying se enderezó triunfante y empujó la puerta antes de colocarse a un costado.


Un tétrico chillido le siguió. La puerta se abrió mostrando más oscuridad en el interior.


—¡Adelante caballeros!—invitó Wei Ying.


Ahora todos encendieron la linterna de sus celulares.


Jiang Cheng.—Ni siquiera preguntaré  dónde aprendiste eso.—espetó y fue el primero en dar un paso hacia la casa.


Érase una vez... [Two Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora