Capítulo 25: Lisa.

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El sol comienza a caer en ese atardecer en Los Ángeles y la policía poco a poco va abandonando el apartamento donde residía el ex-detective Harvey Broker, hasta ahora, Puzzler.

—Tenga. Puede quedársela, detective —dice un oficial, regalándole una botella plástica con agua a Janet.

—Gracias, Nichols. Nos vemos —una vez se despide, va directa a su coche.

Al entrar, le entrega la botella al recién despertado detective Ramírez, quien no duda en agarrar el objeto plástico y tomarse un largo trago de esa refrescante agua.

—Despacio —sugiere ella, encendiendo el vehículo.

Aaron despega la botella de su boca— A ti no te cayó encima una puerta gracias a una explosión —bromea.

—Me tenías preocupada. No quería que hoy se fuera otro miembro de la policía.

—¿Qué quieres decir?

—El capitán Bullock murió —cuenta en frío—. Los médicos no pudieron hacer nada.

—Mierda —una expresión de sorpresa se forma en su rostro— No me lo creo.

—Y verte a ti en ese estado hace rato, me asustó tanto —posa su vista en él—. Creí que podría perderte a ti también —se acerca al hombre en el otro asiento.

—No, Jan —la detiene—. Prometimos no volver a esto.

Ella con una notable decepción en su rostro, se aparta y desvía la mirada al frente.

—Escucha, yo... —el repique de su celular lo desconcentra. Saca del bolsillo el aparato y contesta, activando el altavoz—. James, ¿qué pasó?

—Menos mal despertaste.

—Sí, hace poco. Ahora mismo estoy con Janet en su coche, saliendo del departamento de Broker. ¿Qué ha pasado?

—Alex escapó.

—No jodas.

—Y eso no es todo; encontré una cinta en la guantera del coche. Puzzler me explicó que vaya a un almacén abandonado en Arts District, downtown; solo o acompañado de alguien de confianza. Ahora mismo voy para allá.

—¿Estás loco?, ¿cómo vas a ir solo? Puede ser una trampa.

—Yo iré —interviene Janet—. Te acompañaré, James.

—Excelente, Harrison. En cuanto a ti, Aaron, necesito que vayas moviéndote para custodiar a Lisa. No me siento seguro con ella sola en casa y estos maniáticos sueltos.

—Dalo por hecho, amigo —corta a llamada—. Diablos, ¿y ahora?

—Haremos esto —Janet pone sus manos sobre el volante y pisa a fondo— Te dejaré en el departamento de policía, buscarás tu vehículo e irás a casa de Hamill; y yo iré a acompañarlo en ese dichoso almacén, ¿de acuerdo?

—La verdad, no se me ocurre nada mejor ahora —sonríe de lado.

-

—Cerrado —asegura Lisa al intentar abrir las ventanas de su hogar. Se dirige ahora hacia la puerta principal e intenta abrirla, sin poder lograrlo—. Perfecto, todo está cerrado. Estoy segura, por ahora.

Rodeada de silencio y soledad en ese espacio, ella solo camina con cierta inquietud hasta pararse frente a la ventana que da a la calle. Al asomarse por el cristal, nota que ya ha caído por completo la noche, y ni su padre ni su tío han llegado todavía.

—Papá; tío Aaron, ¿dónde están? —susurra, abrazándose a sí misma.

De repente, su celular comienza a vibrar en su bolsillo. Sin dudarlo, la chica lo saca esperando a que se trate de alguno de los dos familiares. No obstante, no es ningún contacto guardado; se trata de una llamada desconocida, cosa que ella no le da confianza, por lo que termina rechazando la llamada.

El Caso PuzzlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora