III

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Tras convencer a Reginald, me presentó con sus dos mascotas o mejor dicho "asistentes".

La niña y el chico de ayer estaban parados en la sala, esperando a Reginald.

Bajamos las escaleras para entrar a la sala de estar y fue cuando pude observarlos mejor.

La niña parecía ser de unos 13 años. Alta para su edad, pelirroja y lacia aunque se formaban algunos rizos al llegar a las puntas de su cabello, sus ojos ahora eran color verde cómo los de una persona normal, aunque el día de ayer podía jurar que eran de un color rojo escarlata.

Me miraba enojada, pues digamos que ayer le había dado a ella y a su compañero una paliza que no olvidaría, aún se notaba que le costaba respirar por la postura encorvada en la que se encontraba.

Sonreí burlona ante su infantil gesto y seguí mi camino junto a mi padre.

Pasé la vista al chico que estaba a su lado.

Era muy alto, se marcaban sus músculos de sus brazos bajo su camisa de vestir, su cabello era negro lacio medio/corto, color  negro cuál carbón, estaba algo despeinado y se notaban unos mechones ondulados formandose en las puntas de su cabello.

Los dos vestían de forma elegante pero había algo peculiar en ellos, pues a pesar de que no hacía frío ni había razón alguna, llevaban guantes de cuero negro puestos.

El y la niña eran muy parecidos así que era evidente que ellos dos eran hermanos, solo que había un detalle en los ojos del chico.

Sus ojos eran cafés oscuro pero en las pupilas parecía cubrirle una capa blanca y opaca.

Entonces me di cuenta que el chico era ciego...

--- Ethan y Maxime Black --- presentó Reginald a sus asistentes.

Recordaba la libreta de Hargrevees, ellos estaban en el índice de esa libreta...

--- La señorita.....--- dijo presentándome

- Cero. - dije fríamente sin dejar de mirar a los dos hermanos con superioridad y a su vez algo de intriga.

Reginald me miró extrañado por mi nombre, irónicamente el era quien me había llamado así o mejor dicho me llamaría así.

--- Bien, de ahora en adelante ella trabajará para mí al igual que   ustedes ---

Las caras de los hermanos demostraban más de lo que alguno pudo decir, Ethan solo asintió aunque muy tenue pudo notarse una sonrisa en sus labios.

Por otro lado todo el rostro de Máxime mostraba repulsión y desagrado al anuncio de Reginald.

--- Tengo que salir así que ustedes se quedarán cuidando mi casa --- dijo tomando au abrigo, dándonos la espalda.

--- Sí señor --- dijeron los hermanos Black al mismo tiempo, su acento de los dos era bastante marcado así que suponía que ellos venían de Europa y por las facciones de sus rostros me atrevía a decir que de Inglaterra.

Tras escuchar la puerta abrir y cerrar con seguro pasó un largo silencio hasta que decidí romper el hielo.

--- Vaya Vaya --- Me daba algo de curiosidad saber de ellos y cómo habían terminado con Hargrevees.

El diario de Cero.H Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora