Do not cry. . .

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Horacio se encontraba mimando a su pequeño bebé, abrazandolo contra su pecho tranquilo. Volkov tuvo que ir a comisaría a trabajar como cada semana, eso explicaba el por que estaba sólo con su pequeño niño la mayoría del tiempo. Estaba dando vueltas por la casa mientras mesaba al bebé entre sus brazos con una tierna sonrisa en sus labios tararean una dulce canción de cuna para su niño mientras mantenía sus ojos cerrados con tranquilidad al igual que los de su hijo que iba cayendo en un dulce sueño poco a poco gracias a las melodías de su padre.

El de cresta al ya pasar un rato noto como su bebé se había quedado dormido logrando su objetivo, con aún una tierna y triunfadora sonrisa en sus labios se encaminó hacía el cuarto del niño para dejarlo descansar en la cuna que este tenia, se quedó unos minutos apreciando a su pequeño, era simplemente adorable si bien no venía de sus genes lo quería igual, sus cabellos eran plateados como los de su esposo, tenia unas bonitas pestañas largas, sus mejillas con un tono carmín eran notables por su piel pálida, vestía un mameluco color verde pastel junto a un chupete de tonalidad azul casi blanco. Aún pensaba y se preguntaba en por que aquella mujer dejo al pobre ruso sólo con el niño, no es una experiencia bonita el no tener madre y él lo sabía al ya haberlo experimentado en su infancia, él no permitiría que alguien viviese lo mismo que tuvo que vivir él, y si formar parte de la familia del pequeño era aquella forma de impedirlo él no se quejaria y más si podía estar al lado de su comisario bombón. Soltó una ligera risa por el apodo dado, estiró su mano hacía los cabellos del bebé acariciando con suma delicadeza su pequeña cabeza.
Simplemente estaba feliz, de tener a una perla como él de hijo, le enseñaria a comerse los problemas, le enseñaria a como molestar a Conway, le enseñaria a como nunca dejar de brillar sin importar lo que los demás digan, que él era una valiosa y adorable perla que encontró en el fondo del mar junto a un cubo de hielo llamado Viktor. Le contaría el como se declaró a su padre y como este decía un largo discurso en modo de respuesta, le enseñaria sus pasos de baile. Le enseñará la mayor posibilidad de cosas que estuvieran a su alcance.

Un sonido proveniente de la puerta lo alarmó, no se hubiese asustado si no fuese por escuchar como la puerta principal era brutalmente forzada y derrumbada, por instinto tomo al pequeño bebé en sus brazos acercandolo lo más que pudo a su pecho protegiendolo, cerró con seguro la puerta, cogió su móvil que se encontraba a un lado posado en un mueble de madera oscura y se escondió en el armario del cuarto, escuchaba variedad de pasos por su casa, tenia miedo de que algo le pasase a su bebé y a él.

Al ya estar en el closet con las manos temblorosa marco el número de Volkov, un pitido, dos pitidos, tres pitidos, nada. . . Estaba desesperado escuchaba como intentaban tirar la puerta abajo y como su pequeño niño comenzaba a llorar.

- Shh, cariño, papi está aquí, no pasa nada. . . -
Dijo entre susurros intentando calmar los llantos de su niño, volvió a marcar el contacto anteriormente llamado con esperanzas de que respondiera, pero no hubo respuesta a su llamado. Ya con la desesperación a un nivel bastante elevado llamo a Conway, esperando con lágrimas en sus ojos a que por favor respondiera, suplicaba por que le entendiera, pero sus súplicas no sirvieron de nada. Los llantos de su pequeño aumentaban al ver a su padre llorar con miedo por sus vidas.

- No llores mi niño, todo va a salir bien papi te lo promete, papá vendrá. . . Papá vendrá y estaremos bien. . . -
Dijo entre sollozos el de cresta, abrazando a su pequeño aún más al escuchar como la puerta era derrumpada, se aferró a su pequeño bebé a su segundo foco de luz, escuchaba voces que no podía reconocer por el miedo, el terror que sentía. Escuchaba como lo buscaban, se hizo bolita junto a su bebé intentando escabullirse aún más en aquel armario, callando los llantos de su pequeño casi a murmullos.

- Shh mi cielo, no tengas miedo, papi está bien, papá vendrá pronto, no te preocup -
Sus palabras temblorosa por los incontrolables sollozos se vieron interrumpidos por las puertas del armario que fueron abiertas violentamente, chillo de terror aferradoce a su pequeño, a su gran y presiado tesoro, a su bebé, su luz. . . Pero sus fuerzas eran nulas por sus llantos, le arrebataron a su niño más no le hicieron nada al pequeño que se encontraba rojo del llanto descontrolable en el que se encontraba, aquellos hombres vestidos con ropas negras dejaron al niño en la cuna, llevándose a Horacio que gritaba por que lo soltaran, se movía descontroladamente intentando liberarse de aquellos fuertes agarres, gritaba por ayuda más nadie acudía, lo arrastraron por toda la casa hasta la salida donde los esperaba un vehículo 4x4, el de cresta no se cansaba de moverse descontroladamente no sabía que harían con él si le harían algo a su niño pero sabia que no sería nada bueno. . . No podía romper la promesa que le hizo a su pequeño, no podía abandonarlo, pero no tenía escape alguno, iba a dejar a su niño. . . Lo adentraron en el vehículo, y se fueron dejando la puerta de la casa abierta logrando oír los escalofriantes y agonizantes llantos del pequeño que había sido testigo de todo aquello. . . De como se llevaban a su padre, de como él pedía ayuda y lloraba por que lo soltacen, como ofrecía darles cualquier cantidad de dinero por que lo dejasen en paz a él y a su bebé, sin ser escuchado por nadie.
Sin pensar que dejaron a un pequeño bebé sin padre logrando que otra vez Volkov termine sólo con su pequeño que posiblemente en un futuro sea igualmente arrebatado de las manos del ruso como lo fue con Horacio.
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Asukarr

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𝐌𝐲 𝐁𝐚𝐛𝐲 | 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora